Tokofobia
En general, los padres y los no padres tienden a temer las cosas que no pueden controlar. Los padres también tienden a temer especialmente los peligros escabrosos y sensacionalistas, los que atraen la atención de los medios de comunicación y dan lugar a los melodramas de las películas de la semana.
Alfred Sacchetti, médico de urgencias en Camden (Nueva Jersey) y portavoz del Colegio Americano de Médicos de Urgencias, afirma que es habitual que los padres se preocupen más de que su hijo sea secuestrado por un desconocido que de que viaje en coche sin cinturón de seguridad o de que juegue cerca de una piscina sin vallar, a pesar de que los accidentes relacionados con el coche y el agua suponen una amenaza mucho mayor para los niños que los secuestros.
“Lamentablemente, mucho de lo que vemos en la televisión está diseñado para generar audiencia en lugar de educar a los padres”, dice Sacchetti. “Nuestro acceso a la información no va a la par con nuestro acceso al entretenimiento”.
El miedo: Tengo miedo de que mi hijo tenga problemas de peso como la obesidad o la anorexia.La realidad: Ambos extremos de la balanza -la obesidad y la pérdida de peso severa- representan graves riesgos para los niños en crecimiento. Los índices de sobrepeso y obesidad infantil están aumentando: Según los CDC, la obesidad infantil se ha triplicado con creces en los últimos 30 años y, en el otro extremo, cada vez más niños y adolescentes desarrollan anorexia o bulimia. Además, estos trastornos aparecen con más frecuencia en niños pequeños que en el pasado.
Miedo a estar solo
Es normal que los niños sientan miedo a veces. El miedo es una emoción que puede ayudar a los niños a ser precavidos. Las cosas nuevas, grandes, ruidosas o diferentes pueden dar miedo al principio. Los padres pueden ayudar a los niños a sentirse seguros y a aprender a sentirse tranquilos.
Los bebés sienten ansiedad ante los extraños. Cuando los bebés tienen entre 8 y 9 meses, pueden reconocer las caras de las personas que conocen. Por eso, las caras nuevas pueden parecerles aterradoras, incluso una nueva niñera o un nuevo familiar. Pueden llorar o aferrarse a sus padres para sentirse seguros.
Los niños pequeños sienten ansiedad por la separación. En algún momento entre los 10 meses y los 2 años, muchos niños pequeños empiezan a temer separarse de sus padres. No quieren que sus padres les dejen en la guardería o a la hora de dormir. Es posible que lloren, se aferren y traten de permanecer cerca de sus padres.
Los niños pequeños temen las cosas “de mentira”. Los niños de 4 a 6 años pueden imaginar y fingir. Pero no siempre pueden distinguir lo que es real y lo que no lo es. Para ellos, los monstruos que imaginan parecen reales. Temen lo que pueda haber debajo de su cama o en el armario. Muchos tienen miedo a la oscuridad y a la hora de dormir. Algunos tienen miedo de los sueños aterradores. Los niños pequeños también pueden tener miedo a los ruidos fuertes, como los truenos o los fuegos artificiales.
Por qué los millennials como yo están demasiado asustados para tener bebés
Un aspecto de esta ambivalencia de tener o no tener hijos que puede ser más singular para aquellos de nosotros que venimos de entornos de negligencia, abuso o trauma en la infancia, es el temor de que, si nos convertimos en padres, inevitablemente estropearemos a nuestros hijos tanto como sentimos que nuestros padres nos hicieron a nosotros.
Lo que estos miedos significan es que es posible que tengas que hacer un inventario adicional, una excavación psicológica más profunda que la de tus compañeros no traumatizados para entender qué parte de tu ambivalencia sobre ser padre se basa en un miedo reactivo históricamente informado, y qué parte es indicativa de una auténtica falta de deseo de tener hijos.
Mira, no tengo una bola de cristal y no puedo decirte qué decisión será la mejor para ti, pero en el post de hoy quiero ofrecerte algunas ideas y algunas indicaciones para ayudarte a profundizar un poco más si personalmente te sientes temeroso -incluso en parte- de convertirte en padre por miedo a replicar lo que te hicieron y lo que experimentaste en tu propia infancia.
Fobias
Confesión: Nunca he cuidado de nadie más que de mí misma (y decir que me cuido bien es una exageración). Soy una veinteañera sin hijos, ni mascotas, ni sobrinos, y crecí como hija única. Nunca he hecho de canguro ni he cuidado a nadie. Lo único que he cuidado en mi vida es un Tamagotchi. Y, alerta de spoiler: se murió.
No soy mamá y, francamente, no sé si alguna vez quiero serlo. Claro, estamos en 2019 y, como sociedad, nos estamos volviendo (un poco) más progresistas, calentando la idea de que no todas las mujeres están de alguna manera obligadas a tener hijos – y que es una opción perfectamente válida para ponerte a ti mismo / tu carrera primero y simplemente decir “no” a engendrar. La lista de razones por las que las mujeres posponen la maternidad, o simplemente la eliminan por completo, es cada vez mayor.
Vale, es brutal, lo sé. Vamos a desgranar esto, porque no siempre me sentí así. De pequeña, crecí creyendo que me casaría y tendría dos hijos -un hijo, Liam, y una hija unos años después, Harper- y que viviríamos felices para siempre. Y, por supuesto, eso podría seguir siendo una posibilidad, pero tengo muchos sentimientos que han cambiado.