Ataque de pánico vs. ataque de ansiedad
Los ataques de ansiedad son un signo alarmante de dificultades mentales y emocionales. Interfieren en el funcionamiento normal de numerosas maneras y, con el tiempo, pueden tener un gran impacto en la salud física y emocional de una persona. Ciertos acontecimientos, circunstancias, personas o recuerdos pueden actuar como desencadenantes de estos ataques, dándoles un elemento predecible que no los hace menos inoportunos. A menudo, los ataques de ansiedad son un síntoma de un trastorno de salud mental oculto, y sólo con una atención residencial personalizada e integral se pueden superar esos trastornos y los ataques de ansiedad que provocan.
Los ataques de ansiedad son similares a los ataques de pánico, en el sentido de que también producen síntomas físicos y psicológicos que pueden distraer y debilitar. No son tan abrumadores como los ataques de pánico y tienden a desarrollarse más lentamente con el tiempo, y sólo en respuesta a circunstancias o eventos que la persona percibe como estresantes.
Mientras que el pánico produce síntomas más incapacitantes y aterradores, la ansiedad elevada que conduce a un ataque de ansiedad es desagradable e incómoda e inhibe el funcionamiento normal. Es una fuente de sufrimiento real, y quienes experimentan ataques de ansiedad suelen desarrollar conductas de evitación u otros mecanismos de afrontamiento diseñados para protegerse de la posibilidad de otro ataque.
Llanto por ataque de pánico
Sin tratamiento, los ataques de pánico frecuentes y prolongados pueden ser gravemente incapacitantes. La persona puede optar por evitar una amplia gama de situaciones (como salir de casa o estar sola) por miedo a experimentar un ataque. Algunas personas pueden desarrollar trastornos de pánico Para muchas personas, las sensaciones de pánico se producen sólo ocasionalmente durante períodos de estrés o enfermedad. Se dice que una persona que experimenta ataques de pánico recurrentes padece un trastorno de pánico, que es un tipo de trastorno de ansiedad. Por lo general, tienen ataques de pánico recurrentes e inesperados y temores persistentes de que se repitan los ataques. Síntomas Los síntomas de un ataque de pánico pueden incluir: La respuesta de “huida o lucha” Cuando el cuerpo se enfrenta a un peligro inmediato, el cerebro ordena al sistema nervioso autónomo que active la respuesta de “huida o lucha”. El cuerpo se inunda de una serie de sustancias químicas, incluida la adrenalina, que desencadenan cambios fisiológicos. Por ejemplo, el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran y la sangre se desplaza a los músculos para prepararse para el combate físico o la huida.
Ataque de pánico silencioso
En un mundo cada vez más concienciado con la salud mental, no es de extrañar que la ansiedad sea uno de los principales diagnósticos. Aunque es perfectamente normal tener algo de ansiedad de forma fugaz, no es normal que cause estragos en la vida cotidiana. Lo que desencadena la ansiedad de una persona puede ni siquiera aparecer en el radar de otra, por lo que es importante aprender y hacer un balance de lo que puede o no provocar su ansiedad.
Encabezando la lista, la cafeína puede hacer muchas cosas, entre ellas inducir la ansiedad. Puede ser estupenda en pequeñas dosis, aunque los niveles de tolerancia varían de una persona a otra. En algunas personas, el exceso de cafeína puede ser un desencadenante que empeore la ansiedad existente. Afortunadamente, también es un desencadenante más fácil de controlar. Por ejemplo, algunas personas pueden ver mejorada su ansiedad simplemente reduciendo de tres a dos tazas de café.
Esto suele sorprender a la gente. Un entorno doméstico desordenado no siempre provoca estrés o ansiedad en las personas, pero en un individuo con ansiedad, puede suponer una gran diferencia. Si tiene problemas de ansiedad, considere la posibilidad de evaluar su entorno doméstico. Un hogar desordenado a veces puede ser un problema porque se encuentra en el fondo de su mente en su lista de tareas pendientes. La proverbial lista de tareas mentales puede ser un factor desencadenante de la ansiedad, lo que da lugar a una serie de respuestas, como el insomnio, el aumento del estrés, la reducción de la capacidad de concentración, etc. Pequeños cambios, como añadir la casa a la lista de tareas pendientes, o simplemente poner orden de forma regular tiene el potencial de reducir la ansiedad; pero esto puede no ser cierto para todo el mundo.
Desencadenantes de los ataques de pánico
Nerviosismo, pánico, miedo, sudoración y aceleración de los latidos del corazón: todos ellos pueden ser síntomas de ansiedad. Y en momentos de verdadero peligro, la ansiedad y sus síntomas pueden ser útiles. Pero a veces, esos sentimientos se disparan en el momento equivocado, y la ansiedad acaba interfiriendo en la vida cotidiana.
Con el tiempo, la ansiedad puede aumentar hasta el punto de que una persona no puede hacer su trabajo, realizar las tareas domésticas o cuidar de sí misma o de sus seres queridos como lo haría normalmente, explicó el Dr. McCann. Saber qué puede estar causando o empeorando la ansiedad puede ayudar a evitar que llegue a este nivel.
Para algunos, la ansiedad no proviene de la preocupación por ellos mismos, sino del miedo a lo que pueda ocurrirles a sus seres queridos. El Dr. McCann dice que las personas pueden preocuparse no sólo por lo que les pueda pasar a sus hijos, familiares cercanos o amigos, sino también por cómo pueden hacer frente a la situación si realmente ocurre algo malo.
Los cuidadores se ven especialmente afectados. Se enfrentan a muchos retos al tener que cuidar a otra persona mientras hacen malabarismos con sus propias necesidades. Y según los resultados de una revisión sistemática publicada en PLoS One en marzo de 2021, cuanto más agobiados se sienten los cuidadores, más síntomas de ansiedad experimentan.