Ataque de pánico vs. ataque de ansiedad
¿Tiene a veces ataques repentinos de ansiedad y miedo abrumador que duran varios minutos? Tal vez su corazón late con fuerza, suda y siente que no puede respirar o pensar con claridad. ¿Estos ataques se producen en momentos imprevisibles sin un desencadenante aparente, lo que hace que se preocupe por la posibilidad de tener otro en cualquier momento?
Un trastorno de pánico no tratado puede afectar a su calidad de vida y provocar dificultades en el trabajo o los estudios. La buena noticia es que el trastorno de pánico es tratable. Obtenga más información sobre los síntomas del trastorno de pánico y cómo encontrar ayuda.
Las personas con trastorno de pánico tienen ataques de pánico frecuentes e inesperados. Estos ataques se caracterizan por una oleada repentina de miedo o malestar o una sensación de pérdida de control, incluso cuando no hay un peligro o un desencadenante claro. No todas las personas que experimentan un ataque de pánico desarrollan un trastorno de pánico.
Los ataques de pánico suelen incluir síntomas físicos que pueden parecerse a los de un ataque al corazón, como temblores, hormigueos o aceleración del ritmo cardíaco. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento. Muchas personas con trastorno de pánico se preocupan por la posibilidad de tener otro ataque y pueden cambiar significativamente su vida para evitar tener otro ataque. Los ataques de pánico pueden ocurrir tan frecuentemente como varias veces al día o tan raramente como unas pocas veces al año.
¿Qué se siente en un ataque de ansiedad?
Un ataque de pánico es una sensación de ansiedad repentina e intensa. Los ataques de pánico también pueden presentar síntomas físicos, como temblores, sensación de desorientación, náuseas, latidos cardíacos rápidos e irregulares, sequedad de boca, falta de aire, sudoración y mareos. Los síntomas de un ataque de pánico no son peligrosos, pero pueden ser muy aterradores.
¿Qué significan los ataques de ansiedad?
Un ataque de ansiedad es un episodio repentino e intenso de miedo y ansiedad. Las crisis de ansiedad pueden producirse de forma inesperada y sin motivo aparente, pero también pueden estar relacionadas con factores desencadenantes específicos. “Crisis de ansiedad” no es un término formal y clínico. Muchos utilizan el término coloquialmente para describir todo tipo de respuestas de ansiedad.
Síntomas de un ataque de ansiedad
Los ataques de pánico son periodos repentinos de miedo y malestar intensos que pueden incluir palpitaciones, sudoración, dolor en el pecho o malestar torácico, dificultad para respirar, temblores, mareos, entumecimiento, confusión o una sensación de fatalidad inminente o de pérdida de control. [7][1][2] Por lo general, los síntomas alcanzan su punto álgido a los diez minutos de su aparición y duran aproximadamente 30 minutos, pero su duración puede variar desde segundos hasta horas[3][8] Aunque pueden ser extremadamente aterradores y angustiosos, los ataques de pánico en sí no son físicamente peligrosos[6][9].
Las características esenciales de los ataques de pánico permanecen inalteradas, aunque la complicada terminología del DSM-IV para describir los diferentes tipos de ataques de pánico (es decir, limitados/acompañados por la situación, predispuestos por la situación e inesperados/no acompañados) se sustituye por los términos ataques de pánico inesperados y esperados. Los ataques de pánico funcionan como un marcador y un factor pronóstico de la gravedad del diagnóstico, el curso y la comorbilidad en una serie de trastornos, entre los que se incluyen los trastornos de ansiedad. Por lo tanto, los ataques de pánico pueden figurar como un especificador aplicable a todos los trastornos del DSM-5.[10]
Cómo ayudar a alguien con un ataque de pánico
ResumenUn ataque de pánico es un episodio repentino de miedo intenso que desencadena reacciones físicas graves cuando no hay ningún peligro real ni causa aparente. Los ataques de pánico pueden ser muy aterradores. Cuando se producen los ataques de pánico, se puede pensar que se está perdiendo el control, que se está sufriendo un ataque al corazón o incluso que se está muriendo.
Muchas personas tienen sólo uno o dos ataques de pánico en su vida, y el problema desaparece, quizá cuando termina una situación estresante. Pero si ha tenido ataques de pánico recurrentes e inesperados y ha pasado largos periodos de tiempo con miedo constante a sufrir otro ataque, es posible que padezca un trastorno de pánico.
Aunque los ataques de pánico en sí mismos no ponen en peligro la vida, pueden ser aterradores y afectar significativamente a su calidad de vida. Pero el tratamiento puede ser muy eficaz.Productos y ServiciosMostrar más productos de Mayo Clinic
SíntomasLos ataques de pánico suelen comenzar repentinamente, sin previo aviso. Pueden aparecer en cualquier momento: cuando se está conduciendo un coche, en el centro comercial, profundamente dormido o en medio de una reunión de negocios. Puede tener ataques de pánico ocasionales, o pueden ocurrir con frecuencia.
Ataque de ansiedad
Sin tratamiento, los ataques de pánico frecuentes y prolongados pueden ser gravemente incapacitantes. La persona puede optar por evitar una amplia gama de situaciones (como salir de casa o estar solo) por miedo a experimentar un ataque. Algunas personas pueden desarrollar trastornos de pánico Para muchas personas, las sensaciones de pánico se producen sólo ocasionalmente durante períodos de estrés o enfermedad. Se dice que una persona que experimenta ataques de pánico recurrentes padece un trastorno de pánico, que es un tipo de trastorno de ansiedad. Por lo general, tienen ataques de pánico recurrentes e inesperados y temores persistentes de que se repitan los ataques. Síntomas Los síntomas de un ataque de pánico pueden incluir: La respuesta de “huida o lucha” Cuando el cuerpo se enfrenta a un peligro inmediato, el cerebro ordena al sistema nervioso autónomo que active la respuesta de “huida o lucha”. El cuerpo se inunda de una serie de sustancias químicas, incluida la adrenalina, que desencadenan cambios fisiológicos. Por ejemplo, el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran y la sangre se desplaza a los músculos para prepararse para el combate físico o la huida.