Las peores fobias
Si se trata de algo que se encuentra con poca frecuencia -como las agujas, el puenting o el miedo a los payasos- puede que no afecte demasiado a su vida. Pero, ¿qué hacer cuando lo que le da miedo es demasiado común… y lo suficientemente grave como para afectar a sus opciones laborales? Para uno de cada tres trabajadores británicos, los miedos o las fobias no son sólo un inconveniente, sino una condición debilitante que puede llegar a impedirles desarrollar su carrera.
Sólo el 2% de los trabajadores ha hablado alguna vez con su equipo de RRHH sobre sus miedos, y tan sólo el 7% ha optado por hablar con su jefe sobre los problemas que puedan estar experimentando. Los miedos también afectan a la mayoría de nosotros. Y aunque pueden diferir de las fobias en cuanto al nivel de intensidad, pueden seguir siendo extremadamente destructivos.
El 65% de las personas declaran tener miedo a las alturas, y algunas afirman que les ha impedido aceptar un trabajo en un edificio alto. Es comprensible, si se tiene en cuenta que no se puede estar tranquilo cinco días a la semana si no se puede ni siquiera acercarse a una ventana.
Sin embargo, para el 37% de los encuestados, lo que más miedo les daba era enfrentarse a situaciones sociales. Esto es especialmente difícil si se tiene en cuenta el número de eventos sociales cotidianos que forman parte de la vida de muchos trabajadores: la comida, la fiesta de Navidad, los ejercicios para romper el hielo y los días de trabajo en equipo.
Cómo superar el miedo al trabajo
La ergofobia, o ergasiofobia, es un miedo generalizado al lugar de trabajo, o a las cosas que ocurren en él. La persona con ergofobia es probablemente muy consciente de que sufre esta condición. Puede temer perder el empleo, ser incapaz de realizar ciertos aspectos del trabajo (como cumplir los plazos o hacer presentaciones), o con cualquier tarea puede encontrarse con una ansiedad extrema. Esta ansiedad suele manifestarse en síntomas físicos reales. Estos pueden incluir sudoración profusa, aceleración de los latidos del corazón, respiración rápida, temblores generales, sequedad de boca y ataques de pánico. Los casos graves de ergofobia son debilitantes y pueden hacer que completar cualquier tipo de trabajo sea casi imposible.
Como cualquier tipo de fobia, la ergofobia puede haberse desarrollado a partir de un incidente traumático en algún momento anterior de la vida de una persona. Perder un trabajo o ser objeto de burlas o de difamación por un mal trabajo en el pasado podrían ser un par de razones por las que la gente desarrolla este miedo. Hay muchas causas traumáticas potenciales, y puede que ni siquiera hayan ocurrido en el lugar de trabajo. Una persona que haya tenido experiencias muy negativas haciendo presentaciones en la escuela podría desarrollar una ergofobia relacionada específicamente con la realización de presentaciones en el trabajo. Del mismo modo, las experiencias pasadas en las que alguien no pudo cumplir los plazos podrían causar los síntomas físicos de este miedo en el presente.
Ergofobia
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La ergofobia (también denominada ergasiofobia o ponofobia) es un miedo anormal y persistente al trabajo (manual, no manual, etc.) o al miedo a encontrar o perder el empleo. Se considera una forma de fobia social o ansiedad de rendimiento. La afección se reconoce como un derivado del agotamiento laboral, derivado de una sensación persistente de presión o expectativas excesivas en un lugar de trabajo.
Las personas con ergofobia experimentan una ansiedad irracional por el trabajo y el entorno laboral. Por ejemplo, miedo a fracasar en las tareas asignadas, a hablar en público en el lugar de trabajo (ambos son tipos de ansiedad de rendimiento), a socializar con los compañeros de trabajo (un tipo de fobia social) y miedo a las lesiones emocionales, psicológicas y/o físicas[1].
Fobia a la pérdida
Imagina que vives en Nueva York y trabajas en una empresa que va a ser trasladada a otro edificio. La mudanza se acerca y, como supervisor, uno de sus empleados se acerca a usted para pedirle una adaptación tras conocer la noticia de que el departamento será asignado al piso 12. El empleado afirma que tiene fobia a las alturas y está preocupado por su capacidad para trabajar a esa altura del edificio. De repente, piensa: “Espera, yo tengo miedo a las alturas. Nunca me subiría a una noria, pero vivo en el último piso de mi complejo de apartamentos. ¿Cuál es la diferencia?”.
Según la Clínica Mayo, una fobia específica es “un miedo intenso y persistente a un objeto o situación específica que está fuera de proporción con el riesgo real”. El miedo o la ansiedad desencadenan una respuesta inmediata más fuerte que el peligro real. Existen muchos tipos de fobias y no es raro que alguien tenga múltiples fobias o una fobia además de otro tipo de trastorno de ansiedad. Es posible que esté familiarizado con algunos términos como claustrofobia, el miedo a estar confinado en un espacio, o en el ejemplo anterior acrofobia, el miedo a las alturas.