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Afronta tu miedoAntes de lanzarte directamente al agua y tratar de afrontar tu miedo de frente, piensa en por qué tienes miedo al agua. ¿Has tenido algún accidente en el agua antes? ¿O tal vez te intimida la gran piscina de agua? Racionalizar y abordar la raíz de tu miedo te ayudará definitivamente a superar tu miedo al agua.
Investiga sobre las propiedades de la flotabilidad o lee sobre el proceso de aprendizaje de la natación. Entender y desmitificar el agua te ayudará a sentirte preparado para entrar en la piscina. Si es necesario, puedes practicar técnicas de relajación como la respiración y la visualización fuera del agua para saber cómo calmarte después en el agua.
Alcanza pequeños objetivosComo en cualquier otra cosa, es esencial empezar despacio y llevar un ritmo. Empieza por la parte menos profunda de la piscina y tómate tu tiempo para orientarte con el entorno.
Una vez que te sientas relajado y cómodo en el agua, échate un poco de agua en la cara para acostumbrarte a la sensación de tener agua en ella. Cuando te sientas preparado, respira profundamente y sumerge la cara poco a poco en el agua. Sopla burbujas para dejar salir el aire y sube cuando sientas que te falta el aire. No te preocupes por la entrada de agua en la nariz o los oídos. Notarás que los sonidos se amortiguan cuando tus oídos están sumergidos, pero el agua saldrá de tus oídos cuando salgas del agua.
Fobia a la pérdida
Los artículos de Verywell Health son revisados por médicos certificados y profesionales de la salud. Estos revisores médicos confirman que el contenido es exhaustivo y preciso, y que refleja las últimas investigaciones basadas en la evidencia. El contenido se revisa antes de su publicación y en caso de actualizaciones sustanciales. Más información.
La talasofobia es una fobia específica, es decir, un miedo irracional a una cosa concreta. Las fobias específicas desencadenan sentimientos intensos de miedo que son desproporcionados con respecto al peligro real y pueden causar una angustia o un deterioro significativo.
La talasofobia comparte síntomas con otras fobias específicas, como la claustrofobia. La característica que define a la talasofobia es que estos síntomas se desencadenan al exponerse a masas de agua profundas o al pensar en ellas.
Cada persona experimenta la talasofobia de forma diferente. Algunas personas pueden sentir pánico al nadar en aguas profundas, al estar en un barco o al no poder tocar el fondo de una piscina. Otras experimentan miedo con sólo pensar en el océano o al ver imágenes de aguas profundas.
Acuafobia
El miedo al agua es el factor que más predice la ausencia o la baja competencia en natación. Algunos individuos nunca aprenderán a nadar debido a que evitan por completo el agua, mientras que otros pueden tener dificultades para aprender debido a que no pueden relajar suficientemente su cuerpo para facilitar la flotación o la natación. Por lo tanto, es importante identificar a estas personas y establecer estrategias de enseñanza eficaces que puedan ayudar mejor a esta población específica. Reconociendo esto, existe una clara necesidad de una herramienta de evaluación que pueda ayudar a los profesores y entrenadores de natación a identificar a las personas con miedo al agua. El estudio tenía como objetivo desarrollar primero y validar después un cuestionario de evaluación del miedo al agua (FWAQ). 2074 personas de ambos sexos participaron en la creación de un cuestionario de 40 ítems. El factor exploratorio mostró que una solución de 3 factores que incluía 20 ítems era la más sensata: dicha solución explicaba el 31,69% de la varianza explicada y el alfa α de Cronbach era de 0,831, lo que supone una solución suficientemente fiable. Un posterior análisis de función discriminante clasificó correctamente al 98,2% de los participantes. Concluimos que los resultados de este estudio apoyan que el FWAQ es una escala válida que identifica eficazmente a las personas con miedo al agua.
Miedo a ahogarse
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La acuafobia, o miedo al agua, es una fobia bastante común. Como todas las fobias, su gravedad puede variar mucho de una persona a otra. Algunas personas sólo tienen miedo a las aguas profundas o a las olas fuertes, mientras que otras temen las piscinas y las bañeras.
Algunos temen entrar en el agua, mientras que otros no pueden soportar ni siquiera mirar una gran masa de agua. En ocasiones, la acuafobia es tan generalizada que incluso ser salpicado o rociado con agua puede provocar una reacción fóbica.
La causa más común de la acuafobia es una experiencia negativa anterior. Si has pasado por una experiencia de casi ahogamiento, un naufragio o incluso una mala clase de natación, es más probable que desarrolles una fobia al agua.
Aprender a nadar es un rito de paso para muchos niños, y las experiencias aterradoras son habituales. La forma en que se manejan estas situaciones desempeña un papel importante a la hora de determinar si se producirá una fobia.