Tensión arterial migrañosa
Los dolores de cabeza son conocidos por casi todo el mundo: en un año cualquiera, casi el 90% de los hombres y el 95% de las mujeres tienen al menos uno. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, el dolor no es un presagio de una terrible enfermedad. Los tres tipos más comunes de cefaleas son las tensionales, las sinusales y las migrañas. Los desencadenantes más comunes del dolor de cabeza son el estrés, la fatiga, la falta de sueño, el hambre y la abstinencia de cafeína.
A medida que ha ido evolucionando el conocimiento de los distintos tipos de cefaleas, los investigadores han modificado algunas de sus creencias sobre las migrañas y las cefaleas tensionales y la relación entre ambas. Esto se debe en gran medida a la constatación de que algunos dolores de cabeza no encajan claramente en ninguna de las dos categorías. Las cefaleas “mixtas” tienen características de ambos tipos y, como son difíciles de clasificar, el tratamiento puede ser un reto.
Por ejemplo, cuanto más intensa es una cefalea tensional, más se parece al dolor agudo y punzante de una migraña. Asimismo, cuando una migraña se hace más frecuente, su dolor empieza a parecerse al de una cefalea tensional. Los síntomas de las cefaleas se sitúan en un continuo ordenado por sus características: la cefalea tensional ocasional está en un extremo y la clásica migraña en el otro. En medio se encuentran las cefaleas crónicas diarias, que pueden comenzar con características típicas de la cefalea tensional o de la migraña.
Migraña por cafeína
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La presión arterial alta (hipertensión) es muy común, ya que afecta a casi la mitad de los adultos en Estados Unidos, por lo que se hace mucho hincapié en su prevención y tratamiento. Sin embargo, la presión arterial baja (hipotensión) también puede causar síntomas, e incluso puede ser un efecto secundario del tratamiento de la hipertensión.
Una presión arterial normal se considera inferior a 120/80 miligramos de mercurio (mmHg). La cifra superior se denomina lectura sistólica y la inferior, diastólica. Corresponden a las diferentes partes del ciclo de los latidos del corazón.
La hipotensión se produce cuando la presión arterial es baja y provoca síntomas. Esto varía según el individuo. Por ejemplo, una persona cuya presión arterial en reposo suele ser alta puede experimentar síntomas de presión arterial baja a un nivel más alto que otro individuo.
Cefalea por baja presión
Dentro de ciertos límites, cuanto más baja sea la lectura de la tensión arterial, mejor. Tampoco existe una cifra concreta a partir de la cual se considere que la presión arterial diaria es demasiado baja, siempre que no se presente ninguno de los síntomas de problemas.
Una sola lectura inferior a la normal no es motivo de alarma, a menos que experimente otros síntomas o problemas. Si experimenta mareos, aturdimiento, náuseas u otros síntomas, es conveniente que consulte a su médico. Para ayudar a su diagnóstico, lleve un registro de sus síntomas y actividades en el momento en que se produzcan.
Tratamiento de la hipotensión
Lo que se considera presión arterial baja para una persona puede estar bien para otra. La presión arterial baja puede no causar ningún síntoma perceptible, o puede causar mareos y desmayos. A veces, la tensión baja puede poner en peligro la vida.
Un descenso repentino de la tensión arterial puede ser peligroso. Un cambio de sólo 20 mm Hg -una caída de 110 mm Hg sistólica a 90 mm Hg sistólica, por ejemplo- puede provocar mareos y desmayos. Y los descensos importantes, como los causados por hemorragias incontroladas, infecciones graves o reacciones alérgicas, pueden poner en peligro la vida.
La mayoría de los profesionales sanitarios consideran que la tensión arterial es demasiado baja sólo si provoca síntomas. Los pequeños mareos ocasionales pueden deberse a muchas cosas, como pasar demasiado tiempo al sol o en un jacuzzi. Es importante acudir a un médico para obtener un diagnóstico correcto.
Si las lecturas de la tensión arterial son constantemente bajas pero se siente bien, es posible que el médico sólo le controle durante las revisiones rutinarias. Puede ser útil llevar un registro de sus síntomas, cuándo se producen y qué está haciendo en ese momento.