Ansiedad por la hipoglucemia
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Los niveles bajos de azúcar en sangre y la ansiedad están vinculados, pero la relación es complicada. Los síntomas de un nivel bajo de azúcar en sangre pueden reflejar los síntomas de la ansiedad o empeorar la ansiedad existente. El temblor, la aceleración del ritmo cardíaco, la irritabilidad, las náuseas, la dificultad para concentrarse y el pánico son síntomas comunes.
Algunas personas, especialmente las que tienen diabetes, también pueden experimentar ansiedad por regular sus niveles de azúcar en sangre. Esto puede manifestarse como un miedo constante y abrumador a que se produzca una hipoglucemia o ansiedad por controlar su enfermedad.
El nivel bajo de azúcar en sangre se produce cuando la glucosa en sangre de una persona cae por debajo de los niveles normales. Este estado también se denomina hipoglucemia, shock insulínico o reacción a la insulina. En el caso de una persona con diabetes, este nivel es inferior a 70 miligramos por decilitro (mg/dL). Para una persona sin diabetes, se considera un nivel bajo de azúcar en sangre por debajo de 55 mg/dL.
Dieta para la hipoglucemia reactiva
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Hay dos tipos de hipoglucemia que no están relacionados con la diabetes. La hipoglucemia en ayunas se produce cuando no se come durante mucho tiempo o se padecen determinadas enfermedades. La hipoglucemia reactiva suele producirse a las cuatro horas de haber comido. A veces se denomina “bajón de azúcar”.
La causa de la hipoglucemia reactiva suele ser desconocida, aunque hay un puñado de condiciones médicas asociadas a ella. El tratamiento suele centrarse en normalizar los niveles de glucosa en sangre mediante el consumo de una pequeña cantidad de un alimento o bebida azucarada.
Este artículo explica qué es la hipoglucemia reactiva y en qué se diferencia de la hipoglucemia en personas con diabetes. También se describen los síntomas, las causas y los métodos para diagnosticar y tratar esta forma poco común de hipoglucemia.
Hipoglucemia reactiva deutsch
La hiperglucemia de estrés (también llamada diabetes de estrés o diabetes de lesión) es un término médico que se refiere a la elevación transitoria de la glucosa en sangre debida al estrés de una enfermedad. Suele resolverse espontáneamente, pero debe distinguirse de varias formas de diabetes mellitus.
A menudo se descubre cuando las mediciones rutinarias de la química sanguínea en un paciente enfermo revelan un nivel elevado de glucosa en sangre. La glucosa en sangre puede evaluarse con un medidor de glucosa de cabecera o con la glucosa plasmática realizada en un laboratorio (esta última es más eficaz). Un estudio retrospectivo de cohortes realizado por la Clínica Mayo sostuvo que la glucometría de cabecera era una estimación fiable de la glucosa plasmática, con una diferencia media de 7,9 mg/dl, pero aún así puede no coincidir con todos los individuos[1]. La glucosa suele estar en el rango de 140-300 mg/dl (7,8-16,7 mM), pero ocasionalmente puede superar los 500 mg/dl (28 mM), especialmente si se amplifica con fármacos o glucosa intravenosa. La glucemia suele volver a la normalidad en unas horas, a menos que se continúe con los fármacos predisponentes y la glucosa intravenosa[cita requerida].
Pseudohipoglucemia
La hiperglucemia es una manifestación común en el curso de una enfermedad grave y es el resultado de cambios metabólicos y hormonales agudos asociados a diversos factores como el traumatismo, el estrés, la cirugía o la infección. Numerosos estudios demuestran la asociación de acontecimientos clínicos adversos con la hiperglucemia por estrés. Este artículo describe brevemente los mecanismos fisiopatológicos que conducen a la hiperglucemia en circunstancias estresantes, especialmente en la población pediátrica y adolescente. Se destaca la importancia de la prevención de la hiperglucemia, especialmente en los niños, y se presentan los modelos existentes para la predicción de la diabetes. Se presentan los estudios disponibles sobre la asociación entre la hiperglucemia de estrés y la evolución hacia la diabetes mellitus de tipo 1, lo que implica un posible papel de la hiperglucemia de estrés como parte de un modelo de pronóstico más amplio para la predicción y prevención de la enfermedad manifiesta en pacientes susceptibles.
El término hiperglucemia de estrés (SH) hace referencia a un aumento transitorio de los niveles de glucosa en plasma (normalmente por encima de 150 mg/dl) durante una enfermedad aguda o un estrés físico o psicológico, que remite cuando se resuelve la situación de estrés (1). En concreto, según el último consenso de la Asociación Americana de Diabetes y la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos, la hiperglucemia por estrés se define como cualquier nivel transitorio de glucosa plasmática en el paciente > 140 mg/dl (glucosa plasmática en ayunas de >126 mg/dl o glucosa plasmática aleatoria > 200 mg/dl) sin evidencia de diabetes previa (2). Las causas más comunes en los niños son las infecciones febriles y las convulsiones, los traumatismos, la cirugía cardíaca y las quemaduras, y su incidencia en la población pediátrica ingresada en el hospital es bastante notable. Casi el 3,8-5% de los niños no diabéticos que se presentan en el servicio de urgencias tienen niveles de glucosa >150 mg/dl, mientras que alrededor del 20-35% de los niños en estado crítico superan el punto de corte de 200 mg/dl en la unidad de cuidados intensivos (UCI) (3). En la mayoría de los pacientes, la hiperglucemia es de leve a moderada, con concentraciones de glucosa en sangre que oscilan entre 150 y 299 mg/dl; sin embargo, también se han notificado valores de 300 mg/dl o superiores en cohortes más pequeñas, especialmente en el entorno de la UCI.