Sobreturismo
En la comedia romántica “Sabrina”, la difunta estrella de cine Audrey Hepburn dice: “París siempre es una buena idea”. La ciudad francesa se presenta como la más romántica del mundo y de visita obligada. No sólo París, sino muchas otras ciudades europeas como Londres, Venecia o Roma han sido romantizadas para los extranjeros durante décadas. El sector del turismo, que en su día se denominó “industria sin humo”, es masivo en estas ciudades y contribuye de forma significativa a la economía de los países. La idea del romanticismo en París no sólo se deriva de las imágenes de las parejas amadas, sino también de otros símbolos como los croissants y macarons frescos con una buena taza de café en una mesa de mármol frente a edificios que parecen, ya se sabe, “tan parisinos”, al igual que los otros símbolos que embellecen Venecia o Lisboa, al tiempo que se benefician de la historia cultural de las ciudades.
La percepción reforzada de que París es la ciudad de los enamorados mantiene a la ciudad en la lista de lugares que hay que ver antes de morir y ha convertido a esta ciudad chic y a otras europeas en puntos turísticos de primer orden a lo largo de los años. Pero, como cualquier otro destino turístico, hay otra cara de estas historias románticas y comercializadas; a saber, el hecho de que a los lugareños no les gusta el flujo constante de forasteros que invaden sus ciudades. La Ciudad de las Luces y la Ciudad de los Canales, en efecto, tienen muchas cosas que ofrecer a los recién llegados; sin embargo, la situación se ha convertido en una tensión para los lugareños, y esto puede ser sólo el principio. La cuestión es que, aunque algunos entienden las objeciones de los locales, la otra cara de la moneda puede tener algo diferente que ofrecer; algo que acabe por establecer los verdaderos “dueños” de las ciudades. Ahora que la temporada turística de este año, repleta de discusiones relacionadas con la propia existencia del turismo, llega a su fin, quedan pendientes las preguntas sobre lo que ocurrirá el año que viene.
Turismofobia
NIVELES SENSORIALES Enfréntate a tus miedos en un emocionante viaje de autodescubrimiento. Entender y gestionar el miedo puede ser divertido. ¿Qué hay que temer? Embárquese en un viaje de autodescubrimiento y descubra qué es realmente la fobia. Bienvenido a la premiada exposición que explora el tema del miedo, desde su significado histórico y cultural hasta la psicología y fisiología del miedo y cómo afecta a nuestra vida cotidiana. Prepárese para algo diferente y quizás aprenda a gestionar mejor sus propios miedos.
Enterrado vivoEsta exposición está cerrada temporalmente debido a las medidas de distanciamiento de seguridad.Antes de la era de la medicina moderna, cuando el diagnóstico de la muerte era menos preciso, los ataúdes solían estar provistos de un dispositivo de campana sobre el suelo. Si una persona se despertaba de entre los muertos (en el caso de los enterrados vivos por error), alertaba a los dolientes de su espantosa situación.
¡Hablar en públicoGane confianza a través de un escenario simulado de hablar en público frente a una audiencia! La dificultad para concentrarse, la sequedad de boca, el temblor de manos y la reducción del campo de visión están incluidos.
Significado de la gentrificación
– La irritación de los residentes en los destinos turísticos se dirige a la forma de gestionar los destinos, más que a los turistas. – La turismofobia tiene una clara tendencia de protesta social o política – La rápida transformación de los lugares no turísticos provoca con
La percepción de los residentes de las zonas turísticas afectadas por la intensificación del turismo o el sobreturismo, ha pasado de una visión positiva o neutra a una manifiesta molestia o irritación, lo que ha generado un cierto debate que se ha transmitido en los medios de comunicación, aspecto novedoso en el ámbito del turismo. El término turismofobia se menciona por primera vez en España vinculado a problemas relacionados con el turismo y los turistas. Donaire (Romero et al., 2019) menciona específicamente el término turismofobia, refiriéndose al descontento en las últimas etapas del modelo de Doxey (1975). Huete y Mantecón (2018) y Milano (2017, 2018) han relacionado la turismofobia con una cierta oposición social y crítica a la gestión turística. Milano (2018) describe esa crítica social en un contexto de organizaciones sociales y residentes que esbozan su desacuerdo con determinadas actividades turísticas. Huete y Mantecón (2018) coinciden con Milano al señalar que lo que los medios de comunicación consideran como turismofobia es esencialmente una crítica social a determinados aspectos del turismo. Otros autores (Alcalde et al., 2018) destacan que el concepto de turismo-fobia se ha utilizado de forma errónea, confundiendo el descontento social por el exceso de turistas con el rechazo a los mismos. Simultáneamente y en contraposición al concepto de turismo-fobia, surge el término turismo-filia, que se refiere a la percepción de los efectos positivos del turismo en la economía y la sociedad local (Zerva et al., 2019).
Gentrificación del turismo
La fuerza de la Universidad e Investigación de Wageningen reside en su capacidad para unir las fuerzas de los institutos de investigación especializados y la universidad. También radica en el esfuerzo combinado de los distintos campos de las ciencias naturales y sociales. Esta unión de conocimientos especializados da lugar a avances científicos que pueden ponerse en práctica rápidamente e incorporarse a la educación.
El desarrollo del turismo afecta a destacados centros urbanos de todo el mundo, provocando un malestar social que se ha calificado de “turismofobia”. Este artículo problematiza la reciente aparición de este término desentrañando los vínculos entre la materialidad del turismo urbano contemporáneo y la respuesta que recibe de los movimientos sociales que se oponen a su expansión. Nos esforzamos por comprender el significado que los diferentes actores implicados en la turistificación de la ciudad otorgan a este término, y en particular las percepciones de los movimientos ciudadanos que afirman no tener turismofobia sino filia urbana. Para analizar estas dinámicas, nos basamos en la discusión de Lefebvre sobre el “derecho a la ciudad” para resaltar las relaciones productivas extractivas que caracterizan a la industria del turismo y las impugnaciones que dichas relaciones desencadenan. Tomando el ejemplo de dos ciudades españolas (Barcelona y Palma), nuestras conclusiones indican que el malestar social que provoca la sobresaturación turística se debe a los trastornos que causa en la vida cotidiana, como el aumento de los precios y de los alquileres. En consecuencia, el malestar que las movilizaciones populares han generado entre la clase dirigente ha llevado a ésta a descalificar e incluso criminalizar las legítimas reivindicaciones de aquélla bajo la etiqueta de turismofobia. Para concluir, reclamamos una futura agenda de investigación en busca de la justicia social y la equidad en torno a la re-turistificación, la desturistificación o incluso el decrecimiento turístico.