Sistema nervioso desregulado
La temporada electoral ha estado llena de vitriolo y de enfrentamientos. Todos los días nos inundaban los comentarios de los medios de comunicación, las afirmaciones alarmistas y los titulares catastrofistas. El miedo parecía estar en todas partes. Pasaste un año preocupado por el país y la calidad de su liderazgo. Y ahora ha terminado, y todavía está tan ansioso que cualquier discusión sobre política hace que su mente se acelere, le duela la cabeza y se le revuelva el estómago… ¿Qué está pasando? Su cuerpo le está diciendo que su sistema nervioso autónomo (SNA) está en alerta máxima y muestra signos de desregulación.
Medicación para el sistema nervioso simpático hiperactivo
A veces el estrés está causado por algo psicológico, como la preocupación constante por la pérdida de un trabajo o un problema familiar. Otras veces la causa de los sentimientos de ansiedad puede ser ambiental, como una fecha límite importante que se aproxima o el intento de llegar al trabajo durante una hora punta muy concurrida.
Independientemente de la causa del estrés, los niveles elevados de ansiedad hacen que el cuerpo humano reaccione liberando hormonas del estrés que dan lugar a cambios fisiológicos que incluyen el palpitar del corazón, la aceleración de la respiración, la tensión de los músculos y la sudoración. Todas las reacciones combinadas del cuerpo ante el estrés se conocen como la respuesta de lucha o huida.
La respuesta de lucha o huida fue concebida como un mecanismo de supervivencia que permitía a los mamíferos, incluidos los humanos, reaccionar rápidamente ante una situación que pusiera en peligro su vida. Por desgracia, hoy en día el cuerpo humano tiene la misma respuesta ante factores de estrés que no suponen una amenaza para la vida y que provocan altos niveles de ansiedad.
Las investigaciones han demostrado que los efectos a largo plazo del estrés crónico afectan a la salud psicológica y física de una persona. Según un artículo de Harvard Health Publishing, “la activación repetida de la respuesta al estrés pasa factura al organismo. Las investigaciones sugieren que el estrés crónico contribuye a la presión arterial alta, promueve la formación de depósitos que obstruyen las arterias y provoca cambios cerebrales que pueden contribuir a la ansiedad, la depresión y la adicción.”
Síntomas del sistema nervioso simpático hiperactivo
Aquí es exactamente donde los artículos que componen el tema de investigación de Frontiers: “Desregulación del control cardíaco autónomo por el estrés traumático y la ansiedad” encajan en la práctica clínica y la investigación. Los datos de las investigaciones de las dos últimas décadas demuestran que la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC) está disminuida en los trastornos relacionados con la ansiedad y el estrés, incluido el TEPT, y la disminución de la VFC indica una alteración de la función autonómica normal y una hiperactivación simpática alostática. Además, hay una investigación floreciente y muy reciente que demuestra que la biorretroalimentación de la VFC -el entrenamiento de la respiración de frecuencia resonante, la concentración atencional y el estado emocional positivo- reduce los síntomas de la ansiedad, el estrés y el TEPT mediante la normalización de la función autonómica. La biorretroalimentación de la VFC (HRVB) permite la autorregulación del estado autonómico periférico mediante la retroalimentación a los circuitos del sistema nervioso central que controlan la actividad emocional, cognitiva y sensomotora. El estudio de la VFC y los efectos de la biorretroalimentación de la VFC proporcionan información importante sobre los mecanismos de la excitación autonómica en estados normales, de adaptación satisfactoria y patológicos, como el TEPT y la ansiedad.
Cómo la ansiedad excesiva puede desencadenar una respuesta muy mala del sistema nervioso autónomo
IntroducciónLos trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de trastornos del neurodesarrollo que se caracterizan por una tríada de rasgos: deficiencias en la comunicación, déficits en las interacciones sociales y presencia de conductas, intereses o actividades restrictivas, repetitivas y estereotipadas. Además de las dificultades en estos tres ámbitos fundamentales, los TEA también se asocian a diversas comorbilidades, como los trastornos psiquiátricos. Entre ellos, la ansiedad es una de las preocupaciones clínicas más acuciantes debido a su impacto negativo en el bienestar físico y emocional [1], [2], la alta prevalencia en esta población [3] y su relación bidireccional con los déficits centrales de los TEA. Los problemas de ansiedad en el TEA están presentes en todos los niveles de funcionamiento [4] y persisten a lo largo de la vida [4].
Debido a la estrecha relación entre el TEA y la ansiedad, la evaluación de los síntomas de ansiedad en los niños con TEA es una tarea difícil. Dicha evaluación se basa en los autoinformes o en la observación del comportamiento manifiesto. Los autoinformes no suelen ser fiables en el TEA debido a los déficits de comunicación y a las dificultades de conciencia emocional e introspección [10]. Los síntomas conductuales de la ansiedad también son difíciles de reconocer en el TEA debido a la superposición de síntomas entre ambas condiciones, así como a la naturaleza idiosincrásica o atípica de los síntomas de ansiedad en esta población [10]. Estas dificultades hacen necesario el desarrollo de un marcador fisiológico que pueda documentar de forma fiable la ansiedad en el TEA.