Efectos secundarios de la morfina
Profesor de Anestesiología y Farmacología y Vicepresidente de Investigación, Departamento de Anestesiología, UCSD Codirector, Programa de Control de Síntomas, Centro Oncológico Moores de la UCSD, San Diego, California.
Antecedentes: Los metabolitos 3-glucurónidos de la morfina y la hidromorfona han sido implicados como un factor causante de los pacientes que presentan mioclonías.Objetivo: El objetivo principal de este estudio fue determinar los niveles plasmáticos de morfina-3-glucurónido (M3G) o de hidromorfona-3-glucurónido (H3G) en pacientes que presentaban mioclonías e identificar cualquier tendencia o asociación entre los dos.Marco: Los pacientes fueron reclutados en el hospicio de San Diego y en la unidad de pacientes internos del Instituto de Medicina Paliativa.Diseño: Una muestra prospectiva de conveniencia compuesta por 17 sujetos, 12 con mioclonía y 5 sin mioclonía. El análisis incluyó variables demográficas, metabólicas y clínicas. Se analizó el plasma mediante cromatografía líquida de alta resolución para detectar morfina, M3G y morfina-6-glucurónido o hidromorfona e hidromorfona-3-glucurónido.Resultados: No se identificaron tendencias ni asociaciones entre los niveles plasmáticos de M3G o H3G y las mioclonías. Los niveles de relación entre el metabolito 3-glucurónido y su correspondiente opioide madre fueron dramáticamente más bajos de lo previsto.Conclusión: En este pequeño estudio piloto, parece que los niveles séricos de los metabolitos M3G y H3G no se correlacionan con las mioclonías.
Mioclonía opiácea
A un whippet macho de 2 años y 10 meses se le colocó un catéter epidural para proporcionarle analgesia postoperatoria tras una toracotomía lateral. Recibió 0,1 mg/kg de morfina sin conservantes cada 12 horas a través del catéter epidural. Después de la quinta dosis, el perro mostró signos repentinos de prurito y mioclonía y se angustió mucho, por lo que se retiró el catéter epidural. A pesar del tratamiento inicial con sedantes (dexmedetomidina y propofol), antihistamínicos (clorfenamina) y el antagonista opiáceo naloxona, el prurito no se resolvió completamente. Diez horas después de la aparición de los signos clínicos, habiendo recibido sedación adicional (dexmedetomidina) y tratamiento de apoyo, el perro volvió a tener un comportamiento normal y el prurito cesó. Posteriormente, el perro se recuperó sin problemas. El prurito y las mioclonías tras la administración epidural de morfina pueden ser difíciles de manejar y pueden aparecer tras la administración de varias dosis.
Dancker, C., Macfarlane, P., & Love, E. J. (2019). Prurito y mioclonía tras cinco dosis consecutivas de morfina administradas a través de un catéter epidural en un perro. Veterinary Record Case Reports, 7(3), [e000831]. https://doi.org/10.1136/vetreccr-2019-000831
Mioclonía por naltrexona
La neuralgia postherpética es la complicación más frecuente del herpes zóster. El tratamiento de este síndrome de dolor neuropático es difícil y a menudo decepcionante. Aunque la neuralgia postherpética es generalmente una condición autolimitada, puede durar indefinidamente. El bloqueo epidural continuo en pacientes con zoster agudo puede acortar la duración del tratamiento. Sin embargo, el bloqueo epidural continuo tiene algunas complicaciones como la infección, la punción dural y los daños totales en la columna y los nervios. Presentamos un caso de mioclonía durante el bloqueo epidural continuo con ropivacaína, morfina y ketamina en un paciente con zoster agudo.Palabras clave: analgesia, complicación, epidural, mioclonía
Agitación inducida por la morfina
Antecedentes Todo el mundo reconoce los efectos secundarios habituales de los opioides: estreñimiento, náuseas, prurito y retención urinaria. Menos apreciados son los efectos neuroexcitatorios, comúnmente observados entre los pacientes con opioides crónicos. Entre ellos, la mioclonía suele ser el síntoma principal. En este artículo de información rápida se analizan los factores de riesgo y la evaluación de los pacientes de los efectos secundarios neuroexcitatorios de los opiáceos, en particular el mioclonus; en el artículo de información rápida nº 58 se analizan las opciones de tratamiento.
Fisiología y factores de riesgo El mioclonus puede ocurrir en pacientes en tratamiento crónico con la mayoría de los opioides, incluyendo morfina, hidromorfona, fentanilo, meperidina y sufentanilo. Las dosis más altas provocan con más frecuencia mioclonías, pero la relación con la dosis es variable. El mioclono puede producirse con todas las vías de administración. Las investigaciones actuales implican a los metabolitos opiáceos 3-glucurónidos como una de las causas probables de los efectos secundarios neuroexcitatorios, con algunos indicios de que los síntomas pueden no desarrollarse hasta que se supere un umbral neurotóxico, aunque los conocimientos actuales son limitados. Los factores comórbidos, como la insuficiencia renal, las alteraciones electrolíticas y la deshidratación, también pueden contribuir al desarrollo de mioclonías.