Sentirse ansioso sin razón
Aunque es normal ponerse nervioso ante un acontecimiento importante o un cambio en la vida, unos 40 millones de estadounidenses padecen un trastorno de ansiedad, que es algo más que una preocupación o un miedo ocasional. Los trastornos de ansiedad pueden ir desde el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), que consiste en una preocupación intensa que no se puede controlar, hasta el trastorno de pánico, que consiste en episodios repentinos de miedo, junto con palpitaciones del corazón, temblores, sacudidas o sudoración.
Para quienes padecen un trastorno de ansiedad, es importante buscar estrategias que ayuden a controlar o reducir la ansiedad a largo plazo, como la terapia conversacional o la medicación. Pero todo el mundo puede beneficiarse de otras formas de reducir el estrés y la ansiedad con cambios en el estilo de vida, como llevar una dieta equilibrada, limitar el alcohol y la cafeína y dedicar tiempo a uno mismo.
La ansiedad es un estado mental orientado al futuro. Así que, en lugar de preocuparse por lo que va a pasar, “vuelve al presente”, dice la doctora Tamar Chansky, psicóloga y autora de Libérate de la ansiedad. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué está pasando ahora mismo? ¿Estoy a salvo? ¿Hay algo que deba hacer ahora mismo? Si no es así, concierta una “cita” para volver a ver tus preocupaciones más tarde en el día, para que esos escenarios lejanos no te desvíen del camino, dice.
Cómo dejar de lado la ansiedad
La actual crisis sanitaria supone un cambio total en nuestra vida cotidiana. Muchas personas se ven obligadas a trabajar o a quedarse en casa, lo que limita las interacciones sociales. La naturaleza contagiosa de la enfermedad y su impacto generalizado añaden dimensiones más profundas de estrés y ansiedad, ya que nos preocupamos por nuestra familia, parientes y amigos. Sin embargo, hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar a disminuir nuestra ansiedad e incorporarlas a nuestra vida diaria para fortalecer nuestro bienestar físico y mental. Kyrah Altman, directora general, presidenta y cofundadora de LEAD (Let’s Empower, Advocate, and Do), líder en educación sobre salud mental, compartió los siguientes consejos en relación con la reducción de la ansiedad y el mantenimiento de un estado mental saludable:
La ansiedad de la regla 3-3-3
La ansiedad suele describirse como una preocupación sostenida y excesiva que una persona no puede controlar, y está relacionada muchas veces con la anticipación de una amenaza futura, como el COVD-19 o un acontecimiento traumático. A veces, la ansiedad puede tener un efecto grande y negativo en nuestra vida diaria, el trabajo, las relaciones y la felicidad en general. La ansiedad también puede manifestarse como una respuesta de estrés irritable, preocupada, inquieta y debilitante que puede durar desde minutos hasta días. Casi todo el mundo ha sufrido ansiedad en torno a una situación estresante.
Una persona con ansiedad puede buscar el apoyo de un terapeuta, un médico, un familiar, un amigo, una persona de apoyo de la comunidad, un recurso de la línea de crisis o un centro de crisis. Dependiendo de la gravedad de su ansiedad, se puede dirigir un plan de terapia conductual, medicación contra la ansiedad y/o mecanismos de afrontamiento para su situación personal.
El reconocimiento de la ansiedad es un factor clave para afrontar la preocupación excesiva y avanzar en la vida. Si tiene alguno de los síntomas anteriores o tiene dificultades para controlar la preocupación en su vida, pregúntese si podría ser ansiedad lo que está experimentando. Es importante compartir cualquier preocupación excesiva con su proveedor de atención médica para que podamos ayudarle a identificar formas de abordar su ansiedad y superar el debilitamiento de la preocupación excesiva.
Cómo calmar el ataque de ansiedad
1. Respira. La mayoría de las personas retienen la respiración cuando se ponen demasiado ansiosas, lo que sólo hace que se pongan más nerviosas porque sienten que se están asfixiando también. Así que recuerda respirar. Puede que sea el truco más viejo del libro, pero funciona.
3. No conduzcas. Si estás conduciendo y sientes que te viene un ataque, sal de la carretera inmediatamente. Cuando era niño, solíamos dar paseos relajados en coche los domingos. Hoy en día, la mayoría de los trayectos son cualquier cosa menos relajantes, así que mantente fuera del coche hasta que vuelvas a sentirte bien. Y si hay una emergencia real, que conduzca otra persona.
4. Lleva tus medicamentos (contigo). Si tomas medicamentos contra la ansiedad, no olvides tenerlos a mano, para saber que están disponibles si los necesitas. Llevar un frasco con unas cuantas pastillas en la guantera puede ser un recordatorio subconsciente de que las cosas están bien, y tal vez haga que tu viaje sea un poco más fácil.
5. Haga ejercicio. A veces lo mejor que puedes hacer es ponerte las zapatillas y salir a caminar o a correr. El movimiento de todo el cuerpo hará más por relajarte que el levantamiento de pesas, pero haga lo que haga falta para liberar esa energía nerviosa, hazlo.