Dolores de ansiedad por doquier
Los dolores musculares y articulares pueden deberse a un sinfín de problemas, pero ¿podrían influir también nuestras emociones? ¿Podrían la ansiedad o el estrés estar exacerbando o incluso provocando el dolor articular? Hoy analizamos la relación entre nuestro estado de ánimo y el dolor articular, y hablamos de 6 formas en que la ansiedad puede afectar a nuestras articulaciones y de lo que puede hacer para reducir los síntomas.
Aunque los dolores musculares y articulares son muy comunes, no son problemas que se asocien necesariamente con el estrés y la ansiedad. Sin embargo, como explicaré a continuación, ambos están estrechamente relacionados por una serie de razones. La ansiedad puede, por ejemplo:
Las emociones desagradables, como el estrés o la ansiedad, se han relacionado durante mucho tiempo con el aumento de los niveles de inflamación. Ahora bien, en pequeñas cantidades, la inflamación es en realidad algo bueno para el cuerpo, ya que actúa como parte de la respuesta inmunitaria natural, ayudando a curar las heridas y a expulsar las infecciones.
Sin embargo, como es habitual en los casos de estrés crónico, si tu cuerpo está siendo asaltado de forma persistente por oleadas de sustancias químicas proinflamatorias, puede tener un impacto en tus articulaciones. Puede hacer que se acumule líquido, lo que conduce a la hinchazón y a la reducción de la movilidad; pero, también vale la pena considerar que los estudios han relacionado el estrés con un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad autoinmune.1
¿Cuánto dura el dolor muscular por ansiedad?
Tensión muscular por ansiedad
El dolor muscular puede durar brevemente, unas horas, o incluso ser persistente. El dolor muscular puede afectar sólo a una parte del cuerpo, desplazarse a otra, o puede dolerle todo el cuerpo.
¿Cómo puedo acabar con los dolores musculares provocados por la ansiedad?
El dolor y las molestias musculares pueden controlarse a menudo mediante técnicas de relajación. Los ejercicios que pueden ayudar a calmar y relajar el cuerpo incluyen ejercicios de respiración, relajación muscular progresiva y visualización. Hay muchos libros de autoayuda que ofrecen ejemplos e instrucciones sobre estas técnicas.
Cómo aliviar los dolores corporales provocados por el estrés
Hágase esta pregunta: ¿Con qué frecuencia te sientes tranquilo y relajado? Si no puedes decir “la mayoría de las veces”, puede que tengas un trastorno de ansiedad. La ansiedad y la preocupación son partes normales de la vida. Pero no es normal sentirse ansioso y preocupado todo o casi todo el tiempo. La mayoría de los trastornos de ansiedad comienzan como respuesta a factores estresantes de la vida real. La respuesta normal de nuestro cuerpo al estrés se activa para ayudarnos a manejar situaciones difíciles o peligrosas, pero luego se apaga cuando el peligro ha pasado. Sin embargo, para aproximadamente el 10% de nosotros, una vez que la respuesta al estrés se activa, tenemos dificultades para apagarla. Esta situación se denomina Trastorno de Ansiedad Generalizada o TAG.
Los problemas crónicos de sueño son una de las manifestaciones más comunes de un trastorno de ansiedad persistente. Muchos pacientes con TAG tienen dificultades para conciliar el sueño porque su mente “no se apaga”. Cuando por fin se duermen, pueden tener dificultades para conciliar un sueño profundo y reparador. Pueden dar “vueltas en la cama” o despertarse incluso ante pequeños ruidos. Una vez que se despiertan, su mente puede entrar rápidamente en el “modo de preocupación”, lo que dificulta volver a conciliar el sueño. En consecuencia, las personas con trastorno de ansiedad generalizada suelen despertarse sintiéndose poco descansadas.
Cómo aliviar el dolor muscular de la ansiedad
“La mayoría de las personas experimentan realmente la ansiedad como un problema físico”, dijo Jason Conover, trabajador social del Hospital Utah Valley de Intermountain Healthcare. “A menudo no se reconoce porque los síntomas físicos son tan evidentes y bastante preocupantes que podrían pensar que están experimentando otra cosa – por ejemplo, un ataque al corazón”.
La ansiedad genera tensión en todo el cuerpo. Según Conover, el cerebro puede reaccionar a los pensamientos de miedo y recurrir a los músculos para que se preparen para un momento que no se va a producir. Algo así como si estuvieras a punto de tener un accidente o protegiendo tu cuerpo para recibir un puñetazo. La acción nunca ocurre, pero químicamente acabas de experimentarlo sólo por un pensamiento de miedo aleatorio que se ha colado.
Tratar la ansiedad es importante para mejorar la salud mental y también la física. La inflamación se acumula a causa del estrés, y la inflamación es una de las causas de numerosas enfermedades crónicas, como las afecciones cardíacas y gastrointestinales.
Respiración – Debido a la tensión, la respiración puede cambiar, dice Conover. La respiración puede volverse más corta, superficial o incluso aguantar la respiración demasiado tiempo. Los pulmones no exhalan completamente debido a la tensión. Las técnicas de relajación y respiración pueden ayudar.
Cómo aliviar la tensión muscular de la ansiedad
Todo el mundo experimenta dolor en algún momento, pero en las personas con depresión o ansiedad, el dolor puede ser especialmente intenso y difícil de tratar. Las personas que sufren depresión, por ejemplo, tienden a experimentar un dolor más intenso y duradero que otras personas.
El solapamiento de la ansiedad, la depresión y el dolor es especialmente evidente en los síndromes de dolor crónico y a veces incapacitante, como la fibromialgia, el síndrome del intestino irritable, la lumbalgia, las cefaleas y el dolor nervioso. Por ejemplo, alrededor de dos tercios de los pacientes con síndrome del intestino irritable que son remitidos para su seguimiento presentan síntomas de malestar psicológico, en su mayoría ansiedad. Alrededor del 65% de los pacientes que buscan ayuda para la depresión también informan de al menos un tipo de síntoma de dolor. Los trastornos psiquiátricos no sólo contribuyen a la intensidad del dolor, sino también a un mayor riesgo de discapacidad.
Los investigadores pensaron en su día que la relación recíproca entre el dolor, la ansiedad y la depresión se debía principalmente a factores psicológicos y no biológicos. El dolor crónico es deprimente y, del mismo modo, la depresión mayor puede resultar físicamente dolorosa. Pero a medida que los investigadores han ido conociendo mejor el funcionamiento del cerebro y la interacción del sistema nervioso con otras partes del cuerpo, han descubierto que el dolor comparte algunos mecanismos biológicos con la ansiedad y la depresión.