Piel de cortisol
Los estadounidenses se encuentran entre las personas más estresadas del mundo, según una encuesta de Gallup de 2018. Si bien el estrés puede ser algo que sentimos emocionalmente, puede tener un impacto significativo en nuestra salud física. Además de la presión arterial alta, los dolores de cabeza y la fatiga, las erupciones cutáneas son síntomas comunes de estrés.
Las erupciones por estrés suelen aparecer en forma de protuberancias rojas elevadas llamadas urticaria. Pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, pero a menudo las erupciones por estrés aparecen en la cara, el cuello, el pecho o los brazos. Las ronchas pueden ser desde pequeños puntos hasta grandes ronchas y pueden formarse en racimos. Pueden provocar picor o una sensación de ardor u hormigueo.
Eje cerebro-piel
¿Sabías que el estrés puede provocar problemas en la piel, como picores o sarpullidos? En este artículo examino la relación entre el estrés y los problemas de la piel. También se describen las formas en que se pueden controlar cuando se producen al mismo tiempo.
El estrés es principalmente una respuesta física a situaciones o acontecimientos. Su causa es la liberación por parte del cuerpo de las hormonas de “lucha o huida”. Son sustancias químicas producidas por el cuerpo, como la adrenalina. Contribuyen a esta respuesta de lucha o huida.
Cuando estás estresado, tu cuerpo libera “hormonas del estrés”, como la adrenalina y el cortisol. Afectan a diferentes funciones, como el flujo de sangre a la piel. Un signo común de estrés es la irritación de la piel o una erupción. Hay otros problemas cutáneos relacionados con el estrés a los que hay que prestar atención.
El estrés continuado también puede debilitar el sistema inmunitario. Esto te hace más vulnerable a las infecciones y a las enfermedades de la piel como el vitíligo (pérdida de color de la piel) y la urticaria. Estas son enfermedades autoinmunes. Esto significa que tu cuerpo cree que está luchando contra una infección y produce sustancias químicas que atacan a las células normales.
Esta es tu piel en el estrés
Los síntomas de una vida llena de estrés suelen manifestarse en nuestra piel y nuestro cabello. Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo puede tener un aumento de la hormona cortisol. Esto, a su vez, puede aumentar la inflamación en el cuerpo y un brote de muchas condiciones.
La urticaria es un bulto rojo y elevado en la cara, el cuello, los brazos y el pecho, y su tamaño varía desde pequeñas protuberancias hasta grandes ronchas. La urticaria severa se convierte en racimos que pican y arden. La causa más común de la urticaria es una reacción alérgica, pero también puede ser una reacción al estrés. Las temperaturas cálidas y las bebidas con cafeína o alcohol pueden agravar la urticaria.
El tratamiento es similar al de las erupciones cutáneas y los eczemas. Los antihistamínicos y las cremas y pomadas medicinales suelen ayudar a que desaparezca en pocos días. Si la afección no desaparece en ese plazo, consulta a un médico. Muchas enfermedades de la piel pueden diagnosticarse y tratarse mediante una visita virtual o en línea. No dude en consultar a un médico si:
Urticaria por estrés
¿Estás estresado? Tu piel puede demostrarlo. Los estudios demuestran que tanto el estrés agudo como el crónico pueden ejercer efectos negativos sobre el bienestar general de la piel, así como exacerbar una serie de afecciones cutáneas, como la psoriasis, el eczema, el acné y la caída del cabello.
Pero no se trata sólo de un camino de ida. Las investigaciones también han demostrado que la piel y los folículos pilosos contienen complejos mecanismos para producir sus propias señales que inducen al estrés, que pueden viajar al cerebro y perpetuar la respuesta al estrés.
Es posible que ya hayas experimentado la conexión entre el cerebro y la piel. ¿Alguna vez te has puesto tan nervioso que has empezado a sonrojarte o a sudar? Si es así, has experimentado una respuesta de estrés aguda y temporal. Pero la ciencia sugiere que la exposición repetida a factores de estrés psicológicos o ambientales puede tener efectos duraderos en la piel que van mucho más allá del rubor, e incluso podrían afectar negativamente a su bienestar general.
El eje cerebro-piel es una vía interconectada y bidireccional que puede trasladar el estrés psicológico del cerebro a la piel y viceversa. El estrés activa el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), un trío de glándulas que desempeñan un papel clave en la respuesta del organismo al estrés. Esto puede provocar la producción de factores proinflamatorios locales, como el cortisol y las hormonas clave en la respuesta al estrés de lucha o huida, llamadas catecolaminas, que pueden dirigir las células inmunitarias del torrente sanguíneo a la piel o estimular las células cutáneas proinflamatorias. Los mastocitos son un tipo de célula cutánea proinflamatoria clave en el eje cerebro-piel; responden a la hormona cortisol a través de la señalización de los receptores, y contribuyen directamente a una serie de afecciones cutáneas, incluido el picor.