Aprender a relajarse y disfrutar de la vida
Después de un largo y estresante día, te tomas un tiempo para sentarte y meditar. Tu respiración se hace más profunda y tus músculos se relajan, mientras sientes que las tensiones del día se desvanecen. De repente, tu cuerpo se tensa. Olas de pánico te inundan en una tormenta de ansiedad, y la sensación de relajación se desvanece. Sales de la meditación más estresado que antes. Si esto le resulta familiar, es posible que haya sufrido ansiedad inducida por la relajación (RIA). A continuación exploraremos qué es la RIA, cómo se siente y varias formas de tratar este tipo de ansiedad.
La RIA es la desafortunada incapacidad de relajarse durante las actividades convencionales de relajación (como meditar, salir con los amigos o ver la televisión), lo que en última instancia conduce a una mayor sensación de estrés y agitación. Para las personas que experimentan el RIA, las sensaciones físicas y mentales de la relajación (como la reducción de la frecuencia cardíaca y la tensión muscular) estimulan de forma contraintuitiva más sentimientos de ansiedad.
La RIA no es un problema de salud mental reconocido, sino que es una de las muchas formas en que puede manifestarse la ansiedad clínica. Las investigaciones sugieren que alrededor del 15% de las personas con ansiedad crónica experimentan síntomas de RIA. Lo cual, por supuesto, puede ser extremadamente frustrante; la actividad que esperas que pueda aportar algo de alivio a tu vida puede acabar empeorando las cosas.
Cómo aprender a relajarse y no preocuparse
Tener sentimientos ocasionales de ansiedad es una parte normal de la vida, pero las personas con trastornos de ansiedad experimentan ansiedad, miedo, terror y pánico frecuentes y excesivos en situaciones cotidianas. Estos sentimientos no son saludables si afectan a su calidad de vida y le impiden funcionar con normalidad.
Si la ansiedad afecta a su vida y a sus relaciones, debe acudir a su médico. Su proveedor puede ayudarle a descartar cualquier problema de salud física subyacente antes de acudir a un profesional de la salud mental.
Es posible que sus preocupaciones no desaparezcan por sí solas y que empeoren con el tiempo si no busca ayuda. Acuda a su médico o a un profesional de la salud mental antes de que su ansiedad empeore. Es más fácil de tratar si buscas ayuda a tiempo.
Cómo relajar la mente y el cuerpo de la ansiedad
Todos nos enfrentamos a situaciones estresantes a lo largo de nuestra vida, desde pequeñas molestias como los atascos hasta preocupaciones más serias, como la grave enfermedad de un ser querido. Sea cual sea la causa, el estrés inunda el cuerpo de hormonas. El corazón late con fuerza, la respiración se acelera y los músculos se tensan.
Esta llamada “respuesta al estrés” es una reacción normal a las situaciones amenazantes, perfeccionada en nuestra prehistoria para ayudarnos a sobrevivir a amenazas como el ataque de un animal o una inundación. Hoy en día, rara vez nos enfrentamos a estos peligros físicos, pero las situaciones desafiantes de la vida cotidiana pueden desencadenar la respuesta al estrés. No podemos evitar todas las fuentes de estrés en nuestras vidas, ni queremos hacerlo. Pero podemos desarrollar formas más saludables de responder a ellas.
1. Centrarse en la respiración. En esta sencilla y poderosa técnica, se realizan respiraciones largas, lentas y profundas (también conocidas como respiración abdominal). Al respirar, se desconecta suavemente la mente de los pensamientos y las sensaciones que la distraen. La concentración en la respiración puede ser especialmente útil para las personas con trastornos alimentarios, ya que les ayuda a centrarse en su cuerpo de forma más positiva. Sin embargo, esta técnica puede no ser adecuada para quienes tienen problemas de salud que dificultan la respiración, como las dolencias respiratorias o la insuficiencia cardíaca.
Técnicas de relajación
En realidad, la relajación no es fácil (y no resulta natural) para muchos de nosotros. Es difícil no dejarse atrapar por las preocupaciones durante nuestros días de ritmo acelerado y de falta de tiempo, ya sea por los plazos del trabajo, las preocupaciones financieras o por sentir que no tenemos suficiente tiempo de calidad para la familia y los amigos, o para nosotros mismos y nuestras actividades favoritas.
Incluso durante las vacaciones, ¿has notado que puedes tardar unos días en relajarte? Aprender a relajarse es un poco como aprender a meditar, o a tomarse unas vacaciones: no podemos hacerlo una o dos veces al año y esperar que haga milagros. Mejorar la relajación requiere práctica. Por suerte, hay una serie de técnicas y estrategias de relajación fácilmente accesibles que nos ayudan a relajar conscientemente el cuerpo y la mente de forma regular.
Una situación estresante, o que percibimos como tal, desencadena la liberación de hormonas que hacen que nuestro corazón lata con fuerza, nuestra respiración se acelere y nuestros músculos se tensen. Se trata de reacciones fisiológicas normales, conocidas como respuesta de “lucha o huida”, y evolucionaron para que nuestros antepasados pudieran mantenerse alerta ante amenazas como los feroces osos pardos o los habitantes de las cuevas, poco amigables y con garrote.