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La gargalafobia (del griego gargala, “cosquillas”) es el miedo a las cosquillas. A diferencia de la Pteronofobia, que es el miedo a que le hagan cosquillas con plumas, la gargalafobia es el miedo a que le hagan cosquillas con cualquier cosa, incluso con personas o incluso con insectos que se arrastran sobre ellos. Las cosquillas son una sensación de incomodidad que puede llevar a la gargalofobia a algunos, especialmente a los niños. Los afectados se esconden de las personas que les hacen cosquillas mientras se limitan a salir al exterior. Las cosquillas pueden hacerles entrar en pánico y huir junto con otros síntomas como respiración rápida, sudor frío, náuseas y mareos.
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Usted está aquí: Inicio / Artículos e Infografía Psicológica / Fobia a las cosquillasLas cosquillas son una expresión de afecto, es una forma de divertirse y a menudo es una expresión inofensiva de intimidad. A los niños les encanta que les hagan cosquillas. Se ríen cuando les hacen cosquillas y eso induce la liberación de endorfinas u hormonas de la felicidad. Los adultos también se ríen y se sienten felices cuando les hacen cosquillas. Las relaciones románticas o los momentos de intimidad también tienen un lugar para las cosquillas. Pero algunas personas tienen miedo a las cosquillas. Estas personas tienen fobia a las cosquillas.
Desde una perspectiva general, puede resultar difícil imaginar que algunas personas tengan miedo a las cosquillas. Pero puede haber algunas razones muy válidas detrás de la fobia. La mayoría de las personas que tienen fobia a las cosquillas la desarrollan debido a un acontecimiento desagradable en el pasado. Es posible que hayan sido víctimas de acoso y cosquillas cuando eran niños y que esa experiencia haya quedado grabada en su memoria. El acontecimiento desagradable o la experiencia de ser inmovilizado y recibir cosquillas en contra de su voluntad y no para expresar afecto, sino para ridiculizar a la persona, tendrá un impacto psicológico. Las personas con una historia de este tipo o una experiencia de eventos similares pueden desarrollar fobia a las cosquillas. La mayoría de las fobias se forman cuando el acto o la cosa infunden una sensación de malestar o traen recuerdos de algo indeseable. La fobia a las cosquillas es fácil de entender desde estas perspectivas.
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Algunas personas temen los acontecimientos embarazosos en función de sus rasgos característicos individuales. Un ejemplo de esto sería: “Siempre tengo que ir al baño cuando no es posible” (en una reunión, en un avión, en el teatro, en el metro). Otro ejemplo sería: “Cuando me preocupo por necesitar el baño, necesito ir aún más; y entonces voy cinco veces y ya casi no puedo salir de casa”. O incluso: “Me preocupa tanto toser en el teatro, que me empieza a hacer cosquillas en la garganta… y entonces tengo que toser de verdad”.
Si estás tan preocupado por este tipo de cosas que apenas puedes pensar en nada más y empiezas a evitar ciertas situaciones, entonces necesitas ayuda, porque puede ser insoportable. Juntos, encontraremos la manera de salir de estas situaciones difíciles. Te proporcionaré ejercicios y técnicas que te permitirán afrontar estas situaciones de forma diferente. También trabajaremos sobre todas las creencias y convicciones que te impiden estar relajado.
Fobia a las cosquillas
Las cosquillas son el acto de tocar una parte del cuerpo de forma que se produzcan movimientos involuntarios de contracción o risa[1] La palabra “cosquillas” (help-info) evolucionó del inglés medio tikelen, quizá frecuente de ticken, tocar ligeramente[1].
En 1897, los psicólogos G. Stanley Hall y Arthur Allin describieron las “cosquillas” como dos tipos de fenómenos diferentes[2] Un tipo es causado por un movimiento muy ligero a través de la piel. Este tipo de cosquilleo, llamado knismesis, generalmente no produce risa y a veces va acompañado de una sensación de picor.
El cosquilleo puede dividirse en dos categorías distintas de sensación, la knismesis y la gargalesis. La knismesis, también conocida como “picor en movimiento”, es una sensación ligeramente molesta causada por un ligero movimiento en la piel, como el de un insecto que se arrastra. Esto puede explicar por qué ha evolucionado en muchos animales[3]. Por ejemplo, un perro que muestra el reflejo de rascarse es un ejemplo de knismesis. Cuando se les estimula en la región de la silla de montar, la mayoría de los perros muestran un movimiento rítmico reflejo de sus patas traseras. Este reflejo puede ser provocado por acciones como rascarse, cepillarse, acariciarse o incluso golpear la zona sensible. Los caballos también muestran una respuesta a la knismesis, ya que pueden observarse contracciones del músculo panículo carnoso en respuesta a los insectos que se posan en sus costados. Las reacciones de gargalesis se refieren a una sensación de provocación de la risa causada por una presión más dura y profunda, acariciada a través de la piel en varias regiones del cuerpo[3]. Se cree que estas reacciones se limitan a los seres humanos y otros primates, aunque algunas investigaciones han indicado que las ratas también pueden recibir este tipo de cosquillas[4]. Un estudio alemán también indica que el tipo de cosquillas de gargalesis desencadena en los seres humanos un mecanismo de defensa en el hipotálamo que transmite sumisión o huida del peligro[5].