Cómo reducir los impulsos de autolesión de forma natural
La autolesión se refiere a las personas que se lastiman deliberadamente el cuerpo. Suele hacerse en secreto y en lugares del cuerpo que no pueden ser vistos por los demás. El tipo más común de autolesión es cortarse, pero hay muchos otros tipos de autolesión, como quemarse o golpearse el cuerpo, o hurgarse la piel o las llagas.
En general, las personas se autolesionan como una forma de afrontar la situación. La gente suele hablar de autolesionarse para aliviar, controlar o expresar sentimientos, pensamientos o recuerdos angustiosos. Algunas personas se autolesionan porque se sienten solas, mientras que otras lo hacen para castigarse debido a sentimientos de culpa o vergüenza. Sin embargo, el alivio que experimentan después de autolesionarse es sólo a corto plazo y en algún momento suelen volver los sentimientos difíciles. Con el regreso de estos sentimientos suele aparecer el deseo de volver a autolesionarse. Este ciclo de autolesiones suele ser difícil de romper.
La mayoría de las personas que se autolesionan no intentan suicidarse, pero existe la posibilidad de que se hagan más daño del que pretendían; esto aumenta el riesgo de suicidio accidental. Las personas que se autolesionan repetidamente también pueden convertirse en suicidas y sentirse desesperadas y atrapadas.
Autolesiones y ansiedad: alternativas de afrontamiento saludables
La mayoría de las personas que se autolesionan no intentan suicidarse. Las autolesiones también se denominan autolesiones no suicidas (NSSI). Sin embargo, las autolesiones pueden causar más daño a la salud y la seguridad de una persona de lo que ésta pretendía y también pueden provocar un suicidio accidental. Algunas personas que se autolesionan pueden hacerlo sólo una vez, mientras que otras se autolesionan con frecuencia y durante muchos años.
Algunas personas son más propensas a autolesionarse que otras. La probabilidad de que alguien se autolesione puede aumentar si ha sufrido o está sufriendo abusos físicos, emocionales o sexuales, o si vive con una enfermedad mental. También es posible que alguien se autolesione por la muerte de un ser querido, porque experimenta dolor, como el acoso escolar, o una pérdida, como un aborto, o porque experimenta una tristeza o una ira extremas.
Algunas personas están motivadas para autolesionarse en un intento de mostrar a los demás que están luchando. Algunas personas también se autolesionan para intentar hacer frente a sentimientos y pensamientos perturbadores. Pueden autolesionarse porque experimentan soledad o para intentar aliviar los sentimientos de culpa o vergüenza. Sin embargo, la sensación de alivio después de autolesionarse es sólo a corto plazo, y puede dar lugar a un deseo de autolesionarse de nuevo.
Autolesiones no suicidas
Si prefieres hablar con alguien que no conoces, hay muchas opciones. Puedes hacerlo: Buscar ayuda para los pensamientos suicidas A veces la angustia que sientes puede ser tan abrumadora que puedes tener pensamientos sobre acabar con tu vida. Si estás pensando en el suicidio, no tengas miedo de pedir apoyo: habla con alguien en quien confíes y con quien te sientas cómodo, como un familiar, un amigo, un profesor, un médico u otro profesional de la salud. Si tú o alguien que conoces está malherido o corre grave riesgo de sufrir daños, ponte en contacto con los servicios de emergencia. Marca el triple cero (000) o acude al servicio de urgencias más cercano. También puede ponerse en contacto con su médico o con el servicio de crisis de salud mental.
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Autolesión: cuando el cuerpo se convierte en el objetivo
Antecedentes: La autolesión no suicida (NSSI) está comúnmente presente en los individuos con trastornos de la alimentación (TCA) y a menudo se emplea como una estrategia de regulación de la emoción inadaptada para evitar o abatir las emociones negativas. Una de las emociones negativas más frecuentes que experimentan los autolesionistas es la ansiedad; sin embargo, esta emoción no se ha estudiado ampliamente en esta población. Por ello, el objetivo de nuestro estudio fue investigar la influencia de la ansiedad en las NSSI en pacientes con DE desde dos dimensiones diferentes: la ansiedad estado y la ansiedad rasgo.
Métodos: El estudio incluyó un total de 66 mujeres: 12 pacientes con DE con NSSI, 32 pacientes con DE sin historia de NSSI y 22 controles sanos. Se evaluó la ansiedad estado y rasgo mediante el Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI-S-T) y se recogieron datos fisiológicos [es decir, la variabilidad de la frecuencia cardíaca (VFC)].
Resultados: Las puntuaciones del STAI-rasgo fueron significativamente más altas en los pacientes con DE con NSSI que en los pacientes con DE sin NSSI. Además, al realizar análisis de regresión logística, las puntuaciones más altas del rasgo STAI se asociaron con la NSSI en los pacientes con DE. Sin embargo, no se encontraron diferencias en las puntuaciones del rasgo STAI ni en la VFC entre los pacientes con DE con y sin NSSI.