Lista de fobias
La mayoría de estos miedos se centran en la inserción de las lentes de contacto y su extracción, o en la posibilidad de que sea difícil acostumbrarse a la sensación de tener algo en el ojo en todo momento. Estos temores a las lentes de contacto son naturales y, créenos, no eres el único.
El miedo más común a las lentes de contacto es el de tocarse el ojo. Se trata de un miedo normal a las lentes de contacto; a muchas personas les cuesta incluso ponerse gotas en los ojos, por no hablar de un dispositivo real.
Una forma de evitar casi por completo este miedo es pedir lentillas que se puedan llevar durante largos periodos de tiempo; así tendrás que pasar por el proceso con menos frecuencia. Pregunta a tu oftalmólogo si eres candidato a llevar lentes de contacto de un día para otro.
Sin embargo, debes tener en cuenta que, aunque las lentillas de uso prolongado pueden ahorrarte algunos problemas, no abordan el verdadero problema: tu miedo. Tienes que entrenarte para no parpadear cuando te pongan la lente en el ojo.
Muchos usuarios nuevos tienen miedo de rascarse el ojo mientras se ponen o se quitan las lentillas. Algo tan sencillo como utilizar un colirio para humedecer los ojos antes de ponérselas o quitárselas puede reducir las posibilidades de que esto ocurra.
Cómo tocarse el ojo
Este artículo fue revisado médicamente por Shaune Wallace, OD. La Dra. Wallace es una Optometrista en Nevada con más de 14 años de experiencia en optometría. Recibió su OD del Colegio de Optometría del Sur de California en 2006 y es miembro de la Asociación Americana de Optometría.
Más de 36 millones de personas en los Estados Unidos usan lentes de contacto. Este gran número demuestra la relativa seguridad general del uso de lentes de contacto; sin embargo, muchas otras personas se niegan a usarlas por temores infundados, como el peligro de introducir las lentes en el ojo, la incómoda sensación de tener algo tocando el ojo o el riesgo de infección. Aunque se trata de temores naturales, hay varias medidas que se pueden tomar para minimizar o eliminar todos los factores que provocan estos miedos. La información y los conocimientos correctos sobre cómo mantener limpias las lentes de contacto y cómo llevarlas correctamente aliviarán muchas de las fobias que aún existen.
Este artículo fue revisado médicamente por Shaune Wallace, OD. El Dr. Wallace es un Optometrista en Nevada con más de 14 años de experiencia en optometría. Recibió su OD del Southern California College of Optometry en 2006 y es miembro de la American Optometric Association. Este artículo ha sido visto 72.623 veces.
Fobia a la atención
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La hafobia consiste en el miedo al tacto. Aunque es poco frecuente, suele ser una fobia devastadora. Pertenece a la clase de fobias conocidas como fobias específicas, que son miedos a un objeto o situación concretos. Si tiene hafefobia, teme que le toque cualquier persona, aunque algunas personas sólo temen que les toquen los de otro sexo.
El miedo irracional a que te toquen es inusual, ya que no está especialmente vinculado a otros trastornos relacionados con la ansiedad, como la fobia social (trastorno de ansiedad social) o el miedo a la vulnerabilidad o a la intimidad. Muchas personas con hafefobia pueden establecer vínculos cálidos y estrechos con otras personas, aunque les preocupe que esos vínculos estén en peligro debido a su incapacidad para mostrar afecto físico.
Ansiedad por el contacto visual
Una de las mejores maneras de superar cualquier miedo es asumirlo poco a poco. Primero asegúrate de que tus manos están limpias y de que tienes cuidado. Acostúmbrate a tocarte el ojo sin lentes de contacto. Esto te ayudará a ver que tocarte el ojo no es tan malo.
Practicar también ayuda a que tus manos se estabilicen. Acostumbrarse a este movimiento sin contacto puede facilitarte la tarea más adelante. Luego, cuando por fin tengas las lentillas en la mano, insertarlas debería parecerte más fácil.
Tu mano dominante es la que utilizarás para sujetar la lente de contacto y colocarla en el ojo. Tu mano no dominante es tu “mano ayudante”. Es la que utilizas para mantener el párpado abierto para no parpadear en medio del proceso.
Aunque la mano de ayuda no toca realmente el ojo, debes acostumbrarte a dónde quieres colocarla. Acostúmbrate a mantener el párpado superior arriba con el dedo índice y el inferior abajo con el pulgar. Parece un poco difícil, pero la práctica hace la perfección.