Nieve visual
La sensibilidad a la luz o fotofobia es una condición en la que la luz brillante resulta incómoda y dolorosa para los ojos. Fotofobia significa literalmente “miedo a la luz”. Si tiene ojos sensibles a la luz, puede presentar los siguientes síntomas;
Si tiene sensibilidad a la luz, mirar la luz del sol, la luz fluorescente y la luz incandescente le causará molestias y le hará querer parpadear o cerrar los ojos. Por lo general, sólo experimentará estos síntomas si estas fuentes de luz son brillantes. Sin embargo, en casos extremos, incluso la luz apagada puede causar problemas.
Por lo general, la fotofobia o sensibilidad a la luz es un signo común de fatiga ocular o tensión ocular digital. Si sus ojos están cansados por un uso intenso, como por ejemplo por mirar fijamente a las pantallas durante mucho tiempo o por conducir largas distancias, puede sentir que sus ojos se vuelven sensibles a la luz. También experimentará otros síntomas como dolor de ojos, visión acuosa o borrosa, dolores de cabeza, dolor de cuello y necesidad de entrecerrar los ojos.
La fatiga ocular o la fatiga ocular digital es un síntoma de la exposición excesiva a la luz azul artificial de las pantallas y la iluminación moderna. El uso de gafas de luz azul respaldadas por la ciencia puede servir para reducir los daños causados por esta luz azul artificial. Para saber más sobre la fatiga ocular digital, lea nuestro artículo “La fatiga ocular digital provocada por las pantallas y la iluminación artificial, y cómo evitarla en el mundo moderno”
Ligeros síntomas de ansiedad
La luz blanca y todos los colores que la componen (rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta) tienen muchos efectos diferentes sobre el ser humano, algunos colores tienen mayores efectos sobre el cuerpo humano que otros, entre las luces de colores, la luz azul y verde son las más estudiadas y sus efectos sobre la salud mental han sido ampliamente descritos.
¿Cómo puede afectar la luz azul y verde de tal manera que genere ansiedad y estrés? En este artículo revisaremos la relación entre la luz azul y verde, la ansiedad, el estrés, la depresión y los problemas de sueño (1).
Se sabe mucho sobre el efecto de la luz azul y verde en el ritmo circadiano, pero últimamente se ha estudiado el efecto de estos espectros de luz en otros sistemas, como el sistema endocrino, encargado de producir y regular las hormonas que gobiernan nuestro cuerpo.
Los humanos nos hemos acostumbrado a tener luz artificial todo el tiempo, de día y de noche, en nuestros teléfonos, nuestras bombillas, todo es luz artificial, por lo que estamos en constante exposición a ella. La exposición prolongada aumenta los niveles de cortisol y adrenalina, hormonas relacionadas con el funcionamiento normal del cuerpo, pero si se producen en exceso, los problemas empiezan a aflorar (3).
Diplopía
La fotofobia es una condición que se caracteriza por una sensibilidad extrema a las fuentes de luz brillante. No importa cuál sea la fuente de luz, ya sea la luz del sol, las bombillas fluorescentes, las bombillas incandescentes, las bombillas LED o la luz de un televisor o de una pantalla de ordenador, cualquiera de ellas puede causar un malestar de moderado a extremo. A menudo, esta sensibilidad extrema a la luz va acompañada de dolores de cabeza incapacitantes.
Esta condición relativamente común puede ser el resultado de un número de diferentes dolencias o medicamentos, algunos graves y otros menos. A menudo se confunde con el miedo a la luz, que se conoce como heliofobia, la palabra fotofobia viene del griego para luz o “foto” y miedo o “fobia”. En cualquier caso, la fotofobia no tiene nada que ver con el miedo a la luz, sino simplemente con la sensibilidad a la misma.
Estos síntomas suelen hacer que quienes padecen esta enfermedad eviten muchas cosas que la mayoría de la gente da por sentadas, como los faros de los coches, la luz del sol, la luz fluorescente, los ordenadores y la televisión. Estos síntomas suelen empeorar cuanto más brillante es la luz.
Heliofobia
La sensibilidad dolorosa a la luz es un síntoma asociado a docenas de afecciones y los profesionales médicos la han denominado “fotofobia”. Dado que el término “fobia” implica un miedo a algo -en este caso, a la luz-, no es de extrañar que la sensibilidad a la luz se asocie habitualmente a niveles más altos de ansiedad, independientemente de la enfermedad. Aquí exploramos la relación entre ambas y ofrecemos sugerencias para manejarla.
Si se le ha diagnosticado un trastorno de ansiedad, pánico o del estado de ánimo, las investigaciones sugieren que ya es susceptible de sufrir una mayor sensibilidad a la luz.1-2 De hecho, se ha demostrado que estas personas tienen una menor tolerancia a la luz en general, especialmente hacia los estímulos brillantes. Sin embargo, los investigadores observaron que el tipo de luz también es importante. Citaron las luces fluorescentes en particular como capaces de inducir ataques de pánico; otros estudios han respaldado esta afirmación y han revelado que se pueden desarrollar síntomas fisiológicos (por ejemplo, un ritmo cardíaco elevado) por la exposición a los fluorescentes.3 No se sabe si la ansiedad causa o no la sensibilidad a la luz, pero se ha establecido claramente que existe una fuerte asociación entre ambos problemas de salud.