Dolor de cabeza por hipertensión
Por lo general, sólo cuando una persona se encuentra en medio de lo que se conoce como crisis hipertensiva -un periodo de presión arterial extremadamente alta con una lectura de 180/120 milímetros de mercurio (mm Hg) o superior- experimentará síntomas, como el dolor de cabeza. Esto se considera una crisis médica, y si ocurre, debe llamar al 911 y obtener ayuda de emergencia.
Sin embargo, incluso en estos casos, la hipertensión arterial no puede diagnosticarse basándose únicamente en los síntomas. La única forma de saber realmente si tienes la tensión arterial elevada es tomar una lectura con un manguito de presión arterial.
Si tu amiga experimenta dolores de cabeza frecuentes y otros síntomas que atribuye a la hipertensión, sería conveniente que visitara a su médico para asegurarse de que no es otra la causa del problema. Si tiene una tensión arterial alta no controlada, también debería asegurarse de trabajar con su médico para controlar su enfermedad. Si no se controla, la hipertensión puede provocar numerosas complicaciones, como daños en las arterias, el cerebro, el corazón y los riñones.
Presión arterial alta repentina
La retinopatía hipertensiva (RH) es una posible complicación de la presión arterial alta (hipertensión). La presión arterial alta persistente y no tratada puede causar daños en la retina, los tejidos de la parte posterior del ojo responsables de recibir las imágenes que necesitamos para ver.
La retinopatía hipertensiva es un trastorno de la vista que se produce como consecuencia de la presión arterial alta. La presión arterial alta, también llamada hipertensión, se produce cuando la fuerza de la sangre contra las paredes de las arterias es demasiado alta, lo que hace que las arterias se estiren, se estrechen y se dañen con el tiempo.
La retinopatía hipertensiva se produce cuando se dañan los vasos sanguíneos que suministran sangre a la retina en la parte posterior del ojo. La probabilidad de que se produzcan daños en la retina aumenta con la gravedad de la hipertensión y la duración de la afección.
La mayoría de las personas sólo desarrollan síntomas de retinopatía hipertensiva cuando ya se ha producido un daño importante en la retina. Antes de esto, puede ser necesario que un médico u oftalmólogo (especialista en ojos) identifique la afección.
Hipertensión maligna
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La hipertensión no suele causar ningún síntoma perceptible. Cuando lo hace, puede experimentar mareos, falta de aliento, dolores de cabeza y hemorragias nasales, que podrían indicar que su presión arterial es alta. Si la hipertensión a largo plazo no se trata adecuadamente, pueden producirse complicaciones como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal. Una emergencia hipertensiva, que es un acontecimiento infrecuente y peligroso, puede provocar visión borrosa, náuseas, dolor en el pecho y ansiedad.
En general, la gran mayoría de las personas que padecen hipertensión, que se describe como una presión arterial crónicamente alta (>130 mm Hg o presión diastólica >80 mm Hg), no experimentan ningún síntoma de la enfermedad. Suele diagnosticarse en la consulta del médico con una simple medición de la presión arterial mediante un manguito.
Hipertensión cefalea occipital
Los síndromes familiares más conocidos asociados al feocromocitoma son Von Hipple-Lindau (VHL), la neoplasia endocrina múltiple de tipo 2 (MEN2) y la neurofibromatosis de tipo 1 (NF1); todos ellos tienen un modo de herencia autosómico dominante.2
Si se sospecha que un paciente padece este trastorno por sus manifestaciones clínicas, el siguiente paso diagnóstico son las pruebas bioquímicas. La prueba clásica es la medición de las catecolaminas urinarias y sus metabolitos, que tienen una sensibilidad y especificidad del 98%.7 La alternativa es la medición de las metanefrinas plasmáticas, que es extremadamente sensible y es sugerida por algunas autoridades como prueba de cribado. Tiene una sensibilidad de alrededor del 99%, pero la especificidad es menor (85%-89%).8 De hecho, la detección de un exceso de catecolaminas o de sus metabolitos en la orina o el suero es la base del diagnóstico. Los estudios de imagen deben utilizarse para localizar el tumor.9 La TC y la RM son útiles para localizar la mayoría de los tumores, excepto los más pequeños que suelen encontrarse en la forma hereditaria de la enfermedad.10 La MIBG y la PET son herramientas de imagen complementarias. Estas técnicas son sensibles en tumores bilaterales o en situaciones de sospecha de malignidad en el paciente. Además, son útiles cuando el tumor se sospecha mucho en el ámbito clínico, pero las inspecciones no han sido concluyentes.6