Cómo ayudar a los niños a superar el miedo
Las fuentes de miedo pueden cambiar a medida que el niño madura. Por ejemplo, el miedo a la oscuridad o a los monstruos bajo la cama puede dar paso a los temores de robo o violencia. Las tácticas que no funcionan incluyen burlarse del niño por tener miedo o forzarle a enfrentarse a situaciones aterradoras.
Ayude a su hijo a enfrentarse al miedo tomándose en serio sus sentimientos, animándole a hablar de sus ansiedades, contándole los hechos y dándole la oportunidad de enfrentarse a sus miedos a su propio ritmo y con su apoyo. El niño miedoso Algunos niños son más miedosos que otros. Los factores que contribuyen a ello pueden ser: Miedos comunes de los bebés Una vez que el bebé ha alcanzado los seis o siete meses de edad, ha formado fuertes vínculos con sus padres o cuidadores. Separarse de sus “personas especiales”, aunque sea por poco tiempo, puede causarles mucha ansiedad y mucho llanto. Asimismo, muchos bebés prefieren la compañía exclusiva de sus personas especiales hasta el punto de desarrollar un miedo a los extraños durante un tiempo. Los bebés superan esta fase con el tiempo.
¿Eres un niño al que le aterrorizan los gérmenes? (¡Mira esto!)
La fobia social (PS) es un miedo intenso a actuar delante de la gente o a otras situaciones sociales en las que el niño o el adolescente se siente avergonzado, humillado o el centro de más atención de la que desea. Los niños y adolescentes que sufren SP temen constantemente parecer tontos o estúpidos delante de otros niños y adolescentes o delante de los adultos. Evitarán las situaciones sociales o entrarán en ellas con extrema ansiedad, nerviosismo y estrés. Los niños y adolescentes con SP suelen tener pocos o ningún amigo y participan en muy pocas actividades sociales.
El SP es diferente de la timidez. Los niños tímidos pueden mostrarse incómodos y callados ante los demás, pero no necesariamente evitan las situaciones que les hacen sentirse incómodos. Además, después de un breve período, los niños tímidos suelen sentirse más cómodos. En comparación, el SP perturba la vida de un niño o adolescente al dificultar sus relaciones escolares o sociales. Los síntomas deben estar presentes durante al menos seis meses para que un niño sea diagnosticado con SP.
Barrio Sésamo: Miedo
Una fobia es el nombre elegante de un miedo. Pero una fobia no es cualquier tipo de miedo. Es normal que los niños tengan miedo de cosas, como hacer un examen difícil en el colegio, cruzarse con un perro que gruñe en la calle o escuchar un gran trueno.
Una fobia es diferente porque es un miedo muy fuerte a una situación o cosa. También es un tipo de miedo que no desaparece. Los niños que tienen una fobia tendrán miedo de algo cada vez que lo vean o experimenten. Los niños que tienen fobias suelen hacer todo lo posible por evitar la situación o cosa que les asusta. Por ejemplo, algunos niños pueden tener fobia a estar en espacios cerrados y les da miedo coger un ascensor.
Los ataques de pánico pueden ser realmente aterradores y pueden hacer que alguien tiemble, sude y respire rápidamente. Algunas personas que sufren ataques de pánico pueden tener dolores en el pecho, sentirse mareadas o sentir que su corazón late con fuerza y no pueden respirar.
Un ataque de pánico puede hacer que un niño piense que va a ocurrir algo horrible, que no puede escapar o que puede perder el control. Algunos niños que sufren ataques de pánico dicen que, cuando los ataques se producen, sienten que no pueden pensar con claridad o que “se están volviendo locos”.
Fobia escolar en los niños: razones, signos y tratamiento
Una fobia infantil[1][2][3][4][5] es un miedo exagerado e intenso “que está fuera de toda proporción con cualquier miedo real” que se encuentra en los niños[5]. A menudo se caracteriza por una preocupación por un objeto, clase de objetos o situación en particular que se teme[4]. Una reacción fóbica tiene dos partes: la primera es el “miedo irracional intenso” y la segunda es la “evitación”[4].
Los niños, durante sus etapas de desarrollo, experimentan miedos. El miedo es una parte natural de la autopreservación. Los miedos permiten que los niños actúen con las precauciones necesarias para mantenerse a salvo”[5] Según Child and Adolescent Mental Health, “estos miedos varían en frecuencia, intensidad y duración; suelen ser leves, específicos de la edad y transitorios”[2] Los miedos pueden ser el resultado de percepciones erróneas. Cuando un niño percibe una situación amenazante, su cuerpo experimenta una reacción de lucha o huida[5] Los niños colocados en situaciones nuevas con objetos desconocidos son más propensos a experimentar estas reacciones. Estos miedos deben ser pasajeros, resultado del desarrollo de la infancia[2].