Ventajas del estrés
Los factores de estrés de bajo nivel estimulan la producción de unas sustancias químicas cerebrales denominadas neurotrofinas y refuerzan las conexiones entre las neuronas del cerebro. De hecho, éste puede ser el principal mecanismo por el que el ejercicio (un factor de estrés físico) ayuda a aumentar la productividad y la concentración, afirma el Dr. Shelton. Los factores de estrés psicológico a corto plazo, añade, también pueden tener un efecto similar. Además, los estudios en animales han sugerido que la respuesta del cuerpo al estrés puede aumentar temporalmente los resultados de la memoria y el aprendizaje.
“Cuando el cuerpo responde al estrés, se prepara para la posibilidad de una lesión o infección”, dice el Dr. Shelton. “Una de las formas en que lo hace es produciendo interleucinas adicionales -sustancias químicas que ayudan a regular el sistema inmunitario-, proporcionando al menos un impulso defensivo temporal”. La investigación en animales también apoya esta idea: Un estudio de Stanford de 2012 descubrió que someter a las ratas de laboratorio a un estrés leve producía una “movilización masiva” de varios tipos de células inmunitarias en su torrente sanguíneo.
Aprender a lidiar con situaciones estresantes puede hacer que las futuras sean más fáciles de manejar, según un amplio conjunto de investigaciones sobre la ciencia de la resiliencia. Es la idea en la que se basa el entrenamiento de los SEAL de la Marina, dice el Dr. Shelton, aunque también se pueden beneficiar de experiencias menos extremas. “La exposición repetida a eventos estresantes les da [a los SEAL] la oportunidad de desarrollar un sentido de control tanto físico como psicológico, de modo que cuando están en combate real no se desconectan”, dice.
Qué causa el estrés
Al igual que muchos socorristas, Nicholas Groom está acostumbrado al estrés en el trabajo. Habla rápido, con una urgencia que parece propia de un paramédico. “Somos un grupo un poco raro porque nos metemos voluntariamente en situaciones de las que otras personas huyen”, dice Groom, de 29 años, administrador del Colegio de Paramédicos que vive en Oxfordshire, Inglaterra. “Hasta cierto punto te tiene que gustar el estrés y la presión”.
Por un lado, el estrés puede ser útil. “Me parece que cuando se atiende un incidente grave, tener algo de estrés me ayuda a tomar decisiones, porque ayuda a mantener la concentración en la situación”, dice Groom. “Tenerte ‘en vilo’ un poco ayuda a seguir siendo consciente de las circunstancias cambiantes que te rodean”.
Por otro lado, el trabajo puede estar muy presionado. “Demasiado estrés provoca lo que llamamos sobrecarga cognitiva y luego perjudica tu capacidad de tomar decisiones porque has perdido esa conciencia de la situación”, añade.En los estados de excitación, los recursos del cuerpo se reasignan a los más útiles para una emergencia, lo que se traduce en un estado de alerta mental y una mayor tensión muscular (Crédito: Getty Images)Groom no es el único en su complicada relación con el estrés. Muchas personas trabajan mejor bajo presión o suponen que los demás lo hacen. Pero, ¿puede el estrés realmente ayudar a hacerlo mejor y, si es así, cuánta es la cantidad adecuada?
Creencias sobre el estrés
Tenemos una perspectiva diferente. Creemos que perseguir una vida “sin estrés” a menudo provoca más estrés en el futuro: los problemas se agravan y, al no afrontar nuestros retos más intensos, nunca los superamos. Piensa en un momento en el que hayas experimentado un crecimiento personal o profesional sustancial, o en un momento en el que hayas alcanzado tu máximo nivel, como terminar una carrera, crear un negocio o criar a un hijo. ¿Qué fue lo que le motivó e impulsó a crecer, aprender y mejorar durante esos momentos? Estamos dispuestos a apostar que esos momentos implicaron invariablemente algo de estrés o lucha.
El estrés tiene muchos atributos maravillosos. Nos recuerda que nos importa; nos conecta directamente con los aspectos más desafiantes e importantes de nuestras vidas. No estamos sugiriendo que el estrés sostenido no pase factura, sino que también puede aportar beneficios inesperados, en forma de crecimiento personal. Combinando nuestros años de experiencia dirigiendo seminarios de liderazgo y enseñando meditación y artes marciales (Tom) y explorando la investigación empírica en el área de la psicología (Alia) hemos descubierto que los individuos que adoptan una mentalidad de “el estrés es potenciador” en sus vidas muestran un mayor rendimiento laboral y menos síntomas negativos de salud que aquellos que adoptan una óptica de “el estrés es debilitador”. Basándonos en nuestro trabajo e investigación con ejecutivos, estudiantes, SEALs de la Armada y atletas profesionales, hemos ideado un enfoque de tres pasos para responder a la presión que creemos que puede ayudarte a aprovechar el poder creativo del estrés al tiempo que minimiza sus efectos nocivos.
Es el estrés y la emoción
Las palmas de las manos sudorosas durante una entrevista de trabajo. Latidos acelerados del corazón antes de pasar por el altar. Dolores de estómago antes de un examen final. Muchos de nosotros hemos experimentado una respuesta clásica al estrés en circunstancias nuevas, inusuales o de gran presión.
Para replantear su comprensión del estrés, los estudiantes completaron un ejercicio de lectura y escritura estandarizado que les enseñó que sus respuestas al estrés tenían una función en contextos de rendimiento que se aplicaban directamente a ellos, como la realización de exámenes.
El pensamiento convencional sugiere que el estrés es intrínsecamente malo y debe evitarse siempre. Sin embargo, esto puede ser a veces erróneo, porque el estrés es una característica normal e incluso definitoria de la vida moderna. Por ejemplo, un estudiante que se prepara para su primera entrevista de trabajo puede percibir su corazón acelerado y las palmas de las manos sudorosas como señales de que está nervioso y a punto de “explotar” cuando, en realidad, la respuesta al estrés está ayudando a llevar oxígeno al cerebro y a liberar hormonas que movilizan energía.
A lo largo de la vida, las personas deben adquirir una amplia y variada gama de complicadas habilidades sociales e intelectuales, y luego aplicarlas para prosperar. Este proceso es inherentemente estresante, pero también es esencial para ser un miembro productivo de la sociedad. Además, si las personas simplemente se desvinculan de los factores de estrés a los que se enfrentan, podrían estar en grave desventaja. Así que, para que las personas prosperen en la vida moderna y superen las amenazas a la supervivencia personal y global, deben encontrar la manera de aceptar y superar las exigencias estresantes.