Síntomas de las fobias
Si una persona tiene una fobia, su miedo o ansiedad va más allá de la reacción habitual ante un objeto o situación. Las fobias repercuten en la vida de las personas: éstas pueden adaptar su estilo de vida para evitar la fobia, o pueden soportar la fobia con intensos sentimientos de ansiedad.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un tratamiento eficaz para los trastornos de ansiedad, incluidas las fobias específicas. La terapia de exposición, una forma de terapia conductual, suele utilizarse para tratar las fobias específicas. Otros tratamientos psicológicos, como el entrenamiento en relajación, la meditación, la biorretroalimentación y el control del estrés, también pueden ayudar. Muchas personas con fobias se benefician del asesoramiento de apoyo o de la terapia familiar. La medicación es otra opción y a veces se combina con la TCC.
Las peores fobias
Una fobia es un miedo persistente, excesivo e irreal a un objeto, persona, animal, actividad o situación. Es un tipo de trastorno de ansiedad. Una persona con fobia intenta evitar lo que desencadena el miedo o lo soporta con gran ansiedad y angustia.
Algunas fobias son muy específicas y limitadas. Por ejemplo, una persona puede temer sólo a las arañas (aracnofobia) o a los gatos (ailurofobia). En este caso, la persona vive relativamente libre de ansiedad evitando lo que teme. Algunas fobias causan problemas en una mayor variedad de lugares o situaciones. Por ejemplo, los síntomas de la acrofobia (miedo a las alturas) pueden desencadenarse al mirar por la ventana de un edificio de oficinas o al conducir por un puente alto. El miedo a los espacios cerrados (claustrofobia) puede desencadenarse al viajar en un ascensor o al utilizar un baño pequeño. Las personas con estas fobias pueden tener que modificar su vida de forma drástica. En casos extremos, la fobia puede dictar el empleo de la persona, el lugar de trabajo, la ruta de conducción, las actividades recreativas y sociales o el entorno doméstico.
Tratamiento de la fobia
Una fobia es un trastorno de ansiedad que se define por un miedo persistente y excesivo a un objeto o una situación[1] Las fobias suelen dar lugar a una rápida aparición del miedo y suelen estar presentes durante más de seis meses[1] Las personas afectadas hacen todo lo posible por evitar la situación o el objeto, en un grado mayor que el peligro real que representa[1]. [Si no pueden evitar el objeto o la situación, experimentan una gran angustia[1]. Otros síntomas pueden ser los desmayos, que pueden producirse en la fobia a la sangre o a las lesiones,[1] y los ataques de pánico, que suelen producirse en la agorafobia[6].
Las fobias pueden dividirse en fobias específicas, trastorno de ansiedad social y agorafobia.[1][2] Las fobias específicas se dividen a su vez en ciertos animales, el entorno natural, la sangre o las lesiones y situaciones particulares.[1] Las más comunes son el miedo a las arañas, el miedo a las serpientes y el miedo a las alturas. [7] Las fobias específicas pueden estar causadas por una experiencia negativa con el objeto o la situación en la primera infancia.[1] La fobia social es cuando una persona teme una situación debido a la preocupación de que los demás la juzguen.[1] La agorafobia es el miedo a una situación debido a la percepción de dificultad o incapacidad para escapar.[1]
Ejemplos de fobias específicas
Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad. Se trata de un miedo fuerte e irracional a algo que representa poco o ningún peligro real. Hay muchas fobias específicas. La acrofobia es el miedo a las alturas. Puedes ser capaz de esquiar en las montañas más altas del mundo, pero ser incapaz de subir al quinto piso de un edificio de oficinas. La agorafobia es el miedo a los lugares públicos, y la claustrofobia es el miedo a los lugares cerrados. Si se siente ansioso y extremadamente cohibido en situaciones sociales cotidianas, podría tener una fobia social. Otras fobias comunes son a los túneles, a la conducción por carretera, al agua, a volar, a los animales y a la sangre.