Ansiedad sin preocupación
Unas horas más tarde me desperté, vivo, y la tirantez sustituida por una fatiga extrema. Todos los días, día tras día. A veces me sentía mejor y me volvía optimista; al fin y al cabo, el estado paralítico no había vuelto a aparecer; pero al día siguiente me sentía como si alguien me hubiera golpeado en la cabeza con un bate de cricket. El personal del trabajo me criticaba por no tener las cosas claras: “¡Decídete! ¿Estás mejorando o no?”. Supongo que ellos también estaban asustados, pero yo realmente no podía entender lo que estaba pasando.
La enfermedad seguía y seguía. Los síntomas cambiaban, era como un calendario de adviento, cada día había una sorpresa, algo nuevo. Cabeza húmeda; dolor agudo en la pantorrilla; malestar estomacal; acúfenos; pinchazos; dolor en todo el cuerpo; falta de aire; mareos; artritis en las manos; sensación extraña en la piel con materiales sintéticos. El ejercicio suave o los paseos me hacían empeorar; al día siguiente me sentía absolutamente mal. Empecé a hablar con otras personas. Encontré a una corredora de maratón que había intentado hacer 8 km en su segunda semana, lo que le provocó un colapso por los rigores y el sueño durante 24 horas. Hablé con otras personas que experimentaban síntomas extraños, que a menudo las personas de su entorno descartaban como ansiedad, lo que les hacía dudar de sí mismas.
Escalofríos de ansiedad
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La ansiedad es algo que todo el mundo experimenta de vez en cuando, pero para algunas personas puede llegar a ser omnipresente y excesiva. El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación persistente y excesiva.
Los pensamientos ansiosos e intrusivos pueden generar angustia y dificultar la superación de la situación. Por ejemplo, esta preocupación: “Mi novio va a romper conmigo”. Se trata de un pensamiento intrusivo que, en realidad, es bastante normal que una persona tenga. Puede surgir de la nada o en respuesta a una situación concreta.
Sin embargo, una persona excesivamente ansiosa valoraría este pensamiento como muy significativo, revisaría todas las razones por las que este pensamiento podría ser cierto, trataría de reducir la ansiedad a corto plazo (fortaleciéndola efectivamente a largo plazo), y se estresaría mucho por ello.
Síntomas musculares de ansiedad
Los trastornos de ansiedad y pánico pueden producir una amplia gama de síntomas físicos angustiosos. Muchas personas no son conscientes de que sus síntomas son causados por la ansiedad, lo que puede empeorar el problema, ya que muchas personas se preocupan de que sus síntomas sean causados por una enfermedad subyacente, lo que conduce a una mayor ansiedad. Este círculo vicioso puede romperse aprendiendo sobre la ansiedad y siendo capaz de reconocer los síntomas físicos. Estos son los 10 síntomas físicos más comunes de la ansiedad.
La fatiga es uno de los síntomas más comunes asociados a la ansiedad, el trastorno de pánico, el estrés crónico, la depresión y otros trastornos mentales. La ansiedad crónica deja al cuerpo y a la mente en un estado constante de tensión y alto estado de alerta. La mente está constantemente escudriñando el entorno externo e interno en busca de amenazas, lo que provoca malestar emocional y tensión física. Este estado de alerta constante conduce al agotamiento mental y físico, que a menudo persiste incluso después de un largo sueño.
La ansiedad es una respuesta natural al peligro y es necesaria para que el ser humano sobreviva. Los niveles elevados de ansiedad desencadenan cambios en el cuerpo que ayudan a prepararse para hacer frente a las amenazas y al peligro, lo que también se conoce como la respuesta de lucha o huida. Sin embargo, si usted vive con ansiedad crónica, su cuerpo y su mente a menudo son incapaces de diferenciar entre los peligros reales y los imaginarios, lo que significa que la respuesta de lucha o huida puede estar continuamente activa. Uno de los primeros cambios que se producen durante la respuesta de lucha o huida es un aumento del ritmo cardíaco.
Síntomas de ansiedad
La ansiedad es una emoción normal que es saludable y no es inusual durante los momentos estresantes de la vida. Pero cuando la ansiedad es persistente, no desaparece y conlleva pensamientos intrusivos o preocupaciones recurrentes, la persona puede sufrir un trastorno de ansiedad.
Un trastorno de ansiedad puede estar causado por múltiples factores, como la genética, los factores estresantes del entorno y las condiciones médicas. Las nuevas investigaciones también indican que los síntomas de ansiedad crónica que no desaparecen pueden deberse a una respuesta autoinmune, desencadenada por infecciones comunes.
Los trastornos de ansiedad se clasifican en diferentes categorías según los síntomas. Un individuo puede sufrir ansiedad generalizada, ataques de pánico, fobias y ansiedad social. Un niño puede mostrar una aparición repentina de ansiedad grave cuando se aleja de sus padres. Esto se conoce como ansiedad por separación y se observa a menudo en niños con PANS o PANDAS.
En algunas personas, las infecciones pueden desencadenar síntomas como los miedos irracionales típicamente asociados a un trastorno de ansiedad. Por ejemplo, se ha descubierto que las infecciones víricas en la infancia (por ejemplo, varicela, sarampión, paperas) no sólo preceden sino que contribuyen al riesgo de desarrollar fobias sociales.