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Mioclonia de acción

junio 23, 2022
Mioclonia de acción

Mioclonía-distonía

SF participó en el diseño del estudio, realizó los análisis y redactó el manuscrito. FP concebido y coordinado el diseño del estudio, desarrollado el software para los análisis y escribió el manuscrito. EV y LC participó en el diseño del estudio y ayudó a redactar el manuscrito. GA participó en el registro y preprocesamiento de datos de MEG. FR participó en el desarrollo del software. Además, SF y LC participaron en la evaluación clínica y en la recogida de información clínica. Todos los autores leyeron y aprobaron la versión final del manuscrito.

El estudio se realizó de acuerdo con la Declaración de Helsinki. El Comité de Ética local (Instituto Neurológico C. Besta; 16 de enero de 2013) aprobó el estudio, y se obtuvo el consentimiento informado por escrito de los participantes sanos y de los pacientes antes de su inclusión en el estudio.

Acceso abierto Este artículo se distribuye bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International License (http://creativecommons.org/licenses/by/4.0/), que permite el uso, la distribución y la reproducción sin restricciones en cualquier medio, siempre que se dé el crédito correspondiente al autor o autores originales y a la fuente, se proporcione un enlace a la licencia Creative Commons y se indique si se han realizado cambios. La renuncia a la Dedicación de Dominio Público de Creative Commons (http://creativecommons.org/publicdomain/zero/1.0/) se aplica a los datos puestos a disposición en este artículo, a menos que se indique lo contrario.

Vídeo de mioclonía de acción

El Sr. H, de 50 años, presentaba un trastorno del movimiento de inicio rápido, por lo que se consultó a los neurólogos de nuestra institución. El Sr. H fue hospitalizado por un linfoma difuso de células B grandes en recaída. Había sido tratado con terapia de células T con receptor de antígeno quimérico (CAR). El Sr. H experimentó movimientos bilaterales de la mano que evolucionaron en el transcurso de una tarde y fueron descritos como “temblor” (Vídeo) 10 días después de la infusión de células T terapéuticas.

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Como se puede ver en el vídeo, el Sr. H no tenía movimientos excesivos en reposo; sin embargo, durante el movimiento y el examen postural, apareció una mioclonía espasmódica de alta frecuencia. La distribución era predominantemente distal, en sus dedos extendidos. Se produjeron mioclonías tanto positivas como negativas y los movimientos no eran sensibles al estímulo. El habla y la marcha no se veían afectados. La mioclonía de acción complicaba las actividades de la vida diaria, como beber de un vaso, como demuestra el Sr. H al final del vídeo.

El Sr. H fue tratado con una dosis única de dexametasona (10 mg) y comenzó el tratamiento con levetiracetam (750 mg dos veces al día), tras lo cual sus síntomas se resolvieron gradualmente en el transcurso de una semana. Continuó con el tratamiento de levetiracetam y a los 5 meses de seguimiento, informó que un ligero mioclonus de acción aparece al final de su día, pero no es molesto para él.

Sacudidas mioclónicas

La proteína integral de membrana lisosomal 2 (LIMP2) media el tráfico de la glucocerebrosidasa (GBA) a los lisosomas. La deficiencia de LIMP2 causa el síndrome de acción mioclónica e insuficiencia renal (AMRF). Los fibroblastos deficientes en LIMP2 carecen prácticamente de GBA como las células de los pacientes con la enfermedad de Gaucher (EG), un trastorno de almacenamiento lisosómico causado por mutaciones en el gen GBA. Mientras que la GD se caracteriza por la presencia de macrófagos cargados de glucosilceramida, los pacientes con AMRF no los presentan. Estudiamos el destino de GBA en relación con la deficiencia de LIMP2 empleando sondas basadas en la actividad recientemente diseñadas que etiquetan moléculas activas de GBA. Demostramos que la GBA está casi ausente en los lisosomas de los fibroblastos de la AMRF. Sin embargo, los glóbulos blancos contienen cantidades considerables de enzima residual. En consecuencia, los pacientes con AMRF no adquieren macrófagos cargados de lípidos y no muestran niveles plasmáticos aumentados de marcadores de macrófagos, como la quitotriosidasa, en contraste con los pacientes con EG. A continuación investigamos las consecuencias de la deficiencia de LIMP2 con respecto a los niveles plasmáticos de glicoesfingolípidos. La concentración plasmática de glucosilceramida era normal en los pacientes de AMRF investigados, así como en los ratones deficientes en LIMP2. Sin embargo, se observó un marcado aumento de la base esfingoide, la glucosilesfingosina, en los pacientes con AMRF y en los ratones deficientes en LIMP2. Nuestros resultados sugieren que las mediciones combinadas de quitotriosidasa y glucosilsfingosina pueden utilizarse para un conveniente diagnóstico diferencial de laboratorio de la EG y la FRMA.

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Acción mioclónica insuficiencia renal

El síndrome de mioclonía de acción e insuficiencia renal (AMRF) es una forma rara, heredada de forma recesiva, de epilepsia mioclónica progresiva (EMP) causada por mutaciones en el gen SCARB2 y asociada a una insuficiencia renal terminal. Además del mioclonismo progresivo grave, las manifestaciones neurológicas de este síndrome se caracterizan por una ataxia progresiva y disartria con capacidad intelectual preservada. Desde su descripción original, se ha informado de un número creciente de casos “similares a la AMRF” sin insuficiencia renal. Describimos el caso de una mujer de 29 años con mioclonía progresiva e incapacitante asociada a disartria y ataxia, a la que se le encontró una nueva mutación homocigota en el gen SCARB2. Además, este informe enfatiza la presencia de dos patrones de EEG, el fenómeno de fijación-off y las ráfagas de picos parasagitales observadas exclusivamente durante el sueño REM, que parecen ser característicos de esta condición.

Las epilepsias mioclónicas progresivas (EMP) consisten en un grupo de trastornos neurodegenerativos genéticos que representan <1% de todas las epilepsias (Bhat y Ganesh, 2018). Se caracterizan por una tríada distintiva de mioclonías progresivas, crisis epilépticas y deterioro neurológico. La mayoría de las EMP se heredan de forma autosómica recesiva y pueden distinguirse según la edad de inicio de los síntomas y las anomalías neurológicas predominantes, en particular la demencia, la disartria o la ataxia (Scala et al., 2020).

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