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Fobia a lo profundo

junio 19, 2022
Fobia a lo profundo

Fobias

El miedo. Es una emoción común que experimentan muchos nadadores, especialmente en el entorno siempre cambiante de las aguas abiertas. No poder ver el fondo en el mar, el lago o el río puede desconcertar incluso al nadador más experimentado. Los síntomas pueden variar en función del nivel de miedo, pero suelen incluir ansiedad extrema, temor y sensaciones de pánico, como falta de aire, respiración rápida, sudoración y náuseas. Pero trabajar la mentalidad puede ayudarle a superar el miedo a la profundidad.

Además de la preparación física (por ejemplo, practicar regularmente en aguas de mayor profundidad, etc.), tómese el tiempo necesario para prepararse mentalmente. El enfoque que adoptes al pensar en la profundidad es clave para tener éxito. Elabora un plan de preparación mental para trabajar y considera tu próxima natación en aguas profundas como un reto que puedes superar. Considera las siguientes estrategias mentales como ayuda:

Recuerda que lo que pienses afectará a lo que sientas, lo que a su vez afectará a tu comportamiento. Por lo tanto, pensar positivamente sobre la natación en aguas profundas te ayudará a sentirte más seguro de ti mismo, lo que a su vez te llevará al comportamiento deseado. Esto puede significar simplemente que lo intentes.

Megalofobia

La talasofobia (en griego: θάλασσα, thalassa, “mar”; y φόβος, phobos, “miedo”)[1] es el miedo persistente e intenso a las masas de agua profundas, como el mar, los océanos, las piscinas o los lagos. Aunque está muy relacionada, la talasofobia no debe confundirse con la acuafobia, que se clasifica como el miedo al agua en sí. La talasofobia puede incluir el miedo a estar en cuerpos de agua profundos, el miedo al vasto vacío del mar, a las olas del mar, a las criaturas acuáticas y el miedo a la distancia de la tierra[2].

  Como se originan las fobias

Las causas de la talasofobia no están claras y son objeto de investigación por parte de los profesionales de la medicina, ya que pueden variar enormemente de un individuo a otro[3]. Los investigadores han propuesto que el miedo a las grandes masas de agua es, en parte, una respuesta evolutiva humana, y también puede estar relacionado con las influencias de la cultura popular que inducen al miedo y la angustia[4]. También se ha teorizado que la psicología subyacente de la fobia proviene de la naturaleza simbólica del agua. En concreto, la inmensidad del mar suele estar relacionada con el inconsciente profundo de la persona[5].

Miedo a la oscuridad

Cuando piensa en nadar en el mar, ¿tiene una sensación de hundimiento? ¿La idea de qué monstruoso monstruo puede esconderse bajo las olas le llena de temor? ¿Es consciente de que el océano es el lugar más aterrador del planeta?

Como todas las fobias, la talasofobia es una respuesta de miedo desencadenada por un único estímulo específico. En este caso, son los misterios de las profundidades los que pueden provocar una reacción adversa. La talasofobia difiere del miedo al agua en sí (hola, acuafobia), en que lo que la mayoría de los que la padecen se centran en lo que podría esconderse bajo la superficie, ya sea un tiburón, un monstruo marino o simplemente el propio abismo. Quienes padecen una verdadera talasofobia pueden experimentar síntomas extremos cuando se enfrentan a grandes masas de agua, como sudoración, temblores y vómitos, aunque la mayoría de las personas que se identifican con la fobia probablemente sólo se asustan mucho.

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La búsqueda de soluciones para la talasofobia, o en realidad para cualquier miedo irracional, le dirigirá casi exclusivamente a psicólogos e hipnotizadores que pueden ayudar a las personas a obtener las herramientas que necesitan para controlar lo que les asusta. “Una fobia es un poco diferente de un miedo, en el sentido de que es un miedo irracional”, dice Marc Carlin, un hipnotizador consultor que se especializa en ayudar a la gente a superar sus miedos y fobias con una mezcla de técnicas de terapia cognitiva e hipnoterapia. Ha ayudado a personas a superar varias fobias comunes, como el miedo a las arañas, las serpientes o las abejas. Aunque Carlin admite que nunca ha tratado a un paciente con talasofobia específicamente, la psicología es muy parecida a la de otros miedos.

Submecanofobia

¿Su miedo a las aguas profundas le impide aprender a nadar o frena sus brazadas?    ¿Quizás nadar en aguas profundas te hace agarrarte de repente a un lado?      Pues ha llegado al lugar adecuado…

La razón más común para tener cualquier tipo de ansiedad a la hora de nadar suele estar relacionada con una mala experiencia en el pasado.    Puede tratarse de una lección de natación aterradora, una caída accidental en aguas profundas o incluso un ahogamiento inminente.  Cuando te acercas al agua o a una piscina, los sistemas de autodefensa de tu cuerpo entran en acción y aumentan tu ritmo cardíaco, tensan tus músculos y aceleran tu respiración.    Puede que no tengas tanto miedo a las aguas profundas.    En cambio, puedes ser uno de esos nadadores que nadan felizmente hasta que, de repente, sientes que te vas a hundir.    Estás nadando en aguas profundas que te van a arrastrar hacia abajo y al instante te encuentras luchando por agarrarte a un lado.

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