Cosas para reducir el estrés
Seguro que has oído que el triptófano del pavo es el culpable de ese coma alimenticio en Acción de Gracias. Este aminoácido ayuda a producir serotonina, “la sustancia química que regula el hambre y la sensación de felicidad y bienestar”, dice Mangieri. Por sí solo, el triptófano puede tener un efecto calmante. En un estudio de 2006 publicado en la revista Journal of Psychiatry Neuroscience, hombres y mujeres que eran conflictivos (según los tests de personalidad) tomaron suplementos de triptófano o un placebo durante 15 días. Los que tomaron triptófano fueron percibidos como más agradables por sus compañeros de estudio al final de las dos semanas en comparación con los que no lo tomaron. Otros alimentos ricos en triptófano son los frutos secos, las semillas, el tofu, el pescado, las lentejas, la avena, las judías y los huevos.
Si ya eres un amante de los carbohidratos, es probable que nada se interponga entre tú y un donut cuando el estrés te golpea. Primera regla de oro: No niegues por completo el antojo. Según una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts, los carbohidratos pueden ayudar al cerebro a producir serotonina, la misma sustancia química cerebral que regulan ciertos antidepresivos. Pero en lugar de recurrir a esa garra de oso azucarada, opta por los carbohidratos complejos. “El estrés puede hacer que suba el azúcar en la sangre, dice Mangieri, “así que un carbohidrato complejo como la avena no contribuirá a su ya potencial pico de glucosa en la sangre”.
Alimentos que reducen el cortisol
¿Demasiado apurado o estresado para comer bien? ¡Piénsalo otra vez! Una buena alimentación es una importante herramienta de gestión del estrés. Cuando nuestro cuerpo está mal alimentado, el estrés se cobra un peaje aún mayor en nuestra salud. La nutrición y el estrés están interrelacionados. Aquí tienes algunos consejos para comer bien y conseguir el éxito académico:
Recuerda… La forma de afrontar el estrés es una elección. Con demasiada frecuencia, la gente recurre a los cigarrillos, los dulces, la televisión, el café y/o el alcohol para “controlar” el estrés. En su lugar, controla el estrés adoptando un estilo de vida saludable que incluya comer bien, hacer ejercicio, dormir adecuadamente y disfrutar de tu tiempo libre.
Alivio instantáneo del estrés
Los artículos de Verywell Mind son revisados por médicos certificados y profesionales de la salud mental. Los revisores médicos confirman que el contenido es exhaustivo y preciso, y que refleja las últimas investigaciones basadas en la evidencia. El contenido se revisa antes de su publicación y en caso de actualizaciones sustanciales. Más información.
Cuando estamos ocupados y estresados, tendemos a tomar malas decisiones nutricionales que pueden aumentar nuestros niveles de estrés y causar otros problemas. Puede que lo hagamos porque tenemos prisa y es más fácil coger comida envasada que puede ser menos saludable, o puede que lo hagamos porque nos apetece comida menos saludable cuando estamos estresados. Puede que estemos tan ocupados que nos olvidemos de comer o que nos saltemos las comidas, llenándolas con alimentos poco saludables para picar.
Sea cual sea el motivo, cuando llevamos una dieta poco saludable, podemos sufrir consecuencias a corto y largo plazo. Podemos sentirnos con menos energía, y esta falta de energía puede afectar a nuestra productividad y niveles de estrés. Podemos ser menos capaces de combatir las enfermedades, y esta mala salud puede afectar a nuestra calidad de vida y a nuestros niveles de estrés. Puede que estemos de mal humor o excesivamente emocionales, y esto puede afectar a nuestras relaciones y a nuestros niveles de estrés. Si has notado un patrón, es porque la nutrición puede afectar a los niveles de estrés de muchas maneras.
Dieta contra el estrés
El estrés es un problema común en la mayoría de las sociedades. Hay tres tipos principales de estrés que pueden darse en nuestra vida cotidiana: agudo (un acontecimiento breve, como una discusión acalorada o un atasco), episódico agudo (acontecimientos agudos frecuentes, como los plazos de entrega en el trabajo) y crónico (acontecimientos persistentes, como el desempleo por la pérdida de un trabajo, el abuso físico o mental, el abuso de sustancias o los conflictos familiares). Muchos de nosotros podemos experimentar una combinación de estos tres tipos.
Nuestro cuerpo reacciona a todos los tipos de estrés a través del mismo mecanismo, que se produce independientemente de si el estrés surge de un acontecimiento real o percibido. Tanto los estresores agudos como los crónicos provocan la respuesta de “lucha o huida”. Se liberan hormonas que instigan varias acciones en cuestión de segundos: bombeo rápido de sangre y oxígeno a nuestras células, aceleración del ritmo cardíaco y aumento de la alerta mental. En la prehistoria, esta respuesta rápida era necesaria para escapar rápidamente de una situación de peligro o luchar contra un depredador. Sin embargo, todo tipo de estrés puede desencadenar esta respuesta, como se describe con más detalle a continuación: