Test de nictofobia
Por qué muchos adultos no pueden quitarse el miedo a la oscuridad ni a dormir sin luzEs un miedo que muchos tenemos de niños y que muchos adultos tampoco pueden superarCasi la mitad de los adultos prefieren tener las luces encendidas cuando están solos en casa (Imagen: Getty)PorZahra MulroyEditora de Audiencia SocialSe dice que nacemos con sólo dos miedos innatos. Uno a las caídas y otro a los ruidos fuertes. Después de unos acogedores nueve meses flotando en el útero, quizá sea de esperar. Cualquier otra cosa a la que tengamos fobia de adultos se debe a la experiencia. Asustarnos cuando vemos una araña o un payaso -aunque es comprensible- simplemente no está en nuestro ADN. Eso no quita que haya animales, insectos, lugares, situaciones y sensaciones “comunes” que hacen que muchos de nosotros nos quedemos rígidos o nos pongamos muy nerviosos. Aunque el miedo a la oscuridad es algo que quizás asociamos más con la infancia, no todos crecemos y no es sólo un resabio de la juventud. También es un resabio de nuestra historia como humanos primitivos. También conocido en sus formas extremas como nictófobia o acufufobia, nuestro miedo a la oscuridad no se basa en el condicionamiento. Es “universal e innato”.
Atychiphobia
Cuando el sol se pone, un nuevo mundo emerge a nuestro alrededor. Lo que antes era visible, familiar e inocuo, ahora está enterrado en un manto desenfocado de oscuridad, sombra e incertidumbre. Este mundo un tanto abstracto es la oscuridad, y es un mundo que muchas personas -niños, adolescentes y adultos- temen. En situaciones de emergencia y catástrofe, la oscuridad es una probabilidad muy real, que no puede paralizarnos si queremos sobrevivir.
El miedo a la oscuridad es una fobia milenaria, que comienza principalmente durante los primeros años de desarrollo. Los niños a partir de los 2 años perciben la oscuridad como algo aterrador, y el mal, la muerte y los monstruos pasan a primer plano cuando se apagan las luces.
Este miedo común suele desaparecer a medida que la persona crece. Ya no necesitan que otra persona les tranquilice para dormir o disfrutar de la seguridad del cálido resplandor de una luz nocturna en su habitación. Sin embargo, los que no se libran de este miedo cuando son niños, arrastran esta fobia hasta la edad adulta. No sólo es incapacitante cuando se trata de dormir bien por la noche, sino que también puede afectar a la vida diaria al limitar las actividades, la interacción social y el entretenimiento de una persona a sólo cuando brilla el sol o su entorno está inundado con la seguridad percibida de la luz.
Autofobia
La nictofobia es el miedo a la oscuridad. Es un miedo o fobia común entre los niños y, en mayor o menor grado, entre los adultos. El miedo a la oscuridad no suele ser miedo a la oscuridad en sí, sino a los peligros posibles o imaginarios que oculta la oscuridad. Un cierto grado de miedo a la oscuridad es natural, especialmente como fase del desarrollo infantil. La mayoría de los observadores señalan que la nyctofobia rara vez aparece antes de los 2 años. Nyctofobia proviene del griego νυκτός (nyktos), genitivo de νύξ (nyx), “noche” y φόβος (phobos), “miedo”. Otros términos para la fobia son acluofobia, escotofobia (de σκότος – “oscuridad”) o ligofobia (de λυγή – “crepúsculo”).
El miedo antinatural es comúnmente causado por experiencias negativas, como asustarse en la oscuridad o incluso por ver películas de fantasmas y de terror donde la oscuridad es a menudo retratada. También puede producirse por la alucinación visual de que el techo se cierra sobre quien está en una habitación oscura, siendo una rama de la claustrofobia.
Un tratamiento popular y eficaz para el miedo a la oscuridad es la terapia cognitivo-conductual, concretamente la terapia de exposición. Los medicamentos y los métodos de autoayuda pueden ser necesarios para hacer frente a los peores síntomas.
Talasofobia
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Si bien el miedo a la oscuridad puede formar parte del desarrollo normal de los niños pequeños, no es el caso de los niños mayores y los adultos. La nictofobia es un miedo a la oscuridad que no se corresponde con la edad y que puede llevar a alguien a limitar sus actividades, evitar ciertas situaciones y experimentar ansiedad en previsión de que no haya luz.
La nictofobia, también denominada escotofobia, acluofobia y ligofobia, puede ser de naturaleza evolutiva, ya que muchos depredadores cazan de noche. Es posible que el miedo no esté relacionado con la oscuridad en sí, sino con los peligros desconocidos que se esconden en ella (por eso las películas de terror y suspense suelen utilizar la oscuridad para asustar a los espectadores).