Escalofríos por ansiedad
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Las personas diagnosticadas con trastornos de ansiedad, como el trastorno de pánico, a menudo experimentan síntomas físicos incómodos, como sudoración, aceleración del ritmo cardíaco, temblores y sacudidas. Dada la gravedad de estos síntomas físicos, no es de extrañar que muchas personas con trastorno de pánico busquen atención médica de urgencia. Un estudio de 2016 informó de que había 1.247.000 visitas a urgencias relacionadas con la ansiedad al año.
Sin embargo, debido a la complejidad de la condición, la amplia gama de síntomas y la similitud con otras enfermedades, el trastorno de pánico a menudo se diagnostica erróneamente en las salas de emergencia. Conozca estos síntomas físicos comunes y las afecciones concurrentes asociadas al trastorno de pánico y la ansiedad.
Síntomas físicos de la ansiedad
“La mayoría de las personas experimentan realmente la ansiedad como un problema físico”, dijo Jason Conover, trabajador social del Hospital Utah Valley de Intermountain Healthcare. “A menudo no se reconoce porque los síntomas físicos son tan evidentes y bastante preocupantes que podrían pensar que están experimentando otra cosa – por ejemplo, un ataque al corazón”.
La ansiedad genera tensión en todo el cuerpo. Según Conover, el cerebro puede reaccionar a los pensamientos de miedo y recurrir a los músculos para que se preparen para un momento que no se va a producir. Algo así como si estuvieras a punto de tener un accidente o protegiendo tu cuerpo para recibir un puñetazo. La acción nunca ocurre, pero químicamente acabas de experimentarlo sólo por un pensamiento de miedo aleatorio que se ha colado.
Tratar la ansiedad es importante para mejorar la salud mental y también la física. La inflamación se acumula a causa del estrés, y la inflamación es una de las causas de numerosas enfermedades crónicas, como las afecciones cardíacas y gastrointestinales.
Respiración – Debido a la tensión, la respiración puede cambiar, dice Conover. La respiración puede volverse más corta, superficial o incluso aguantar la respiración demasiado tiempo. Los pulmones no exhalan completamente debido a la tensión. Las técnicas de relajación y respiración pueden ayudar.
Dolor y ansiedad
Los trastornos de ansiedad y pánico pueden producir una amplia gama de síntomas físicos angustiosos. Muchas personas no son conscientes de que sus síntomas están causados por la ansiedad, lo que puede agravar el problema, ya que muchas personas se preocupan de que sus síntomas estén causados por una enfermedad subyacente, lo que conduce a una mayor ansiedad. Este círculo vicioso puede romperse aprendiendo sobre la ansiedad y siendo capaz de reconocer los síntomas físicos. Estos son los 10 síntomas físicos más comunes de la ansiedad.
La fatiga es uno de los síntomas más comunes asociados a la ansiedad, el trastorno de pánico, el estrés crónico, la depresión y otros trastornos mentales. La ansiedad crónica deja al cuerpo y a la mente en un estado constante de tensión y alto estado de alerta. La mente está constantemente escudriñando el entorno externo e interno en busca de amenazas, lo que provoca malestar emocional y tensión física. Este estado de alerta constante conduce al agotamiento mental y físico, que a menudo persiste incluso después de un largo sueño.
La ansiedad es una respuesta natural al peligro y es necesaria para que el ser humano sobreviva. Los niveles elevados de ansiedad desencadenan cambios en el cuerpo que ayudan a prepararse para hacer frente a las amenazas y al peligro, lo que también se conoce como la respuesta de lucha o huida. Sin embargo, si usted vive con ansiedad crónica, su cuerpo y su mente a menudo son incapaces de diferenciar entre los peligros reales y los imaginarios, lo que significa que la respuesta de lucha o huida puede estar continuamente activa. Uno de los primeros cambios que se producen durante la respuesta de lucha o huida es un aumento del ritmo cardíaco.
Tensión muscular por ansiedad
Todo el mundo experimenta dolor en algún momento, pero para quienes padecen depresión o ansiedad, el dolor puede ser especialmente intenso y difícil de tratar. Las personas que sufren depresión, por ejemplo, tienden a experimentar un dolor más intenso y duradero que otras personas.
El solapamiento de la ansiedad, la depresión y el dolor es especialmente evidente en los síndromes de dolor crónico y a veces incapacitante como la fibromialgia, el síndrome del intestino irritable, el dolor lumbar, las cefaleas y el dolor nervioso. Los trastornos psiquiátricos no sólo contribuyen a la intensidad del dolor, sino también a un mayor riesgo de discapacidad.
Los investigadores pensaron en su día que la relación entre el dolor, la ansiedad y la depresión se debía principalmente a factores psicológicos y no biológicos. El dolor crónico es deprimente y, del mismo modo, la depresión mayor puede resultar físicamente dolorosa. Pero a medida que los investigadores han ido conociendo mejor el funcionamiento del cerebro y la interacción del sistema nervioso con otras partes del cuerpo, han descubierto que el dolor comparte algunos mecanismos biológicos con la ansiedad y la depresión.