El sistema inmunitario del estrés
El sistema inmunitario está diseñado para detectar y destruir invasores extraños dentro del cuerpo, como bacterias y virus. Cuando funciona de forma óptima, el sistema inmunitario puede prevenir las enfermedades cuando nos exponemos a los gérmenes. Varios factores como el sueño, la dieta, el estrés y la higiene pueden afectar al rendimiento del sistema inmunitario, y cualquier desajuste en estos comportamientos puede causar estragos en la función inmunitaria. A menudo, el impacto de estos factores pasa desapercibido, pero si tiendes a enfermar después de un gran proyecto en el trabajo o durante los exámenes finales en la escuela, es probable que tu sistema inmunológico se haya resentido debido al estrés, la falta de sueño, los atracones o los comportamientos antihigiénicos.
La gente tiende a sobrestimar su higiene. Los estudios demuestran que sólo el 67% de las personas se lavan las manos después de usar un baño público, frente al 85% que afirma lavarse las manos después de usar un baño público. 1,2 E incluso si se lava las manos, es posible que no lo haga correctamente: Los Centros para el Control de Enfermedades recomiendan restregarse las manos con jabón durante 15 segundos o tararear la canción del “Cumpleaños feliz” DOS VECES. 1 Deberías probarlo: parece una eternidad cuando estás frente a un espejo en un baño público, al lado de un desconocido con el que podrías estar intentando evitar hablar.
Efectos del estrés en la función inmunitaria: lo bueno, lo malo y lo bonito
La investigación sobre el estrés y su relación con el sistema inmunitario siempre ha sido de interés para la comunidad médica y científica. En relación con el tema de investigación “Estrés e Inmunidad” tenemos que reconocer la existencia de dos formas de estrés distantes y aparentemente no relacionadas: el estrés físico-químico y el estrés psicológico. En ambas formas de estrés vemos que el organismo tiene una tenaz capacidad de adaptación a los cambios del entorno, ajustándose en consecuencia. Pero la interacción entre los distintos factores de estrés y el siempre escurridizo sistema inmunitario ha hecho que esta investigación sea cada vez más fascinante.
Merece la pena estudiar las dos formas de estrés, ya que ambas influyen en el estado de salud general del individuo. El estrés fisicoquímico es el resultado de factores ambientales como la alimentación/nutrición, las toxinas, los trastornos metabólicos, las infecciones y la inflamación. Se sabe que si el sistema inmunitario está comprometido y no puede hacer frente adecuadamente al estrés fisicoquímico, o si el estrés supera la capacidad de adaptación habitual del sistema inmunitario, esto puede dar lugar a estados de enfermedad o condiciones mortales. Por otra parte, todos conocemos bien los efectos del estrés psicológico en el cuerpo y en el sistema inmunitario en general. El estrés crónico y a largo plazo conduce a niveles de cortisol y corticoesteroides persistentemente elevados, lo que provoca una resistencia al cortisol y un deterioro de los efectos antiinflamatorios del sistema inmunitario. Estos efectos dan lugar a infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes inflamatorias crónicas o cánceres, así como a otros trastornos fisiológicos. El estrés crónico también inhibe la comunicación cruzada de las células inmunitarias y las redes de señalización.
El impacto de los factores de estrés cotidianos en el sistema inmunitario y la salud
Antecedentes: Existen evidencias contundentes que señalan que el estrés y la depresión producen un impacto dramático en el bienestar del ser humano, principalmente a través de la afectación del funcionamiento regular del sistema inmune y la producción de un estado de inflamación crónica baja que favorece la aparición de infecciones, enfermedades metabólicas e incluso cáncer. El presente trabajo tiene como objetivo evaluar los niveles de estrés/depresión de algunos pacientes tratados en una unidad de antienvejecimiento y detectar su posible relación con el estado de su sistema inmunológico antes de la aplicación de un programa físico/psicológico diseñado para prevenir el deterioro de la salud.
Métodos: Se evaluaron 48 pacientes (16 hombres y 32 mujeres con una edad media de 55,11 ± 10,71 años) de clase media-alta desde el punto de vista psicológico e inmunológico. En particular, analizamos la quimiotaxis y la fagocitosis de los neutrófilos; la quimiotaxis y la proliferación de los linfocitos, y la actividad de las células asesinas naturales (NK).
Resultados: Las mujeres mostraron más síntomas depresivos que los hombres. Los niveles de quimiotaxis de linfocitos y neutrófilos en las mujeres mostraron una reducción significativa en comparación con los de los hombres. También se encontró una fuerte correlación negativa entre la depresión y la función de las células NK. Esta correlación también fue significativa independientemente del género.
Cortisol sistema inmunológico
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