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La tafofobia es el miedo a ser enterrado vivo. Las investigaciones sugieren que surgió (y probablemente alcanzó su punto álgido) durante el siglo XVIII, en una época en la que la peste estaba muy extendida y la gente temía que los médicos o los profesionales de la medicina los declararan muertos por error. La tafofobia era un fenómeno tan extendido que existían “ataúdes de seguridad” y los cadáveres solían almacenarse durante mucho tiempo antes de ser enterrados para asegurarse de que no se despertaran.
La eisoptrofobia es el miedo a los espejos o, más concretamente, a ver el propio reflejo en un espejo. Mirarse en un espejo puede causar a las personas con eisoptrofobia vergüenza o angustia, y puede conducir a la depresión, según un estudio de caso de 2014 que detalla la lucha de 30 años de una mujer de 55 años con esta fobia.
La ombrofobia es el miedo a la lluvia. Forma parte de una categoría que los investigadores denominan “fobias al entorno natural”, que también incluye los huracanes (lilapsofobia), la nieve (cionofobia), el frío (criofobia) y el viento (ancrafobia). Las personas con estas fobias pueden ser más propensas a tener algún tipo de educación formal relacionada con la meteorología, lo que las dota de “una mayor comprensión de los peligros potenciales asociados al mal tiempo”, según los autores de un estudio reciente.
Androfobia
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Las fobias son una de las enfermedades mentales más comunes en los Estados Unidos. Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIH), aproximadamente el 12,5% de los adultos de EE.UU. padecerán una fobia específica a lo largo de su vida. Las mujeres son más propensas a experimentar fobias que los hombres. Los síntomas típicos de las fobias pueden incluir náuseas, temblores, aceleración de los latidos del corazón, sensación de irrealidad y preocupación por el objeto temido.
La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) identifica tres categorías diferentes de fobias: fobias sociales, agorafobia y fobias específicas. Cuando la gente habla de tener fobia a un objeto específico, como serpientes, arañas o agujas, se refiere a una fobia específica.
Fobias extrañas
Una fobia es un miedo incontrolable, irracional y duradero a un determinado objeto, situación o actividad. Este miedo puede ser tan abrumador que una persona puede hacer todo lo posible para evitar la fuente de este miedo. Una respuesta puede ser un ataque de pánico. Se trata de un miedo repentino e intenso que dura varios minutos. Ocurre cuando no hay ningún peligro real.
Alrededor de 19 millones de estadounidenses tienen una o más fobias que van de leves a graves. Las fobias pueden aparecer en la primera infancia. Pero suelen aparecer por primera vez entre los 15 y los 20 años. Afectan por igual a hombres y mujeres. Pero los hombres son más propensos a buscar tratamiento para las fobias.
Las investigaciones sugieren que tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen al inicio de las fobias. Algunas fobias se han relacionado con un primer encuentro muy malo con el objeto o la situación temida. Los expertos en salud mental no saben si este primer encuentro es necesario o si las fobias simplemente se producen en personas propensas a tenerlas.
Las personas con fobia específica saben que su miedo es extremo. Pero no pueden superarlo. El problema se diagnostica sólo cuando el miedo específico interfiere en las actividades diarias de la escuela, el trabajo o la vida doméstica.
Miedo a la oscuridad
Definición: Una fobia se define como un miedo irracional e intenso a un objeto o situación específica. Según el Instituto Nacional de Salud Mental, aproximadamente el 8,7% de las personas, es decir, unos 19,2 millones de adultos estadounidenses, padecen una o más fobias específicas. La lista completa de fobias es casi ilimitada y consiste en cualquier cosa que alguien pueda temer. La gravedad de las fobias varía de una persona a otra. Algunas personas son capaces de controlar sus síntomas y enfrentarse al objeto temido, a menudo con una gran sensación de terror. Otras están motivadas por la fobia para evitar la situación temida, a veces con un gran coste personal.
Terror: Un miedo persistente y abrumador al objeto o situación. Síntomas físicos: Mareos, temblores, palpitaciones. Pensamientos obsesivos: Dificultad para pensar en otra cosa que no sea el miedo. Deseo de huir: Un intenso instinto de abandonar la situación. Ansiedad anticipatoria: Preocupación persistente por los acontecimientos que se avecinan y que tienen que ver con el objeto o la situación fóbica.
La asistencia a clínicas de fobia y grupos de apoyo también ha ayudado a muchas personas a superar sus miedos. Además, la medicación puede ayudar a algunas personas a superar su fobia, pero no suele utilizarse en el tratamiento inicial. Algunos medicamentos pueden provocar ansiedad, por lo que deben utilizarse con cuidado junto con la terapia.