Acuafobia
Mi fobia es rara, no es el típico miedo a las arañas, ¡me encantan las arañas! Y me encanta viajar en avión. No es un miedo a volar, a las alturas, a la fobia social, a la claustrofobia, ni a ninguna de las cosas habituales a las que la mayoría de la gente tiene miedo.
Estoy de acuerdo con eso, lo son, pero donde la fobia pasa de “normal” a “irracional”, que por cierto la mayoría de las fobias son irracionales, es que tengo un miedo irracional a los tiburones en las piscinas. Ni siquiera puedo nadar en una piscina. Y normalmente soy muy racional y científica.
Hay una palabra dedicada a ello. La palabra es “galeofobia”, que deriva de las palabras griegas “galeos” (tiburón con marcas parecidas a las de una comadreja) y “phobos” (miedo). ¡La palabra Galeofobia casi hace que mi miedo suene como algo de moda!
En fin, divago…. Al principio, puedo reírme y meterme en una piscina sola. Seré feliz nadando algunos largos en las aguas frescas, y de repente el miedo a un gran tiburón blanco me golpeará, y me dominará un ataque de pánico.
Del mismo modo, en el mar, no nadaré solo, ya que no puedo oír a los tiburones que se acercan. Lo sé, nadie puede, pero cuando estoy nadando, estoy totalmente sordo y no puedo oír nada, ¡y menos la canción de Tiburón para decirme que se acerca un tiburón!
Miedo a la oscuridad
Si eres de los que temen las masas de agua, puedes vivir con este miedo y evitar nadar por completo o enfrentarte a tu miedo y salir fortalecido. De hecho, es aún más importante aprender a nadar cuando sabes que es lo que más temes.
Además, la talasofobia no significa que no puedas nadar. Nadie puede nadar una vez que se lanza al agua. El proceso para aprender a nadar será similar para cualquiera, ya sea alguien con talasofobia o sin ella. Puede que te resulte difícil en los primeros días, sobre todo por el miedo que tienes, pero te resultará más fácil.
Sin embargo, las personas que sufren una “fobia” son completamente diferentes. Es muy difícil diagnosticar si tienes talasofobia o no, pero digamos que no tienes miedo a nadar, sino a ahogarte, como la mayoría de la gente.
Para ayudar a superarlo, tienes que profundizar en este miedo y escuchar tu diálogo interno. ¿Es porque has estado a punto de ahogarte alguna vez en tu vida? ¿O es porque te has encontrado con personas que han tenido esas experiencias? Escribe tus pensamientos y esto te ayudará a entender el meollo de tu miedo.
Miedo a las piscinas profundas
Los artículos de Verywell Mind son revisados por médicos certificados y profesionales de la salud mental. Los revisores médicos confirman que el contenido es exhaustivo y preciso, y que refleja las últimas investigaciones basadas en la evidencia. El contenido se revisa antes de su publicación y en caso de actualizaciones sustanciales. Más información.
La acuafobia, o miedo al agua, es una fobia bastante común. Como todas las fobias, su gravedad puede variar mucho de una persona a otra. Algunas personas sólo tienen miedo a las aguas profundas o a las olas fuertes, mientras que otras temen las piscinas y las bañeras.
Algunos temen entrar en el agua, mientras que otros no soportan ni siquiera mirar una gran masa de agua. En ocasiones, la acuafobia es tan generalizada que incluso ser salpicado o rociado con agua puede provocar una reacción fóbica.
La causa más común de la acuafobia es una experiencia negativa anterior. Si has pasado por una experiencia de casi ahogamiento, un naufragio o incluso una mala clase de natación, es más probable que desarrolles una fobia al agua.
Aprender a nadar es un rito de paso para muchos niños, y las experiencias aterradoras son habituales. La forma en que se manejan estas situaciones desempeña un papel importante a la hora de determinar si se producirá una fobia.
Miedo a ahogarse
¿Su miedo a las aguas profundas le impide aprender a nadar o le frena sus brazadas? ¿Quizás nadar en aguas profundas te hace agarrarte de repente a un lado? Pues ha llegado al lugar adecuado…
La razón más común para tener cualquier tipo de ansiedad a la hora de nadar suele estar relacionada con una mala experiencia en el pasado. Puede tratarse de una lección de natación aterradora, una caída accidental en aguas profundas o incluso un ahogamiento. Cuando te acercas al agua o a una piscina, los sistemas de autodefensa de tu cuerpo entran en acción y aumentan tu ritmo cardíaco, tensan tus músculos y aceleran tu respiración. Puede que no tengas tanto miedo a las aguas profundas. En cambio, puedes ser uno de esos nadadores que nadan felizmente hasta que, de repente, sientes que te vas a hundir. Estás nadando en aguas profundas que te van a arrastrar hacia abajo y al instante te encuentras luchando por agarrarte a un lado.