Cómo demostrar el acoso psicológico en el trabajo
El acoso psicológico, también conocido como mobbing, se caracteriza por cualquier comportamiento que, por su carácter repetitivo y sistemático, tiene por objeto o efecto socavar la dignidad personal y crear un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u ofensivo.
En otras palabras, se trata de comportamientos repetidos que pueden ser mostrados por igual por los superiores jerárquicos y los compañeros de trabajo, y que perjudican considerablemente las relaciones laborales al dañar la salud mental de la víctima.
No obstante, el acoso psicológico no debe confundirse con simples situaciones de estrés o dificultades de relación en el trabajo. Para ser calificado de acoso psicológico, el comportamiento del acosador debe ir más allá del ámbito de las relaciones laborales normales. Así, una simple circunstancia de las exigencias y vicisitudes de la vida de la empresa que puede, con razón o sin ella, haber sido asumida por el trabajador asalariado, no constituye necesariamente un acoso psicológico.
Aislar a alguien, humillarlo delante de otros compañeros de trabajo, impedirle expresarse o incluso menoscabar injustamente sus competencias profesionales son manifestaciones concretas de acoso psicológico.
Ejemplos de acoso psicológico en el trabajo
Según la Ley de Normas Laborales, “el acoso psicológico se caracteriza por un comportamiento vejatorio que se manifiesta por una conducta reiterada, hostil o no deseada, expresiones verbales, actos que van en detrimento físico o psicológico del trabajador, y que crea un ambiente de trabajo adverso para el individuo”. Un incidente aislado pero grave también puede constituir acoso psicológico si atenta contra la integridad física o psicológica del individuo y produce un efecto continuado y perjudicial para el empleado.Para mayor seguridad, el acoso psicológico incluye este tipo de comportamientos en forma de comentarios verbales, acciones o gestos de carácter sexual”. Ley de respeto a las normas laborales, CQLR, c. N-1. 1, art. 81.18
Conductas, palabras, actos o gestos humillantes, ofensivos, degradantes o abusivos. Hacen daño a la persona, afectan a su autoestima o a su autovaloración. Este comportamiento va más allá de lo que una persona razonable podría esperar experimentar como parte del trabajo.
Cómo demostrar el acoso psicológico
El acoso psicológico es una forma de comportamiento vejatorio que implica palabras, comportamientos o acciones repetidas, hostiles y no deseadas, que son dolorosas, hirientes, molestas, humillantes o insultantes. En estas situaciones, la dignidad y la salud psicológica o física de la víctima se ven amenazadas y el entorno de trabajo o estudio se vuelve tóxico.
El comportamiento debe repetirse. El número de repeticiones necesario para constituir acoso varía en función de la gravedad del comportamiento, las palabras o las acciones, y su efecto en la víctima. Sin embargo, un solo incidente grave puede constituir acoso si tiene consecuencias similares y produce un efecto perjudicial duradero en la víctima. Lo mejor es actuar rápidamente para evitar que la situación se agrave. Si no se hace un esfuerzo por detenerlo, es probable que el acoso continúe y empeore.
El comportamiento hostil tiene la intención de infligir daño. En estos casos, no es necesario que la víctima haya expresado claramente su desacuerdo con cada uno de los comportamientos, comentarios o acciones para que se consideren no deseados. No se requiere una intención maliciosa para que un acto se considere no deseado. Las víctimas de este tipo de comportamientos son responsables de expresar su desacuerdo y pedir al agresor que deje de hacerlo.
Ejemplos de acoso psicológico
El acoso psicológico se define como un comportamiento negativo u hostil por parte de una o más personas, dirigido directa o indirectamente a una tercera persona. Se trata de un comportamiento que se produce de forma repetida y sistemática durante un periodo de tiempo prolongado, y que tiene por objeto atacar o degradar a una persona, aislarla o excluirla y forzarla gradualmente a abandonar su lugar de trabajo o su programa educativo. Se refiere a una combinación de acontecimientos que, considerados individualmente, pueden parecer inofensivos, pero que, a través de su repetición, tienen un efecto destructivo en la persona objetivo.
No todas las experiencias desagradables pueden definirse como acoso psicológico. Sin embargo, situaciones que no constituyen formalmente acoso psicológico pueden, no obstante, generar tensión mental o emocional y sufrimiento. Intenta comprender bien la situación, habla con las personas de tu entorno y no dudes en pedir ayuda si la necesitas.