Fobia a las arañas
Una fobia es el nombre elegante de un miedo. Pero una fobia no es cualquier tipo de miedo. Es normal que los niños tengan miedo a cosas, como hacer un examen difícil en el colegio, cruzarse con un perro que gruñe en la calle o escuchar un enorme trueno.
Una fobia es diferente porque es un miedo muy fuerte a una situación o cosa. También es un tipo de miedo que no desaparece. Los niños que tienen una fobia tendrán miedo de algo cada vez que lo vean o experimenten. Los niños que tienen fobias suelen hacer todo lo posible por evitar la situación o cosa que les asusta. Por ejemplo, algunos niños pueden tener fobia a estar en espacios cerrados y les da miedo coger un ascensor.
Los ataques de pánico pueden ser realmente aterradores y pueden hacer que alguien tiemble, sude y respire rápidamente. Algunas personas que sufren ataques de pánico pueden tener dolores en el pecho, sentirse mareadas o sentir que su corazón late con fuerza y no pueden respirar.
Un ataque de pánico puede hacer que un niño piense que va a ocurrir algo horrible, que no puede escapar o que puede perder el control. Algunos niños que sufren ataques de pánico dicen que, cuando los ataques se producen, sienten que no pueden pensar con claridad o que “se están volviendo locos”.
Síntomas de claustrofobia
La claustrofobia es el miedo a los espacios cerrados. Puede ser desencadenada por muchas situaciones o estímulos, como los ascensores, especialmente cuando están abarrotados, las habitaciones sin ventanas y las habitaciones de hotel con puertas cerradas y ventanas selladas. Incluso las habitaciones con cerradura en el exterior, los coches pequeños y la ropa ajustada al cuello pueden inducir una respuesta en las personas con claustrofobia. Se suele clasificar como un trastorno de ansiedad, que a menudo da lugar a ataques de pánico. La aparición de la claustrofobia se ha atribuido a muchos factores, como la reducción del tamaño de la amígdala y el condicionamiento clásico.
Un estudio indica que entre el 5 y el 10% de la población mundial padece claustrofobia grave, pero sólo un pequeño porcentaje de estas personas recibe algún tipo de tratamiento para el trastorno.
La claustrofobia está clasificada como un trastorno mental y conductual, [1] específicamente un trastorno de ansiedad. Los síntomas generalmente se desarrollan durante la infancia o la adolescencia.[2] Se cree que la claustrofobia suele tener un síntoma clave: el miedo a la asfixia. En al menos uno, si no varios, de los siguientes ámbitos: habitaciones pequeñas, aparatos de resonancia magnética o de TAC, coches, autobuses, aviones, trenes, túneles, cuevas submarinas, sótanos, ascensores y cuevas.
Nyctophobia
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Glosofobia
Una fobia es un miedo incontrolable, irracional y duradero a un determinado objeto, situación o actividad. Este miedo puede ser tan abrumador que una persona puede hacer todo lo posible para evitar la fuente de este miedo. Una respuesta puede ser un ataque de pánico. Se trata de un miedo repentino e intenso que dura varios minutos. Ocurre cuando no hay ningún peligro real.
Alrededor de 19 millones de estadounidenses tienen una o más fobias que van de leves a graves. Las fobias pueden aparecer en la primera infancia. Pero suelen aparecer por primera vez entre los 15 y los 20 años. Afectan por igual a hombres y mujeres. Pero los hombres son más propensos a buscar tratamiento para las fobias.
Las investigaciones sugieren que tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen al inicio de las fobias. Algunas fobias se han relacionado con un primer encuentro muy malo con el objeto o la situación temida. Los expertos en salud mental no saben si este primer encuentro es necesario o si las fobias simplemente se producen en personas propensas a tenerlas.
Las personas con fobia específica saben que su miedo es extremo. Pero no pueden superarlo. El problema se diagnostica sólo cuando el miedo específico interfiere en las actividades diarias de la escuela, el trabajo o la vida doméstica.