Por qué tengo que tragar cada pocos segundos
Descargo de responsabilidad del contenido El contenido de este sitio web se proporciona únicamente con fines informativos. La información sobre una terapia, un servicio, un producto o un tratamiento no respalda en modo alguno dicha terapia, servicio, producto o tratamiento y no pretende sustituir el consejo de su médico o de otro profesional sanitario registrado. La información y los materiales contenidos en este sitio web no pretenden constituir una guía completa sobre todos los aspectos de la terapia, el producto o el tratamiento descritos en el sitio web. Se insta a todos los usuarios a que busquen siempre el asesoramiento de un profesional de la salud registrado para obtener un diagnóstico y respuestas a sus preguntas médicas y para determinar si la terapia, el servicio, el producto o el tratamiento concretos descritos en el sitio web son adecuados en sus circunstancias. El Estado de Victoria y el Departamento de Salud no asumirán ninguna responsabilidad por la confianza que cualquier usuario deposite en los materiales contenidos en este sitio web.
La aprehensión de la comunicación
Aunque no hay ninguna razón aparente por la que se produzca esta sensación de asfixia (no hay nada en la garganta que provoque una sensación de asfixia), sientes que tienes que tragar o que te ves obligado a hacerlo, a tener arcadas o a jadear debido a algún bloqueo percibido en la garganta o en las vías respiratorias.
Esta sensación de ahogo por ansiedad puede aparecer y desaparecer raramente, ocurrir con frecuencia o persistir indefinidamente. Por ejemplo, puede sentir una sensación de ahogo de vez en cuando y no tan a menudo, sentirla de forma intermitente o sentirla todo el tiempo.
Comportarse con ansiedad activa la respuesta al estrés. La respuesta al estrés provoca inmediatamente cambios fisiológicos, psicológicos y emocionales específicos en el cuerpo que aumentan la capacidad del organismo para hacer frente a una amenaza -para luchar con ella o huir de ella-, razón por la que esta respuesta suele denominarse respuesta de lucha o huida[1][2].
Una parte de los cambios de la respuesta de lucha o huida consiste en tensar los músculos del cuerpo para que sean más resistentes a los daños. Esto puede incluir los músculos de la garganta que ayudan a tragar. Este síntoma de ansiedad es un ejemplo de cómo puede sentirse la garganta cuando estamos ansiosos.
Cómo dejar de tragar saliva cuando se está nervioso
Un ataque de ansiedad es lo peor. Las luces parecen demasiado brillantes; el corazón parece que va a salirse del pecho. Tu cuerpo tiembla. Es posible que no puedas respirar y que te duela el pecho. Tienes un intenso deseo de escapar, gritar o llorar. Tus manos pueden temblar y sientes que vas a enfermar en pocos segundos.
A veces llegan sin un aviso claro. A veces, cosas bastante obvias sirven como desencadenantes, como dar una charla en público o hacer una entrevista de trabajo, los desencadenan. A veces un ataque de ansiedad surge simplemente de la nada: simplemente empiezas a sentir que algo va muy mal.
Tu cerebro se centra en un supuesto hilo conductor, por ejemplo, un pensamiento muy aterrador que estaba flotando en algún lugar de tu subconsciente. Tu tálamo -la parte del cerebro responsable de regular la conciencia, el sueño y el estado de alerta- transfiere esa información a tu amígdala -la parte del cerebro responsable de las reacciones emocionales, la toma de decisiones y la memoria- que la marca como “peligro” y envía una señal a tu sistema nervioso simpático, activando la respuesta de lucha o huida.
Deglución nerviosa
(SACRAMENTO) Hace algo más de cinco años, Craig empezó a tener problemas para tragar la comida. A menudo perseguía lo que estaba comiendo con un trozo de pan y agua adicional para que la comida pasara por su esófago. La dificultad para tragar se conoce como disfagia, y puede tener muchas causas.
La voz de Craig también era ronca y a veces se bloqueaba al hablar. Esto le hacía sentir que se ahogaba, lo que le provocaba un ataque de pánico. “No podía beber agua para que se me pasara porque me causaría más ahogo”.
La pareja vive en el sur de la región de Ozark. Craig estaba en forma -no fumaba ni bebía-, pero tenía otros dolores, como el de pelvis y el de espalda. A lo largo de varios años le extirparon espolones óseos del tobillo, los codos y los hombros.
Pensó que los problemas para tragar estaban relacionados con la edad. O quizás algo relacionado con las casi tres décadas de riguroso servicio militar. Craig pasó 13 años en el Ejército y 17 en las Fuerzas Aéreas.
Las noches eran difíciles. Craig no roncaba ni parecía tener apnea del sueño, pero seguía teniendo ataques de asfixia cuando dormía. El hecho de despertarse, jadeando, le hacía sentir aprensión por dormir la mayoría de las noches. Tenía un inhalador y agua cerca de la cama.