Tratamiento de las sacudidas mioclónicas al final de la vida
Las benzodiacepinas se utilizan para una variedad de indicaciones en el entorno de los centros de cuidados paliativos, como el insomnio, la disnea, la agitación, las convulsiones, las náuseas y los vómitos, las mioclonías y la sedación paliativa (véanse los detalles más abajo).
Aunque comparten muchos efectos de clase, las propiedades únicas de las benzodiacepinas individuales tienen implicaciones clínicas. Por ejemplo, las benzodiacepinas pueden clasificarse según su vida media (corta, intermedia y larga). La benzodiacepina con la vida media más corta es el triazolam. La más larga es el diazepam. La semivida terminal puede verse afectada por la disfunción hepática o renal, la edad, las interacciones farmacológicas, el sexo, la raza o incluso la vía de administración. Por ejemplo, la vida media del diazepam puede ser de hasta 174 horas cuando se administra por vía intramuscular.
El perfil de efectos secundarios de las benzodiacepinas es similar, variando ligeramente entre los distintos agentes. Algunos de los más comunes son Efectos depresivos del SNC (alteración del estado mental, amnesia anterógrada, reacciones paradójicas), gastrointestinales (estreñimiento, cambios en el apetito), genitourinarios (retención urinaria), cardiovasculares (hipotensión) y oftálmicos (alteraciones visuales).
Cronología de las etapas finales de la vida
Esta es una revisión sistemática que examina el tratamiento de los efectos secundarios centrales inducidos por los opioides. Se ha realizado como parte de una revisión colaborativa más amplia de la European Palliative Care Research sobre el uso y el papel de los opioides en el dolor del cáncer. El proceso de revisión identificó 26 estudios que cumplían los criterios de inclusión. La calidad general de los datos fue baja y las pocas recomendaciones que pueden hacerse son débiles y requieren estudios confirmatorios. Los principales efectos secundarios centrales examinados fueron la sedación, la insuficiencia cognitiva, los trastornos del sueño y las mioclonías. En general, hay pruebas limitadas sobre el uso del metilfenidato para contrarrestar la sedación y las alteraciones cognitivas inducidas por los opiáceos. No se pueden hacer recomendaciones claras sobre otros fármacos individuales para el tratamiento de cualquiera de los efectos secundarios centrales examinados. Dada la falta de datos disponibles en esta revisión, es necesario realizar más ensayos controlados prospectivos para confirmar o refutar estos hallazgos.
Síntomas de las últimas 24 horas de vida
19 Pacientes con enfermedad maligna que recibían morfina por vía subcutánea u oral como analgésico principal. Se incluyeron en el estudio 10 pacientes que recibían una dosis diaria total de morfina de al menos 500 mg por vía oral o 250 mg por vía parenteral. Los otros 9 pacientes se inscribieron después de que se identificara un problema importante que se creía relacionado con la morfina. Todos los pacientes estaban tomando medicamentos para complementar el tratamiento.
Se midieron las concentraciones plasmáticas de morfina y electrolitos y se hizo una historia completa de cada paciente. Trece de los 19 pacientes tenían un efecto secundario importante; 12 de ellos tenían mioclonía y uno hiperalgesia de la piel. Las concentraciones plasmáticas de morfina fueron similares en los pacientes con y sin mioclonía, oscilando entre 158 y 3465 nmol/l y 39 y 2821 nmol/l respectivamente. Ocho de los pacientes con efectos secundarios tomaban un fármaco antipsicótico simultáneamente, en comparación con ninguno de los que no tenían efectos secundarios. Una mayor proporción de pacientes con efectos secundarios tomaba el fármaco antinauseoso tietilperazina (6/13 frente a 2/6) y al menos un antiinflamatorio no esteroideo (10/13 frente a 2/6), mientras que una menor proporción tomaba un glucocorticosteroide (3/13 frente a 4/6). La prevalencia estimada de efectos secundarios importantes en la población total de pacientes que recibían tratamiento paliativo en las dos unidades era del 2,7-3,6%.
Los movimientos mioclónicos espasmódicos se observan comúnmente con
Características y diagnóstico diferencial El hipo es un ejemplo de mioclonía positiva normal y fisiológica, mientras que la asterixis es un ejemplo de mioclonía negativa que se observa con la encefalopatía metabólica. En la mioclonía nocturna o trastorno del movimiento periódico de las piernas, hay actividad en los músculos flexores de las piernas y los pies durante el sueño ligero. Puede observarse en el marco de enfermedades crónicas del sistema nervioso o en pacientes de edad avanzada sin otras anomalías. Los movimientos breves, similares a una descarga, de la mioclonía pueden ser difíciles de distinguir de otros movimientos involuntarios como calambres, espasmos, fasciculaciones y distonía. Las fasciculaciones son breves sacudidas musculares involuntarias que, a diferencia de las mioclonías, no suelen dar lugar a un movimiento a través de una articulación. La distonía se caracteriza por ser movimientos lentos, repetitivos y sostenidos (un ejemplo es el calambre de los escritores). Una reacción distónica aguda suele estar causada por medicamentos que bloquean la dopamina, como ciertos antipsicóticos (haloperidol), antieméticos (metoclopramida) y bloqueadores de los canales de calcio.