Hablar es la salida – Las mujeres mayores conversan
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Ansiedad y estrés extremos en mujeres maduras
La mayoría de nosotros puede identificarse con el hecho de sentirse triste o deprimido, a veces durante días. Puede ser en respuesta a un acontecimiento importante de la vida, como la pérdida de un trabajo, una ruptura o como parte del duelo. Estos sentimientos de tristeza pueden llevarnos a sentirnos menos interesados en actividades agradables, hacernos perder el apetito o interrumpir el sueño.
Aunque las investigaciones demuestran que las personas suelen ser más felices a medida que envejecen, los sentimientos de tristeza también son muy naturales y pueden estar asociados a algunas de las transiciones y cambios típicos del envejecimiento. Pero la depresión, desde el punto de vista médico, es algo diferente, y no debe considerarse una parte normal del envejecimiento.
En un próximo artículo, también hablaré de las consideraciones y los retos especiales a la hora de diagnosticar y tratar la depresión en las personas que viven con demencia, que es un escenario común en mi práctica como geriatra.
Alrededor del 2% de los mayores de 65 años cumplen los criterios de depresión mayor, en comparación con el 6% de la población general. Dicho esto, la probabilidad de depresión aumenta significativamente cuando hay otras enfermedades presentes: hasta el 40% de los adultos mayores con ictus, infarto de miocardio o cáncer están deprimidos, al igual que el 30% de los que están hospitalizados.
Ayudar a los mayores a afrontar los años no tan dorados
La depresión es una condición médica verdadera y tratable, no una parte normal del envejecimiento. Sin embargo, los adultos mayores tienen un mayor riesgo de sufrir depresión. Si le preocupa un ser querido, ofrézcase a acompañarle a ver a un médico para que le diagnostique y le trate.
La buena noticia es que la mayoría de los adultos mayores no están deprimidos. Algunas estimaciones sobre la depresión mayor en personas mayores que viven en la comunidad oscilan entre menos del 1% y alrededor del 5%, pero se eleva al 13,5% en quienes requieren asistencia sanitaria a domicilio y al 11,5% en pacientes mayores hospitalizados.
La mayoría de los adultos mayores ven mejorar sus síntomas cuando son tratados con fármacos antidepresivos, psicoterapia o una combinación de ambos. Si le preocupa que un ser querido esté deprimido, ofrézcase a acompañarle a ver a un profesional sanitario para que le diagnostique y le trate.
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Si se deprime, puede empezar a sentirse más molesto por su salud, aunque ésta no haya cambiado realmente a peor. El tratamiento de la depresión no puede eliminar los problemas de salud física, pero puede hacerlos mucho más soportables.