Sapiosexual
“Probablemente todos hayáis oído algunos de estos acrónimos que corren por ahí como FOMO: Fear Of Missing Out (miedo a perderse algo). Pues bien, quería presentaros un par más que me gustaría que tuvierais en cuenta. FOLB: Miedo a quedar mal.
“Ahora, cuando he ido a trabajar con empresas en funciones de consultoría, algunos de estos gerentes piensan: “Se supone que estoy a cargo de arreglar todo. ¿Qué sabe este mequetrefe de mi negocio?” y bla, bla, bla… Y entonces tienen miedo de darme datos, ¿no?
“Lo que creo que están pasando por alto es el Miedo a Parecer Estúpido: FOLS (o “tontos”). Es un acrónimo corto: FOLS: Fear Of Looking Stupid (Miedo a parecer estúpido). Creo que todo el mundo va a decir: “Bueno, caramba, deberíamos habernos puesto a ello más rápido”, y bla, bla, bla… No, la naturaleza humana no es así. También he visto esto en Six Sigma: la gente tiene miedo de usar un gráfico por temor a que alguien les llame la atención. No, no quieren parecer estúpidos porque han elegido un gráfico [equivocado]. ¿Adivina qué? Hay que probar una herramienta para aprender a utilizarla. Cuando eres un niño puedes intentar clavar un tornillo en la pared con un martillo; no funciona muy bien, ¿verdad? O puede que necesites un destornillador, pero puede que tenga que ser de cabeza Phillips o de cabeza plana, y puede que funcione, pero si se estropea, ¿adivina qué? Puede que tengas que sacar unos alicates y usarlos para desatornillar las cosas para sacarlas y poder poner un tornillo mejor.
Lista de fobias
El trastorno de ansiedad social (TAS), también conocido como fobia social, es un trastorno de ansiedad caracterizado por sentimientos de miedo y ansiedad en situaciones sociales, que causan un malestar considerable y un deterioro de la capacidad para funcionar en al menos algunos aspectos de la vida diaria[2]: 15 Estos temores pueden ser desencadenados por el escrutinio percibido o real de los demás. Los individuos con trastorno de ansiedad social temen las evaluaciones negativas de otras personas.
Los síntomas físicos suelen incluir rubor excesivo, sudoración excesiva, temblores, palpitaciones y náuseas. Puede haber tartamudeo y habla rápida. Los ataques de pánico también pueden producirse bajo un miedo y un malestar intensos. Algunas personas afectadas pueden consumir alcohol u otras drogas para reducir los miedos y las inhibiciones en los actos sociales. Es habitual que las personas con fobia social se automediquen de esta manera, especialmente si no están diagnosticadas, no reciben tratamiento o ambas cosas; esto puede conducir a un trastorno por consumo de alcohol, a trastornos alimentarios o a otros tipos de trastornos por consumo de sustancias. A veces se hace referencia al TAS como una enfermedad de oportunidades perdidas en la que “los individuos toman decisiones importantes en su vida para adaptarse a su enfermedad”[3][4] Según las directrices de la CIE-10, los principales criterios diagnósticos de la fobia social son el miedo a ser el centro de atención, o el miedo a comportarse de una manera que resulte embarazosa o humillante, la evitación y los síntomas de ansiedad[5] Se pueden utilizar escalas de clasificación estandarizadas para detectar el trastorno de ansiedad social y medir la gravedad de la ansiedad.
Las fobias más tontas
El miedo y la ansiedad son temas omnipresentes en muchos de mis compromisos de coaching. Ya sea que un cliente esté trabajando en la comunicación, la priorización, la delegación u otros desafíos de liderazgo, el miedo es a menudo la raíz de lo que hace que el cambio sea difícil. Hay miedo al fracaso, miedo a perderse algo, miedo al rechazo, miedo a lo desconocido, miedo al cambio. Y aquí, en Silicon Valley, donde el conocimiento es el rey y el síndrome del impostor es rampante, hay una gran cantidad de miedo a parecer estúpido.
El miedo es una respuesta emocional y fisiológica a un riesgo percibido. Es una respuesta saludable al peligro físico y suele ir acompañada de un comportamiento evolutivamente útil: luchar o huir. Pero en la vida cotidiana, el miedo puede desencadenar situaciones en las que percibimos un riesgo mayor que el real. Eso puede acarrear problemas.
Cuando el miedo está en el asiento del conductor, es difícil dar lo mejor de ti mismo porque te dedicas a la autoprotección. Puedes ponerte a la defensiva o ser combativo, pisando el acelerador para demostrar que tienes razón (y hacer que el otro se equivoque). Esto dificulta la creación de relaciones de confianza y la colaboración. O el miedo a parecer estúpido puede ser como una abuelita tímida al volante. Te pones en guardia. No expones tu punto de vista y te guardas tus ideas hasta que estás seguro de que tu posición es sólida. O tal vez el miedo te haga poner el freno y permanecer en silencio, asintiendo con la cabeza a pesar de tener una objeción. Puede que te abstengas de hacer una pregunta porque crees que deberías saber la respuesta. Pero “ir a lo seguro” de esta manera es en realidad muy arriesgado porque ahoga tu capacidad de crear y aprender.
Fobias interesantes
¿Te has encontrado alguna vez en una situación en la que querías pedir consejo a alguien, pero te preocupaba parecer incompetente? Pues, en palabras de RuPaul, “tu miedo a parecer estúpido te está haciendo parecerlo”. De hecho, un nuevo informe publicado esta semana por investigadores de la Harvard Business School y la Wharton School sugiere que RuPaul está en lo cierto (aunque, obviamente, los investigadores lo han expresado de forma algo más delicada). La investigación, que se publicará en un próximo número de Management Science, ha descubierto que, aunque mucha gente tiene miedo de pedir consejo -y se arriesga a parecer incompetente-, en realidad lo han entendido al revés. Las personas que piden consejo suelen ser consideradas más competentes, al menos por las personas a las que se lo piden.