Fatiga por ansiedad
El temblor corporal, las sacudidas, los temblores y las vibraciones son síntomas comunes del trastorno de ansiedad, incluido el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social y el trastorno de pánico, entre otros. Muchas personas experimentan síntomas de temblores corporales cuando están ansiosas y estresadas.
Los temblores corporales, los síntomas de vibración pueden aparecer y desaparecer raramente, ocurrir con frecuencia o persistir indefinidamente. Por ejemplo, puede sentir los temblores corporales de vez en cuando y no tan a menudo, sentirlos de forma intermitente o sentirlos todo el tiempo.
Aunque algunas personas pueden controlar sus temblores, sacudidas y vibraciones calmándose o tensando y aflojando los músculos, lo más frecuente es que este síntoma se produzca de forma involuntaria, lo que significa que no hay mucho que se pueda hacer para evitar que ocurra.
Comportarse con ansiedad activa la respuesta al estrés, que provoca inmediatamente cambios en todo el cuerpo que le dan un “impulso de emergencia de recursos” para hacer frente a una amenaza -para luchar o huir-, razón por la que la respuesta al estrés suele denominarse respuesta de lucha o huida[1].
Temblor esencial
Los temblores corporales, las sacudidas, los temblores y las vibraciones son síntomas comunes del trastorno de ansiedad, incluido el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de ansiedad social y el trastorno de pánico, entre otros. Muchas personas experimentan síntomas de temblores corporales cuando están ansiosas y estresadas.
Los temblores corporales, los síntomas de vibración pueden aparecer y desaparecer raramente, ocurrir con frecuencia o persistir indefinidamente. Por ejemplo, puede sentir los temblores corporales de vez en cuando y no tan a menudo, sentirlos de forma intermitente o sentirlos todo el tiempo.
Aunque algunas personas pueden controlar sus temblores, sacudidas y vibraciones calmándose o tensando y aflojando los músculos, lo más frecuente es que este síntoma se produzca de forma involuntaria, lo que significa que no hay mucho que se pueda hacer para evitar que se produzca.
Comportarse con ansiedad activa la respuesta al estrés, que provoca inmediatamente cambios en todo el cuerpo que le dan un “impulso de emergencia de recursos” para hacer frente a una amenaza -para luchar o huir-, razón por la que la respuesta al estrés suele denominarse respuesta de lucha o huida[1].
Síntomas musculares de ansiedad
El temblor es uno de los síntomas más comunes de la ansiedad y una de las formas más claras de saber que se está nervioso. Hay oradores públicos seguros de sí mismos -hombres y mujeres acostumbrados a estar delante de un público- a los que les tiemblan las manos violentamente durante sus presentaciones porque es una parte de la ansiedad y el nerviosismo que es muy difícil de controlar.
De vez en cuando, te vas a encontrar nervioso: puedes estar en una primera cita, puedes tener un examen importante o puedes dar un discurso o una presentación. Es natural sentirse nervioso en esos momentos y, por desgracia, es poco lo que puedes hacer para controlar los temblores.
Pero hay muchas personas que tiemblan todo el tiempo, en momentos aleatorios del día, incluso cuando no hay nada que lo provoque. Hay personas que tiemblan en el trabajo, en casa y cada vez que tienen un ataque de pánico. Esto puede ser un signo de un trastorno de ansiedad.
Los temblores son el resultado de la activación del sistema de lucha o huida, una herramienta evolutiva destinada a mantener la seguridad en momentos de peligro. Durante la ansiedad intensa, el cuerpo se inunda de una hormona llamada epinefrina (adrenalina). Esa hormona activa los nervios y los músculos, dándoles la energía que necesitan para luchar, huir o reaccionar.
Ansiedad de sacudida
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Un ataque de pánico es un episodio de miedo agudo, malestar y ansiedad que generalmente alcanza su punto máximo en cuestión de minutos, pero que puede durar más tiempo. Hay una amplia gama de síntomas angustiosos asociados a los ataques de pánico, como una frecuencia cardíaca rápida, náuseas e incluso dolor en el pecho que puede parecer un ataque cardíaco.
Experimentar un ataque de pánico puede ser muy aterrador, incluso si se ha tenido uno antes. Aunque ciertamente no es normal tener ataques de pánico, debe saber que no está solo si tiene uno. Se estima que cada año, alrededor del 11% de los adultos en los Estados Unidos experimentan un ataque de pánico.
Un ataque de pánico puede describirse como una aparición repentina de miedo abrumador. Los ataques de pánico son un síntoma central del trastorno de pánico, que es una enfermedad mental diagnosticable, pero no constituyen un diagnóstico por sí solos.