Lista de fobias
La mayoría de los fóbicos evitan la situación u objeto temido, escapando rápidamente del estímulo. Este alivio instantáneo de la tensión mediante la huida se convierte rápidamente en un hábito y mantiene la fobia. El tratamiento de éxito probado consiste en ayudar a los afectados a enfrentarse al miedo permaneciendo en la situación temida mediante un programa de desensibilización personalmente adecuado. Sencillamente, se trata de encajar tantos pasos como sean necesarios entre lo que la persona puede hacer y quiere poder hacer, y trabajar a través de ellos, aceptando el nivel de ansiedad generado cada vez. Sin embargo, los fóbicos a la enfermedad no pueden evitar sus estímulos temidos porque la mayor parte de ellos -en forma de pensamientos y dolores corporales- están dentro de ellos mismos. La ansiedad no se reduce aunque esta persona no pueda escapar de ella, y es probable que sea más permanente y, por lo tanto, más problemática. No responde bien a los tratamientos de “desensibilización” y las alternativas podrían incluir el asesoramiento psiquiátrico.
La evitación, con la consiguiente reducción de la ansiedad, que podría responder a dicho tratamiento es la que implica escapar de las discusiones o de las historias de los medios de comunicación sobre la enfermedad; comprobar que las personas y los objetos con los que la persona entra en contacto no están “contaminados” por la enfermedad; y buscar la seguridad constante, por parte de la familia y de los médicos, de que la persona no tiene la temida enfermedad. Los pasos que implican historias pueden incluir la lectura del problema, quizás sólo unas pocas palabras al principio, hasta llegar a historias completas. En el caso de la contaminación, podría incluirse el no evitar utensilios como cuchillos y tenedores, o estar en compañía de personas con la enfermedad.
Trastorno somatomorfo
El presente estudio utiliza datos de una amplia muestra de estudiantes universitarios no clínicos (N = 503) para examinar un modelo estructural de la hipocondría (HC). Este modelo predice el carácter distintivo de dos dimensiones (fobia a la enfermedad y convicción de la enfermedad) que supuestamente subyacen al trastorno, y que estas dos dimensiones están relacionadas de forma diferencial con variables importantes para la ansiedad por la salud y los trastornos somatomorfos, respectivamente. Los resultados fueron en general consistentes con el modelo hipotetizado. Específicamente, (a) las variables de percepción del cuerpo (amplificación somatosensorial y sensibilidad a la ansiedad – física) surgieron como predictores significativos de la fobia a la enfermedad, pero no de la convicción de la enfermedad; (b) las variables de desregulación de la emoción (evitación cognitiva y reapreciación cognitiva) surgieron como predictores significativos de la convicción de la enfermedad, pero no de la fobia a la enfermedad; y (c) tanto la fobia a la enfermedad como la convicción de la enfermedad predijeron de forma independiente la utilización médica. Además, el colapso de la fobia a la enfermedad y la convicción de enfermedad en un único factor latente proporcionó un ajuste inadecuado a los datos. Se discuten las implicaciones conceptuales y terapéuticas de estos resultados.
Cómo se desarrollan las fobias
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La nosofobia es un tipo de fobia específica, y parece ser más común entre estudiantes e investigadores que pasan mucho tiempo leyendo sobre enfermedades específicas. Estas condiciones suelen denominarse “enfermedad del estudiante de medicina”.
Una persona con hipocondría cree que tiene una enfermedad que pone en peligro su vida, a pesar de que tiene pocos o ningún síntoma físico. Alguien con nosofobia, sin embargo, tiene miedo de contraer una enfermedad específica y se convence de que podría tener los síntomas de esa enfermedad en particular.
Sin embargo, no todas las personas que tienen miedo a enfermar o a contraer una enfermedad contagiosa padecen nosofobia. Los que padecen esta fobia presentan síntomas que pueden causar limitaciones en sus vidas.
Miedo a la enfermedad
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La nosofobia, también conocida como fobia a la enfermedad[1] o trastorno de ansiedad por enfermedad,[2] es el miedo irracional a contraer una enfermedad, un tipo de fobia específica. Los principales temores de este tipo son el miedo a contraer la infección por el VIH (serofobia),[3] la tuberculosis pulmonar (fisiofobia),[4] las enfermedades venéreas (sífilofobia o venereofobia),[5] el cáncer (carcinofobia), las enfermedades del corazón (cardiofobia[6]) y el resfriado común o la gripe.
La nosofobia está incluida en la lista de trastornos hipocondríacos de la CIE-10, que se definen por tener una preocupación persistente por la posibilidad de padecer al menos un trastorno físico grave y progresivo[7] La nosofobia se describe como infundada. A menudo se busca el examen médico y la tranquilidad,[8][9] pero también se puede evitar[2] La evitación de los estímulos fóbicos internos y externos está presente. Un estudio de caso describe a una mujer con miedo a las enfermedades del corazón (cardiofobia) que evitaba a las personas que creía que corrían riesgo de sufrir ataques cardíacos y evitaba los alimentos que contenían colesterol[10] A veces hay conductas de comprobación, como examinar el cuerpo en busca de lesiones que podrían ser el sarcoma de Kaposi que se observa en los pacientes con SIDA o manchas que podrían ser cáncer de piel[9][10].