Causas de la fobia
Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad. Si tiene una fobia, tendrá una necesidad abrumadora de evitar todo contacto con la fuente de su ansiedad. Entrar en contacto con la causa de su fobia, o incluso pensar en ello, puede provocarle ansiedad y causarle pánico.
Si la causa de su fobia es un objeto o animal con el que no entra en contacto habitualmente, como una serpiente, es poco probable que afecte a su vida cotidiana. Sin embargo, si tiene una fobia más compleja, como la agorafobia (véase más adelante), puede resultarle muy difícil llevar una vida normal.
Las fobias afectan a distintas personas de manera diferente. Algunas personas sólo reaccionan con una ansiedad leve cuando se enfrentan al objeto de su miedo, mientras que otras experimentan una ansiedad grave o sufren un ataque de pánico severo.
Las fobias complejas tienden a ser más incapacitantes que las fobias simples porque suelen estar asociadas a un miedo o ansiedad muy arraigados a una circunstancia o situación concreta. Dos ejemplos comunes de fobias complejas son la agorafobia y la fobia social.
Fobias
Los trastornos de ansiedad no son sólo un caso de “nervios”. No se puede superar un trastorno de ansiedad sólo con fuerza de voluntad, ni se pueden ignorar o desear que desaparezcan los síntomas. Estos trastornos hacen que se sienta ansioso la mayor parte del tiempo, lo que hace que algunas situaciones cotidianas sean tan incómodas que puede evitarlas por completo. O bien, puede experimentar casos ocasionales de ansiedad que son tan aterradores e intensos que puede quedar inmovilizado por el miedo.
Las fobias específicas o simples producen un miedo intenso a un objeto o situación concreta que, de hecho, es relativamente segura. Las personas que padecen fobias específicas son conscientes de que su miedo es irracional, pero la idea de enfrentarse al objeto o situación suele provocar un ataque de pánico o ansiedad grave.
Las fobias específicas pueden incluir el miedo persistente a los perros, los insectos o las serpientes; a conducir un coche; a las alturas; a los túneles o puentes; a las tormentas eléctricas; y/o a volar. No se sabe qué las causa, aunque parecen ser hereditarias y son ligeramente más frecuentes en las mujeres. Las fobias específicas suelen comenzar en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan de forma repentina y suelen ser más persistentes que las fobias infantiles. Cuando los niños tienen fobias específicas -por ejemplo, el miedo a los animales-, estos temores suelen desaparecer con el tiempo, aunque pueden continuar en la edad adulta. Nadie sabe por qué persisten en algunas personas y desaparecen en otras.
Fobia simple
Laura Dorwart es una periodista especializada en derechos de los discapacitados, salud mental y enfermedades relacionadas con el embarazo. Ha escrito para publicaciones como SELF, The New York Times, VICE y The Guardian.
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Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad que provoca un miedo excesivo, marcado e irracional a un objeto o situación específicos. Una persona con una fobia puede tener miedo a ciertas personas, animales, objetos, lugares, situaciones, actividades o interacciones.
Los síntomas más comunes de las fobias son la dificultad para respirar, el pánico, la aceleración del ritmo cardíaco, los temblores y la necesidad de huir. Cuando las personas llegan a extremos para evitar lo que les produce miedo, su funcionamiento diario en el trabajo, la escuela y las relaciones puede verse afectado.
Tipos de fobias
Una fobia es un miedo persistente, excesivo e irreal a un objeto, persona, animal, actividad o situación. Es un tipo de trastorno de ansiedad. Una persona con fobia intenta evitar lo que desencadena el miedo o lo soporta con gran ansiedad y angustia.
Algunas fobias son muy específicas y limitadas. Por ejemplo, una persona puede temer sólo a las arañas (aracnofobia) o a los gatos (ailurofobia). En este caso, la persona vive relativamente libre de ansiedad evitando lo que teme. Algunas fobias causan problemas en una mayor variedad de lugares o situaciones. Por ejemplo, los síntomas de la acrofobia (miedo a las alturas) pueden desencadenarse al mirar por la ventana de un edificio de oficinas o al conducir por un puente alto. El miedo a los espacios cerrados (claustrofobia) puede desencadenarse al viajar en un ascensor o al utilizar un baño pequeño. Las personas con estas fobias pueden tener que modificar su vida de forma drástica. En casos extremos, la fobia puede dictar el empleo de la persona, el lugar de trabajo, la ruta de conducción, las actividades recreativas y sociales o el entorno doméstico.