Lo que ocurre cuando duermes
La neurociencia del sueño es el estudio de las bases neurocientíficas y fisiológicas de la naturaleza del sueño y sus funciones. Tradicionalmente, el sueño se ha estudiado como parte de la psicología y la medicina[1]. El estudio del sueño desde la perspectiva de la neurociencia cobró importancia con los avances tecnológicos y la proliferación de la investigación neurocientífica a partir de la segunda mitad del siglo XX.
La importancia del sueño queda demostrada por el hecho de que los organismos pasan diariamente horas de su tiempo durmiendo, y que la privación del sueño puede tener efectos desastrosos que, en última instancia, conducen a la muerte en los animales[2][3] Para ser un fenómeno tan importante, los propósitos y los mecanismos del sueño sólo se comprenden parcialmente, hasta el punto de que a finales de la década de los 90[4] se bromeaba: “La única función conocida del sueño es curar la somnolencia”[5]. Sin embargo, el desarrollo de técnicas de imagen mejoradas como el EEG, la PET y la fMRI, junto con la gran capacidad de cálculo, han permitido comprender cada vez mejor los mecanismos que subyacen al sueño.
Parálisis del sueño
La función del sueño ha desconcertado a los científicos durante miles de años, pero la investigación moderna está proporcionando nuevas pistas sobre lo que hace tanto para la mente como para el cuerpo. El sueño sirve para revitalizar las células del cuerpo, eliminar los residuos del cerebro y favorecer el aprendizaje y la memoria. Incluso desempeña un papel vital en la regulación del estado de ánimo, el apetito y la libido.
Dormir es una parte integral de nuestra vida y, como demuestran las investigaciones, es increíblemente complejo. El cerebro genera dos tipos distintos de sueño: el sueño de ondas lentas (SWS), conocido como sueño profundo, y el de movimientos oculares rápidos (REM), también llamado sueño de ensueño. La mayor parte del sueño que hacemos es del tipo SWS, caracterizado por ondas cerebrales grandes y lentas, músculos relajados y una respiración lenta y profunda, que puede ayudar al cerebro y al cuerpo a recuperarse después de un largo día.
Cuando nos dormimos, el cerebro no se desconecta simplemente, como implica la frase común “se apaga como una luz”. En su lugar, una serie de acontecimientos muy orquestados hace que el cerebro se duerma por etapas. Técnicamente, el sueño comienza en las áreas cerebrales que producen el SWS. Los científicos tienen ahora pruebas concretas de que dos grupos de células -el núcleo preóptico ventrolateral en el hipotálamo y la zona parafacial en el tronco cerebral- están implicados en provocar el SWS. Cuando estas células se activan, se produce una pérdida de conciencia.
Rem sueño
Leonie Kirszenblat no trabaja, asesora, posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no ha revelado ninguna afiliación relevante más allá de su nombramiento académico.
Aunque pueda parecer que uno se “desconecta” cuando se duerme, el cerebro está lejos de estar inactivo. Lo que sabemos gracias al estudio de los patrones de actividad eléctrica del cerebro es que, mientras se duerme, el cerebro pasa por dos tipos principales de patrones: el sueño de movimientos oculares rápidos (REM) y el sueño de ondas lentas.
El sueño de ondas lentas, que se produce más al principio de la noche, se caracteriza por ritmos lentos de actividad eléctrica en un gran número de células cerebrales (que se producen de una a cuatro veces por segundo). A medida que avanza la noche, tenemos cada vez más sueño REM. Durante el sueño REM a menudo tenemos sueños vívidos, y nuestro cerebro muestra patrones de actividad similares a los de cuando estamos despiertos.
El sueño cumple muchas funciones diferentes. Una de ellas es ayudarnos a recordar las experiencias que hemos tenido durante el día. Se cree que el sueño REM es importante para los recuerdos emocionales (por ejemplo, los recuerdos relacionados con el miedo) o la memoria procedimental (como la forma de montar en bicicleta). Por otro lado, se cree que el sueño de ondas lentas refleja el almacenamiento de los llamados recuerdos “declarativos”, que son el registro consciente de las experiencias y lo que se sabe (por ejemplo, lo que se ha desayunado).
¿Por qué es importante el sueño para el cerebro?
Una nueva investigación de la Universidad de Boston sugiere que esta noche, mientras duermes, ocurrirá algo sorprendente dentro de tu cerebro. Tus neuronas se callarán. Unos segundos después, la sangre saldrá de tu cabeza. Luego, un líquido acuoso llamado líquido cefalorraquídeo (LCR) fluirá hacia dentro, lavando tu cerebro en ondas rítmicas y pulsantes.
Esta investigación puede ser también el primer estudio que toma imágenes del LCR durante el sueño. Y Lewis espera que algún día permita conocer una serie de trastornos neurológicos y psicológicos que suelen estar asociados a patrones de sueño alterados, como el autismo y la enfermedad de Alzheimer.
Para seguir explorando cómo el envejecimiento puede afectar al flujo de sangre y LCR del cerebro durante el sueño, Lewis y su equipo planean reclutar a adultos mayores para su próximo estudio, ya que los 13 sujetos del estudio actual tenían entre 23 y 33 años. Lewis afirma que también esperan encontrar un método de obtención de imágenes del LCR más adecuado para el sueño. Con gorras de EEG para medir sus ondas cerebrales, estos 13 sujetos iniciales tuvieron que adormecerse dentro de una máquina de resonancia magnética extremadamente ruidosa, lo cual, como cualquiera que se haya sometido a una resonancia magnética puede imaginar, no es una tarea fácil.