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Fobia a las inyecciones nombre

junio 17, 2022
Fobia a las inyecciones nombre

Tripanofobia

% Media ± DE = 23,86 ± 8,18, SEM = ±1,724Abrir en una ventana aparteSe comparó la frecuencia de la fobia BII en los familiares de primer, segundo y tercer grado de los probandos. Los familiares de primer grado (padres, hijos y hermanos) mostraron el porcentaje más alto de 26,42% (SD ± 8,59), seguidos por los familiares de tercer grado representados por abuelos, primos, sobrinos y sobrinas, cuyo porcentaje fue de 20,91% (SD ± 7,74). Curiosamente, los familiares de segundo grado (tío, tía, etc.) se vieron afectados por la fobia a la BII en un porcentaje muy bajo y no significativo del 8,20% (DE ± 8,56) en comparación con los familiares de primer y tercer grado. Los resultados se resumen en la Tabla 2.Tabla 2Muestra las frecuencias relativas de la fobia a la inyección de sangre y a las lesiones entre los familiares de primer, segundo y tercer grado de los probandos.

F = 2,61Abrir en otra ventanaAunque el desmayo es una de las características fenomenológicas específicas de la fobia a la BII, nuestros datos muestran la presencia de sujetos tanto desmayados como no desmayados que padecen fobia a la BII. La prevalencia media de desmayos a partir de nuestros datos se calculó en un 55,77% (SD ± 4,30). El alto porcentaje de mujeres, que supone aproximadamente 3/4 de los individuos afectados por la fobia a la BII, es significativamente mayor que el registrado en los varones con fobia a la BII. El valor medio porcentual de desmayos en los varones que padecen BIIfobia fue del 39,40% (DE ± 8,94), mientras que el valor medio porcentual de las mujeres afectadas fue del 64,09 (DE ± 6,49). Por último, los sujetos no desmayados afectados por la fobia BII estaban representados en el 44,22% (DE ± 4,30) de la muestra. Estos resultados se ilustran en la Tabla 3.Tabla 3Muestra las diferencias por género en el porcentaje de desmayos y no desmayos de la fobia a la bicicleta en diferentes muestras de la población.Cinco muestras diferentes Porcentaje del total de desmayos Porcentaje del total de no desmayos Porcentaje del total de hombres desmayadosPorcentaje del total de mujeres desmayadasPorcentaje del total de mujeres no desmayadas(O.R)95% CI

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Fobia a la pérdida

Rollins es doctora en psicología y, junto con sus colegas de salud conductual y proveedores de atención primaria, presta servicios de salud mental y asesoramiento a pacientes de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores.

Rollins es también coautora de un estudio publicado en la revista médica Evidence-Based Practice, que explora cómo ayudar a los niños con fobia a las agujas: ¿Qué intervenciones psicológicas son eficaces para controlar el dolor pediátrico de las agujas?

“Las causas de la fobia a las agujas son muy variadas. Algunas personas dicen: ‘Tengo miedo y no sé por qué. Siempre he tenido miedo’, mientras que otros pueden relacionar claramente el miedo con alguna experiencia negativa pasada con inyecciones o extracciones de sangre.” dijo Rollins.

Un meta-análisis reciente de múltiples estudios de investigación descubrió que la mayoría de los niños padecen miedo o fobia a las agujas, mientras que hasta la mitad de los adolescentes y un tercio de los adultos jóvenes padecen fobia a las agujas.

Las personas con fobia a las agujas pueden experimentar respiración o ritmo cardíaco acelerados, ansiedad, sudoración y temblores. Algunas sienten náuseas y otras no pueden dormir antes de una inyección o procedimiento médico. El miedo a las agujas puede incluso desencadenar lo que se denomina una respuesta vasovagal: una caída repentina de la presión arterial que provoca mareos e incluso desmayos.

Miedo a los agujeros

Los estudios demuestran que un notable 20% de la población tiene algún grado de miedo a las agujas o a las inyecciones y, dentro de esa cifra, un 10% sufre lo que se conoce como tripofobia.    Se trata de un miedo excesivo o irracional a las inyecciones o agujas que puede ser aprendido o heredado. Muchas personas con tripanofobia evitan recibir tratamientos médicos que impliquen el uso de agujas, lo que puede resultar peligroso para quienes padecen enfermedades crónicas como la diabetes.

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Hay algunas cosas que se pueden hacer para minimizar los síntomas de la tripanofobia. Se trata de utilizar anestésicos tópicos para adormecer la piel o evitar la visión de las agujas utilizando gorros cubiertos. Los diabéticos pueden pedir a su médico productos como la insulina inhalable o los inyectores de chorro. Por último, las personas con una fobia grave pueden considerar la posibilidad de recibir terapia. Métodos como la terapia cognitivo-conductual pueden ayudar a superar este miedo.

Las peores fobias

Exponerse deliberadamente a sus miedos -en este caso, las agujas- puede hacer que sean menos intimidantes. La terapia de exposición puede comenzar con la visualización de imágenes o vídeos de agujas y progresar hasta ver a otra persona recibir una inyección.

“La gente catastrófica que el dolor de la aguja es una cosa terrible, horrible y temible que los amenaza, y eso es en realidad una creencia errónea”, dice Chernoff. “Es posible que hayan desarrollado estas creencias a partir de experiencias desagradables en etapas anteriores de su vida. Cuando se les enseña que su pensamiento original de la infancia está más fundado en el miedo que en los hechos, eso les quitará gran parte del miedo.”

Si te desmayas cerca de las agujas, es posible que tu presión arterial y tu ritmo cardíaco aumenten y luego caigan repentinamente al ver una jeringuilla, provocando un mareo. Una técnica probada por la investigación, llamada tensión aplicada, puede ayudar.

“Los pacientes que se desmayan a la vista de las agujas pueden aprender a tensar sus músculos, incluidos los abdominales, los de las piernas y los de los brazos, porque eso eleva su presión arterial”, dice Chernoff. “De hecho, contrarresta esa sensación de querer desmayarse”.

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